Esa gran maestra del teatro mundial
Entrevista con Mnouchkine
En el extremo izquierdo del Centro de Exposiciones, ubicado en Figueroa Alcorta y Pueyrredón, un nutrido grupo de técnicos franceses y argentinos trabajaba, anteayer, contra reloj, para acondicionar el espacio y que allí pudiera estrenarse Les Ephémères , el espectáculo del Théâtre du Soleil que debería haber abierto el VI Festival Internacional de Buenos Aires anteayer, pero que suspendió su función de prensa. La carga escenográfica (12 containers) llegó una semana más tarde a Buenos Aires y eso obligó a que el trajín fuera mucho. La idea fue casi enorme: que ese ámbito repitiera el espacio de la Cartoucherie de Vincennes, sede del Soleil donde, habitualmente, realiza funciones la compañía.
Allí están muy bien delimitados los espacios. El restaurante -recuerde el lector que el espectáculo dura 8 horas- en el que la compañía preparó, para ofrecer, dos platos principales y dos postres; la escena propiamente dicha, y el lugar de los actores. Los espectadores podrán ver cómo se maquillan y se preparan para entrar.
Un reducido número de periodistas porteños fue invitado a almorzar con Ariane Mnouchkine en el restaurante donde comen las compañías invitadas. La experiencia fue muy singular. Siete "preguntones" dispuestos a llevar a esa artista por todos los temas posibles, en breve tiempo, y ante la presencia del jefe de gobierno de la ciudad, Jorge Telerman, y la directora del Festival, Graciela Casabé.
Mnouchkine mostró una adhesión a ese encuentro verdaderamente admirable. Respondió cada pregunta con sumo interés y, a la vez, estuvo muy dispuesta a hacernos conocer su mundo creativo y el de su compañía intercultural que, por primera vez, viene a Buenos Aires, y está integrada por 69 personas. Entre ellos hay franceses, iraníes, argelinos, españoles, italianos, brasileños, australianos, mexicanos, camboyanos e ingleses.
En sus 40 años de vida el Théâtre du Soleil nunca hizo funciones en América latina. La directora explica: "Fue difícil llegar. Se necesitaba mucha fuerza. Ha habido problemas políticos, culturales, de dinero. Se dieron ciertos momentos en los que no hubiéramos venido, como en la dictadura. Tuvimos que esperar hasta la democracia, pero, también, que apareciera una dinámica, obstinada, como la que ha tenido este festival".
Ariane Mnouchkine está atenta a las preguntas pero también a lo que sucede entre los miembros de su compañía que, muy próximos, están almorzando. Un aplauso intenso rompe la atención en un momento. Un miembro del grupo, en Francia, ha tenido familia. La noticia debe celebrarse. Y se hace. Ella, desde esta mesa, levanta los brazos y aplaude, y se integra al festejo. Luego sigue, con toda naturalidad. Habla de una experiencia en Kabul, Afganistán, que tuvo el Soleil, formando gente y hasta dando lugar a que se formara un grupo que, próximamente, los visitará en Francia. Cuando algún dato le falta no tiene inconveniente en convocar a algún actor para que explique con detalles la cuestión. El que llega, esta vez, es quien filmó un documental que se mostrará en estos días en el Festival. El Soleil es un férreo agrupamiento de artistas, eso queda muy claro.
Ellos son, además, los que se entregan a procesos de creación muy diferentes, siempre. Mnouchkine explica que, en verdad, tienen un método que no llegan a formular "pero que está internalizado, que nos guía: partimos de un terreno virgen, sin explotar, y recomenzamos como si no supiéramos nada en cada espectáculo. Creo que es una relación de escucha entre los actores y yo. No sé bien cómo lo hacemos". Los actores "no dan su opinión, ponen su cuerpo, su corazón y su alma. Yo tampoco opino. Creo que lo mejor es que no haya opinión sobre un escenario. Sólo debe haber acción. Una acción afectiva, relacionada con las emociones, una acción física. Si hay una opinión es que estamos trabajando con la cabeza y no con el cuerpo. Y si es así no hay poesía. Las opiniones son para la tarde, en el café. En el escenario, durante los ensayos, lo importante es escuchar; lo importante son los ojos, la boca, el vientre, la piel, la acción".
-Ha trabajado a partir de grandes autores, como Shakespeare, por ejemplo, y en Les Ephémères se da una creación colectiva. ¿Shakespeare no se corresponde con este tiempo de la compañía?
