Adiós a Big Love y una familia muy particular
LOS ANGELES.- "Ninguna iglesia es perfecta", sentencia Barb, el personaje de Jeanne Tripplehorn, en el capítulo final de Big Love . La serie de HBO se despidió anteanoche tras cinco temporadas que retrataron la intimidad de los Henrickson, una familia de Utah que profesa la poligamia.
En 2006, el morbo en torno a su estreno era casi palpable. "Lamento la desilusión de los que pensaron que ésta sería una comedia sobre el macho que usa Viagra. Nada de eso. Fue una historia de amor. Por eso, su título. Y luego sobre la fe, el compromiso y la ambición", decía, en diálogo con la prensa internacional, un verborrágico Bill Paxton, quien encarnó al marido, comerciante y senador mormón de esta historia, que en pleno domingo de Pascua, muere a manos de su vecino. Con un plano subjetivo de Bill agonizando, el espectador ve las nubes y la imagen se esfuma.
La acción se reanuda 11 meses después del crimen. Las hermanas esposas siguen viviendo juntas, y se preparan para la partida de Margene, quien recorrerá América Central en un barco hospital. Nicolette, el detestable personaje de Chloë Sévigny, sigue impertérrita. Barb se ha convertido en líder de su comunidad mormona. "Soy feminista, y creo que la serie transmitió una imagen de mujer independiente, que puede compartir a su marido con otras mujeres. No amantes, sino con sus hermanas.", opina Tripplehorn.
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