El reencuentro de Antonio Gasalla con Pinky en la TV. "Nunca tuve un ego muy grande porque me psicoanalicé"
Memorias desordenadas, el ciclo con el que Pinky regresó a la TV Pública, tuvo este sábado en su segundo programa a un invitado muy especial: Antonio Gasalla, amigo inseparable de la conductora. Ambos recordaron los años de su niñez en el partido donde nacieron, La Matanza, y compartieron anécdotas y experiencias de vida, además de profesarse su cariño mutuo.
Con el apoyo de su sobrina Kari Araujo en la conducción, la "dama de la televisión" dio la bienvenida a su "adorado" Gasalla, quien también la elogió al verla: "Estás más linda que nunca. Estoy muy feliz de estar acá con vos. Te veo con una mirada brillante", comentó.
El actor hizo mención a las "tantas" veces que visitó a Pinky en su casa para compartir momentos juntos. "Y para acompañarme cuando estaba enferma", agregó ella. "Pero yo notaba que vos no estabas tan tan enferma, porque estabas con la misma mirada, el mismo tono de voz, las mismas ganas. Lo que pasa es que vos y yo ya tenemos ciertas edades en las que uno va dejando pedazos por ahí y te tenés que acostumbrar a que el pelo cambie, cambie la cara, la piel, pero mientras uno tenga cerca gente a la que darle y de la que recibir cariño, la vida sigue", reflexionó el cómico, que en marzo cumplirá 79 años.
¿Cómo es la vida de Antonio Gasalla hoy?, quiso saber su amiga. "Estoy trabajando", respondió el humorista, que en el verano volverá a la cartelera teatral de Mar del Plata. El invitado recordó el largo camino que lo ha traído hasta aquí, empezando por su infancia.
"Soy de una generación en la que los padres mandaban demasiado: tenías que estudiar y, si los adultos hablaban te decían: 'andá a jugar'. Hoy un nene te agarra un teléfono y llama a larga distancia", comentó el actor que compartió sus experiencias: "Éramos mucho más tontos en aquella época. Yo nací en el 41, con todo lo que eso implicaba. Empezaba el peronismo, y como mi hermano mayor tenía asma, el que tenía que ir a buscar el pan dulce al correo era yo. A dos cuadras de mi casa había una panadería, yo llevaba ahí a cocinar al horno el chanchito que estaba en una bandeja con todo el perejil", recordó. "Jugábamos a las escondidas de noche, podías subir una pared y pasarte a la casa de al lado. Éramos como estúpidos pero con energía", agregó.
Para el actor eran momentos en que "estabas gobernado por toda la familia: el padre, la madre, ni te cuento las tías, los abuelos", señaló. Y contó un episodio que vivió al ver a su abuelo gallego comer los fines de semana. "Había un puchero que se le servía a él nada más. Estábamos todos parados alrededor de la mesa mirándolo comer, y una vez que terminaba, nos podíamos sentar. De todo eso me dí cuenta después y dije: ¡qué vida de m...!", reflexionó Gasalla con su característico sentido del humor.
Tras estas primeras anécdotas, la conductora y el invitado recibieron, vía video, un saludo de Marcelo Polino, que recordó que ambos "se hicieron muy amigos" cuando viajaban en avión a Punta del Este. "Con Polino somos muy amigos. Vivimos a una cuadra de distancia y cada dos por tres vamos a comer, salimos", expresó el cómico sobre su vínculo con el periodista de espectáculos, a quien afirma que aconsejó en varias ocasiones para su mejor desempeño sobre los escenarios.
Pinky quiso hablar entonces de su San Justo natal, y le recordó a Gasalla que "él es de La Matanza lujosa". "Ramos Mejía tenía una cosa de clubes. Había otro orden, paz y calma. Podías jugar en la calle", contó el humorista. La experiencia de su amiga era bien diferente.
A continuación, la charla viró hacia las consecuencias de la popularidad en la vida privada. Y en este caso, el cómico opinó: "Cuando uno tiene una profesión, hay momentos en que tenés que rendirte, manejarte con el público y encontrar la manera de que eso no te perturbe del todo. Porque cuando estás frente a millones de espectadores te tenés que conectar con la gente", apuntó, tras señalar que el escenario "es uno de los lugares que más" le divierten.
En los últimos años Gasalla viajó mucho a Estados Unidos. "Me querían contratar, estuve casi dos años. En Nueva York los argentinos viven en New Jersey y son miles. Ven mi programa, que se ve dos veces en el día, y cuando me vieron aparecer ahí -yo nunca había ido a New Jersey-, me hicieron una comida para dos mil personas, pero me dijeron: queremos sentarnos todos un rato al lado tuyo. Fue una cosa que duró horas, con gente que se sentaba y me decía: 'yo hago esto, yo hago lo otro', señoras que me decían 'estoy separada' o 'tengo dos hijos'".
Tras ello, el cómico valoró: "Cuando sos popular o el público te habla, estás acostumbrado a escuchar lo que te dicen. A mí me ve gente por la calle, de mi edad o menos, y me pongo a conversar. Ego hay mucho, sobre todo cuando uno empieza. ¿Pero por qué? Si la gente te quiere hablar. Será que yo estoy en una edad en la que ya lo superé. Nunca tuve un ego muy grande, porque hubo unos años en los que me psicoanalicé bastante", reveló.
A continuación, el hombre que encarnó a personajes inolvidables como la acomplejada Soledad, la vieja arpía Yolanda o la anciana Mama Cora repasó sus comienzos en la actuación: su formación en el teatro en verso, en las tragedias griegas y las clases junto a María Rosa Gallo. Finalmente, confesó que "nunca" se arrepintió de haber elegido su profesión, "al contrario". "El público devuelve mucho, te da a veces más afecto que tu propia familia. Yo tengo tías que me odiaban y yo las odiaba, pero qué pasó con ellas, no me importa. El amor forma parte de la vida, pero a veces hay que dar permiso para amar o para querer. A veces hay que entregarse", valoró.
A lo largo del programa, Pinky enseñó el distintivo que Argentores le dedicó "por toda una vida entregada al espectáculo y a la cultura de nuestro país". Además recibió una sorpresa: la presencia de Javier Parisi, "el Lennon argentino", quien llegó a conocer a la familia del fallecido Beatle gracias a su fanatismo por la banda, que comenzó en su niñez tras escuchar a los ocho años "A Hard Day's Night" en la cortina musical de un programa conducido por Pinky.
Memorias desordenadas también inauguró este sábado un segmento de trivias, que se estrenó con la pregunta: "¿A qué famoso político argentino tuvo Pinky en sus brazos?". Las alternativas de respuesta se disputaron entre Mauricio Macri, Daniel Scioli y Eugenio Nito Artaza, siendo la primera la opción correcta. "¡Ay, qué compromiso! Es muy divertido porque nadie piensa en un bebé", develó la incógnita Pinky. "Tenía en brazos al presidente y a su hermano. No pesaban mucho. Nos conocíamos de toda la vida con los Macri. Cuando Franco Franco tenía 15 años, yo también", contó.
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