Los abandonados, un western de espíritu epopéyico que pronto se sumerge en el fango del folletín
La serie que encabeza el ranking de Netflix está protagonizado por Lena Headey y Gillian Anderson
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Los abandonados (The Abandons, Estados Unidos/2025). Dirección: Otto Bathurst, Guy Ferland. Creada por: Kurt Sutter. Guion: Mary Kathryn Nagle. Fotografía: Aske Foss. Música: Jeff. Dana. Elenco: Lena Headey, Gillian Anderson, Nick Robinson, Diana Silvers, Aisling Franciosi, Lucas Till, Lamar Johnson, Natalia del Riego. Cantidad de episodios: 7. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: regular.
Hay producciones que generan un fanatismo entusiasta, mientras que otras, despiertan un rechazo virulento. Lejos de ser un problema, que una película o serie active en el espectador el interruptor de la pasión, sea para bien o para mal, siempre es un buen augurio porque, al menos, provocó algo. Distinto es cuando, como en el caso de Los abandonados, sus siete capítulos no generan en quien los ve, nada más que apatía.
Siglo XIX, pueblito ganadero, lejano Oeste. Constance Van Ness (Gillian Anderson) es la matriarca de una familia poderosa que, aunque venida a menos, todavía mantiene la soberbia y altivez de antaño. Como contraposición está la familia, no de sangre sino construida a partir de un grupo de huérfanos, comandada por Fiona Nolan (Lena Headey). Para sostener su negocio minero, Constance necesita de las tierras que son propiedad de Fiona, como así también de otros habitantes de la zona. La falta de escrúpulos la lleva a entablar una virulenta guerra contra sus vecinos, que tendrán en el personaje de Headey, su candidata para enfrentarse a ella.

Creada por Kurt Sutter, Los abandonados pierde rápidamente el espíritu epopéyico visto en el tráiler, para sumergirse en el fango de un folletín, más propio de las viejas telenovelas de la tarde, que de un western para el recuerdo.
Las familias enfrentadas, siempre dispuestas a subir la apuesta a como dé lugar, la hija de constante y el hijo de Fiona, que desafían los mandatos en pos del amor, en un devaluado homenaje a Romeo y Julieta, y especialmente la falta de sorpresas. Porque más allá de lo tópico del guion, una de sus grandes falencias es la falta de alguna vuelta de tuerca, que le aporte intriga al conjunto.

Pero nada de eso sucede, el guion se centra en el devenir de las dos mujeres, junto a una serie de subtramas que comienzan y terminan (algunas ni siquiera) sin pena ni gloria. Entre las más atractivas es la de un personaje, cuyo pasado oculto le brindaba un status protagónico que nunca se aprovecha, a excepción de un par de intervenciones que rápidamente se diluyen en otros temas, mucho menos interesantes.
En lugar de apostar por una construcción narrativa de mayor solidez, los responsables de Los abandonados se han decantado por el golpe de efecto, merced a una sucesión de asesinatos y muertes que pueblan cada capítulo. El recurso -válido mientras no se abuse de él-, se repite tanto que pierde todo interés, porque no empuja la acción de ninguna manera. Da exactamente igual. Promediando la serie, el número de muertes no pasa de ser una estadística que no le interesa a nadie.

Pero quizás el punto más bajo de Los abandonados sea que se haya desaprovechado la presencia de dos intérpretes notables, como son Gillian Anderson y Lena Headey. Ambas mujeres encuentran el tono de sus personajes, y en muchos momentos logran, a fuerza de talento, sacar adelante situaciones y diálogos muy por debajo de su nivel. Cada enfrentamiento entre ambas es creíble y prometedor, aunque a fin de cuentas no conduzca a nada. Según lo visto, es probable que los responsables de la serie se hayan confiado de la destreza de las actrices, sin entender que para brillar, se necesitaba también una materia prima, a todas luces, inexistente.

Al parecer, el creador del proyecto lo abandonó semanas antes de terminar el rodaje. Esto, dicen, explicaría que la producción conste solamente de siete episodios cuando se habían anunciado diez. También justificaría un final abrupto, que deja más dudas que certezas.
Pero lo que no explica la dimisión de Sutter es todas las fallas de base que tiene Los abandonados. Una salida elegante no alcanza para borrar con el codo, lo escrito (con desdén) por la mano. Y esta producción tiene mucho de eso. Aunque se nos quiera mostrar que Los abandonados refiere al nombre de la serie -que es también el de la finca de Fiona-, una vez vista se siente que en realidad habla de los espectadores. A los que se les prometió un épico viaje al pasado, para después soltarles la mano, dejándolos irremediablemente abandonados.
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