Sum 41

¿Eran o se hacían?

En los discos anteriores, los canadienses de Sum 41 desarrollaron una reputación con sus letras escatológicas y sus poses falsas de hip hop. Fue gracioso, por un rato. Ahora, dos años después del lanzamiento de su último esfuerzo, Does This Look Infected?, la banda muestra signos de madurez: Sum 41 está menos imberbe, a pesar de seguir buscando inspiración musical en sus años tiernos. Con una mezcla de los riffs metálicos de Metallica, los anzuelos pop de Blink-182 y el carisma de Social Distortion, las melodías pesadas de Chuk encuentran un equilibrio entre la paja de guitarras de add y el hit del baile de fin de curso. Cuando la banda, en un momento de claridad mental, junta todo, como en el tema adolescente "Pieces" (que ruega por una versión acústica), uno puede casi oír los cierres bajándose en el asiento del fondo. Como las mejores bandas de metal, Sum 41 conjuga lo más duro con la sensibilidad de una chica (como en la balada épica "No Reason"). Con Chuck, Sum 41 se sacó de encima el mote de idiota. La banda se las arregló para crecer un poco y así tener algo que decir.

Por Por Shirley Halperin

LA NACION

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