
El narcotráfico, entre realidad y ficción
El cartel de los sapos es una prometedora producción que entrecruza el melodrama con el espíritu testimonial
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El cartel de los sapos , telenovela colombiana. Con Manolo Cardona, Fernando Solórzano, Diego Cadavid, Sandra Reyes, Jimmy Vásquez y elenco. Autores: Juan Camilo Ferrand y Andrés López. Producción: Cristina Palacio. Dirección: Luis Alberto Restrepo. Una producción de Caracol. Por Canal 9, de lunes a viernes, a las 22.15.
Nuestra opinión: muy bueno
En los créditos y avances promocionales en pantalla se habla de El cartel, a secas. Pero el título genuino de esta vigorosa y fascinante producción colombiana se corresponde con exactitud con el texto en el que se inspira. Se trata de El cartel de los sapos , en el que su autor, Andrés López, cuenta sus memorias como integrante de una de las más fuertes organizaciones del narcotráfico colombiano –el Cartel del Norte del Valle, menos conocido que sus homónimos de Cali y Medellín– durante casi dos décadas.
López concibió este texto desde la cárcel tras entregarse a las autoridades norteamericanas y denunciar a sus ex compañeros. En Colombia, "sapo" es la palabra de uso cotidiano que identifica a los desertores y arrepentidos. Y esta telenovela comienza en una prisión de Miami, donde Martín (Manolo Cardona), después de ser atrapado por la DEA, decide narrar su historia.
El prólogo resume el impecable equilibrio entre ficción y relato testimonial sobre el que se apoya una producción en la que no se escatimaron recursos. El despliegue de exteriores (filmados en EE.UU., Colombia y Perú) está lejos de ser un elemento decorativo o pintoresquista para servir de marco escenográfico útil, preciso y reconocible a una trama que jamás deja de aportar nuevos elementos de interés.
Lo que vemos desde ese punto inicial es un permanente ida y vuelta entre la realidad y la ficción. El perfil testimonial surge de la conexión entre los hechos narrados y algunos connotados personajes del narcotráfico, encabezados por el tristemente célebre Pablo Escobar Gaviria. Del otro lado están los anónimos y los poderosos integrantes del Cartel del Norte del Valle, alrededor del cual se desarrolla el relato.
"La familia termina siendo nuestro talón de Aquiles", dice en el episodio inicial uno de los capos del negocio antes de terminar entre las rejas, con un mensaje que resume con honestidad brutal el temperamento que adopta el relato desde el vamos. Así, El cartel de los sapos es la contribución colombiana a esa rica historia de familias de hampones (los Corleone y los Soprano, por dar sólo dos ejemplos ideales) en las que los lazos de sangre van de la mano con otro tipo de lealtades igual de poderosas y determinantes de conductas, decisiones y arrepentimientos.
Así, junto a decisiones clave sobre la marcha del negocio, seguimos a uno de los jefes más prominentes del cartel mientras enfrenta el drama de la enfermedad de su pequeño hijo que sólo puede resolverse con un tratamiento en Estados Unidos, con todo lo que eso significa para un narcotraficante. También queda claro, sin necesidad de subrayados, cómo la cultura de la droga penetra hasta el hueso en todos los estamentos de la sociedad colombiana: los policías y militares corruptos y unidos por fortísimos lazos con los narcotraficantes aparecen en la trama con sorprendente frecuencia.
En definitiva, lo que muestra El cartel de los sapos es el eterno duelo entre la voluntad y el sometimiento a un destino escrito de antemano. Como le ocurre al ambicioso Martín en el momento en que ya ocupa un lugar bastante expectante dentro de la estructura de la organización y escucha de uno de sus jefes una frase que resultará, en su caso, profética: "Cuando se llega a tu posición ya no se trata de lo que te gusta, sino de lo que te toca".
Aquí no hay regodeos ni exhibicionismos. Queda claro que no hay necesidad de hacer una fiesta visual de la sordidez para mostrar en plenitud lo que significa el cáncer del narcotráfico para la vida entera de una sociedad y de un país. Con una realización impecable y actuaciones de alto vuelo, El cartel de los sapos –como también lo sugiere su predecesora en el horario, Sin tetas no hay paraíso – es otra manifestación de una matriz que empieza a desarrollarse en el terreno de la ficción, dentro del cual coexisten en forma virtuosa el melodrama, la intriga, la crítica social, el retrato de época y el espíritu testimonial.
8,2
puntos
Anteayer bajó dos puntos con respecto al episodio inaugural; quedó tercero en su franja.




