Netflix vuelve a mirar al Sur

"Como ocurre con todos los avances tecnológicos se ganan muchas cosas y unas pocas se pierden", decía ayer Reed Hastings, creador y CEO de Netflix , en una conferencia de prensa en el hotel Four Seasons que puso al día los desafíos del gigante de streaming en una industria audiovisual en la que cada vez tiene más peso específico. La calidad del servicio de Internet local -insumo vital de la compañía- no parece ser materia de preocupación a corto plazo para sus directivos (pero sí en el largo, dado que para brindar streaming en el Ultra 4K con el que ya se filman sus series se requiere una conexión de al menos 20 megabits por segundo). Hastings confía -en un guiño al cambio de administración- en que "los gobiernos seguirán invirtiendo en infraestructura", de manera de poder ofrecerla dentro de algunos años en la región.

Sin mayores anuncios en materia de contenidos originales -se vio un avance de Ridiculous 6, el western paródico de Adam Sandler que da inicio a su millonaria colaboración con Netflix, disponible a partir del 11 de este mes-, Hastings se centró en analizar lo ocurrido en los cuatro años desde que el servicio desembarcó en nuestro país, el tercer mercado en el que ingresó en el mundo fuera de los Estados Unidos y el primero hispanohablante.

El mayor cambio desde 2011, afirmó el CEO, ocurrió en los televidentes. "Hace cuatro años, todos hablábamos de Cuevana. Lamentablemente, los artistas no cobraban por su trabajo con esa plataforma. Ahora sabemos que si ofrecés un servicio legal con esos contenidos a un precio moderado, la gente pagará por él", explicó, al citar el éxito que tiene Netflix en la tierra del ahora reconvertido Cuevana y de PopcornTime, otro sitio de contenidos P2P originado en la Argentina que tuvo gran impacto global (ayer relanzó su aplicación con una versión "a cargo de la comunidad", intentando así esquivar las acciones legales de la MPAA, la asociación que agrupa a los estudios cinematográficos de los Estados Unidos).

Universales en castellano

A pesar de que la compañía no divulga otros datos de su audiencia que su número de abonados por región (en América latina tiene 5 millones de clientes), el ejecutivo afirmó que Brasil, México y la Argentina son sus "mayores mercados" en el continente, y que están "sumando más abonados cada día", por lo que sus mayores esfuerzos están abocados a encontrar aquí "grandes series que sean atractivas para el resto del mundo", como ocurre con las primeras producciones originales de Netflix en castellano, la mexicana Club de cuervos y la colombiana Narcos.

Esta última ficción, centrada en la vida de Pablo Escobar, parece marcar el camino a emular con las ficciones latinoamericanas para la compañía. Dirigida por Jose Padilha y protagonizada por Wagner Moura -la dupla brasileña que saltó a la consideración de Hollywood por la polémica Tropa de elite-. Narcos supo demostrar su carácter universal. "Nos sorprendió descubrir que Narcos, que tiene un 75% de sus diálogos en castellano, fuera un gran éxito en países no latinos, como Gran Bretaña, Noruega, los Estados Unidos y Alemania. Por supuesto que ayuda que todo el mundo sepa qué es un narcotraficante y que la dificultad de que la historia esté hablada en otro idioma se solucione con subtítulos. Se puede tener una gran audiencia global con subtítulos", afirmó. No hay planes aún para una producción original argentina, aunque sí para una brasileña, la serie de ciencia ficción apocalíptica 3%.

Si bien Hastings considera que la transición de una industria audiovisual basada en la TV a una asentada en Internet llevará décadas -la considera análoga a la revolución de la telefonía móvil- está convencido de que es inevitable: "Sé que sus hijos les preguntarán cómo era tener que esperar a las 10 de la noche para ver un solo capítulo de una serie".

Por Dolores Graña

• Netflix

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