-La época influye e incluso no nos damos cuenta. Nunca diría que Shakespeare no dice nada sobre nuestra época. Hay momentos en que le decimos a Shakespeare: "Bueno maestro, ya voy a volver a tomar lecciones con usted; pero, ahora, necesito conectarme con mi mundo interior". No creo que no haya que montar más a Shakespeare. Uno tiene que montar un espectáculo si tiene necesidad. Nosotros hacemos eso, montamos un algo que nos conmueve, que nos permite ver mejor nuestra vida, nos da fuerza, nos moviliza, nos desestabiliza. A veces Hamlet no es necesario para mí. Shakespeare, por ser el mayor autor de teatro, no es necesario todo el tiempo, para todos, en todos los lugares. ...l estaría preocupado si supiera que estaría tachando el universo teatral.
En Les Ephémères (cuyo germen de creación se ha detallado en estas páginas) ella parte de considerar un tiempo muy pequeño, pero dura ocho horas. Se le explica que en Buenos Aires es algo inhabitual, los espectáculos no duran más de una hora y media, por lo general. "La duración no es el problema -dice Mnouchkine-. El problema es la emoción. Si en un espectáculo no hay emoción sentiría que dura dos días. Si hay emoción durante siete horas, es como si fuera una hora o menos (risas). Si en Buenos Aires están acostumbrados a un tiempo menor van a tener que cambiar de costumbres, como signo de amistad. La obra está cargada de instantes efímeros. Eso es la vida. Muchos tenemos una vida muy corta. Aquí no se cuenta una historia, contamos muchas. No se muestra un instante. Este espectáculo está plagado de historias. Hay un proverbio francés que dice que para los perezosos las horas son largas y los años son cortos."
¿Cuál es la relación que encuentra entre teatro y memoria, algo a lo que apela mucho en esta experiencia?, se la interroga. Y ella convoca a otro actor de su compañía, le pregunta de quién es una frase que aparece en el programa del espectáculo, y éste responde: "es de Borges". Sorpresa general. Ariane Mnouchkine dice la frase: "La imaginación es un acto creador de la memoria". Y agrega: "Y justamente ésa es la relación entre el teatro y la memoria. El teatro, en su esencia, es el acto creador de la memoria".
-¿Cuando crea, piensa en el público?
-Es una pregunta muy ambigua. Debo responder: sí y no. Pensamos en él pero creyendo que nos parecemos: creemos que lo que nos conmueve debería conmover al público y, si en algo mentimos, creemos que se darán cuenta. Pensamos en esos términos y en que todas las herramientas de comprensión estén dadas para el espectador. En verdad, debería decir: no pienso, lo siento. Pienso que el espectador es como yo. Pero, cuando abro la puerta de la sala para que el público ingrese me muero de miedo y pierdo toda la visión de lo que hicimos.
La conversación con esta mujer tan afable es muy extensa. Una colega, en algún momento de la charla, dice por lo bajo: "es como una tía". Y uno piensa: pero es Ariane Mnouchkine... En realidad, una "gran tía".
La política
Dos temas relacionados con lo político asomaron durante el almuerzo. El primero tuvo que ver con la adhesión de Ariane Mnouchkine a la ex candidata a la presidencia de Francia, Ségolène Royal, y un malentendido que se produjo después, cuando el diario Liberation dijo que el actual presidente Nicolas Sarkozy la había nombrado docente de la escuela de teatro oficial. La directora aclara: "Cuando Sarkozy asumió nos fuimos de Francia. Al regresar veremos cómo están las cosas. No es un secreto que estuve en contra de Sarkozy. Pero la democracia funciona así. Su elección es una pena, realmente". Respecto de su cargo en la escuela la creadora comenta que no fue un problema político sino una mala información que divulgó la prensa. Cuando ella llamó al diario para denunciar la cuestión, fue aclarada de inmediato. Lo que quedó muy claro, es que nunca hubiera sido docente del gobierno de Sarkozy.
Mnouchkine no se siente valiente al ser opositora. "Yo no me arriesgo a nada. Di mi opinión para ser clara frente a mis amigos del teatro. Sarkozy no me va a cortar la cabeza".
En relación a que el suyo es considerado un teatro político dice: "Sí, por supuesto, pero también en esto hay un malentendido. Todo el teatro es político, pero no politiquero, sino ideológico. Contamos la vida de la humanidad, a veces hablamos de guerras intestinas, de un colectivo, y entonces es político. Pero no es un panfleto".
AGENDA
Hoy
- A las 21: Conjunto di Nero (Holanda), en el Presidente Alvear, Corrientes 1659. También mañana, el jueves y el viernes, a las 21; y el sábado, a las 20.
Mañana
- A las 20: Les Ephémères , primera parte (la segunda mañana), en el Centro de Exposiciones, Figueroa Alcorta y Pueyrredón.
- A las 20.30: The Dybbuk (Polonia), en el Teatro San Martín. También mañana, a la misma hora, y el sábado, a las 15.
- A las 22: La rueda de la desgracia , de M. Bertuccio, en el Colonial, Paseo Colón 413.