
Sir Colin Davis: un director tradicional y todo lo contrario
Tal vez porque siempre se mantuvo dentro de las fronteras disciplinarias de la música, a Colin Davis, que murió el último domingo a los 85 años, se lo consideró un director ubicado cómodamente en la tradición, al margen de los intérpretes más radicales, exploradores y provocadores de nuevas ideas. Sin embargo, una mirada desplegada sobre su obra como conductor de orquestas, indica precisamente la conclusión opuesta.
Desde 1952, en que apareció en el Royal Festival Hall, las críticas negativas de sus compatriotas ingleses lo acribillaron sin piedad y no le perdonaron que introdujera innovaciones cuando reemplazó a Otto Klemperer para un Don Giovanni y al año siguiente a Thomas Beecham, dos indiscutidos, devotos y admirados guardianes de la tradición. Con su joven falta de paciencia, Colin Davis demostró muy pronto que sus Handel, Mozart y Mendelssohn no habían sido retocados ni un milímetro para actualizarlos, pero parecían nuevos y flamantes.
Esta cualidad de abrillantador de imágenes, le fue reconocida y celebrada sólo por un gran maestro como Georg Solti, a quien precisamente sustituyó en 1971 como director musical del Royal Opera House-Covent Garden hasta 1986. Si se busca en los archivos de 1977, podrán encontrarse opiniones de críticos muy interesados y sorprendidos con los resultados de su versión de Tannhäuser , en el Festival de Bayreuth.
Y pregúntese a los fieles oyentes de la Sinfónica de Londres lo que este director significó durante años como principal atractivo de sus series de conciertos. Otro sensible artista (a quien habría que preguntarle si se pudiera) sería a Claudio Arrau, que lo eligió, tal como también lo eligieron Yehudi Menuhim, Kiri Te Kanawa, Jessye Norman, Alicia de Larrocha, Arthur Grumiaux, entre tantos otros grandes.
Hace tiempo que su Mozart es material referencial para oyentes y especialistas y nadie que quiera conocer a Berlioz puede dejar de consultar su grabación de la obra completa del francés. Pero un verdadero acontecimiento discográfico que los melómanos agradecieron entusiasmados hace algunos años fue su versión integral de la Sinfonías de Sibelius, con la Orquesta Sinfónica de Boston. Escuchar estas grabaciones sirvió para despejar cierta niebla que cubría estas obras y las hacía aparecer injustamente como arduas e intrincadas.
Colin Davis había nacido en Surrey, Inglaterra, el 25 de septiembre de 1927. Era el director de orquesta de más edad entre los que estaban activos.






