Netflix: magas y hombres lobo en la más aburrida de las fraternidades universitarias
La orden secreta (The Order, Estados Unidos, 2019). Creadores: Dennis Heaton, Shelley Eriksen. Elenco: Jake Manley, Sarah Grey, Adam DiMarco, Matt Frewer, Max Martini, Louriza Tronco, Sam Trammell. Disponible en: Neflix. Nuestra opinión: regular.
La nueva serie de Netflix sobre una orden secreta que recluta aspirantes a hechiceros y se disputa el poder con una cofradía de jóvenes hombres lobo es casi como una versión de segundo programa de la exitosa saga Crepúsculo. Segundo programa y no "clase B" porque aquellas películas realizadas en la era dorada de Hollywood con poco presupuesto y ninguna estrella tenían gran inventiva y asombrosa libertad. Acá, en cambio, no hay más que un mero cálculo para elaborar una apática exégesis sobre una receta ya conocida y bastante explotada: adolescentes, fraternidad universitaria, un poco de magia negra y algunos crímenes de cotillón.
La vida de Jack Morton (Jake Manley) cambia el día en que lo aceptan en la legendaria Universidad de Belgrave, donde la Orden Hermética de la Rosa Azul opera en los sótanos de una vieja mansión. Así de solemne como suena ese destino que lo espera en su vida universitaria parece algo sofisticado pero no lo es: Jack entra a la universidad, luego a la Orden, se enamora de una chica que hace magia, y lidia con los enfrentamientos entre magos y hombres lobos por conquistar su lealtad. En el medio aparece un golem (sí, un golem, como el de la película de Paul Wegener de 1922 que fue modelo para el Frankenstein de la Universal), sesudas clases de ética (a cargo de Sam Trammell, de True Blood), reuniones de encapuchados y algún que otro ataque feroz en el bosque. El trasfondo del ingreso de Jack a la misteriosa Orden, movido por el deseo de venganza de su abuelo y un pasado familiar que involucra a su madre, es lo que menos explota la serie, fascinada por sus propios trucos y enredos narrativos.
Esa sensación de producto "de catálogo" es la que termina dominando el relato: no hay ninguna idea que despegue de los ingredientes necesarios para capturar un público al que se imagina interesado en un poco de romance, otro de misterio, y algo del glamour de esa reyerta entre enemigos ancestrales con sus logias autóctonas, sus rituales de togas y sacrificios, y esas leyendas que parecen inventadas a cada paso. El humor es más naif que ingenioso y las escenas sobrenaturales parecen apenas un trámite, resueltas con rapidez y poca ambigüedad, colgadas del relato como un comentario hecho al pasar.
Creada por Dennis Heaton (Ghost Wars) y Shelley Eriksen (Blood Ties), La orden secreta oscila entre el intento de tomarse en serio ese mundo de conjuros, monstruos de barro y fieras amenazantes o decantar hacia las intrigas universitarias condimentadas con algo de humor negro (donde se halla lo mejor). Si olvidara algunas de sus pretensiones ceremoniales y sus teorías conspirativas y jugara con las enemistades entre fraternidades y los celos entre ordenes secretas tal vez sería más honesta y divertida.
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