
La "salvación" está en la pantalla
La criticada Iglesia Universal del Reino de Dios promete el paraíso en sus programas de TV
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Existe un mundo en el que todo es infernal hasta que uno conoce el paraíso o, lo que es lo mismo, a la Iglesia Universal del Reino de Dios (IURD). Al menos, eso es lo que muestran una serie de dramatizaciones y testimonios que se emiten en América TV y en las señales de cable América 24 y Canal 26.
Esas historias del pasaje del infierno al paraíso en un santiamén no es muy diferente a la del fundador de ese culto, el autoproclamado obispo brasileño Edir Macedo. "Hablar de la IURD es lo mismo que describir un milagro", se lee en la página de Internet de esa organización ( www.arcauniversalesp.com ). Un milagro que a Macedo le implicó pasar de ser propietario de un pequeño local en un barrio marginal de Río de Janeiro a ser dueño de dos periódicos, de 30 emisoras de radio y de la segunda red de televisión más importante de ese país (TV Récord), en menos de 20 años, según figura en el portal del periodista especializado en sectas, Alfredo Silletta ( www.sectas.org.ar ).
En la Argentina, la IURD tiene 117 sedes (37 más que en 2002), espacios en varias emisoras de televisión nacional y del interior y programas en FM Alfa (106.3) y en Radio Buenos Aires (AM 1350), que se publicitan en su página de Internet.
En una investigación sobre este culto publicada por LA NACION, el 9 de junio de 2002, se consignó que la IURD pagaba por los espacios televisivos en América TV alrededor de 100.000 pesos mensuales.
El infierno
A la medianoche, por América 24, aparecen imágenes de gente desesperada: una mujer llora, un hombre aproxima su nariz a unas líneas de cocaína y una chica clava un cuchillo de carnicero en sus muñecas, mientras chorrea la sangre (o, mejor dicho, el ketchup). Corte. El obispo Marcus Vinicius da la bienvenida, en portuñol, al programa "Pare de sufrir" por América 24.
El predicador presenta a los esposos, Marcelina y César, que cuentan los problemas sexuales que padecían. Ella pensaba que su marido la engañaba porque cuando estaba en la intimidad no pasaba nada. "Se me irritaba la vagina cuando estaba con él", explica. Pero hay más: Marcelina relata que su hija se masturbaba desde los cuatro años y que ella intentó suicidarse dos veces, de manera truculenta. "Pensé en tirarme de un edificio y en incendiarme con mis hijas", dice.
El testimonio, como el de esta pareja, es una de las dos variantes que utilizan estos programas para exaltar el sufrimiento; la otra es la simulación de un caso real, como la que se vio en "Habla que te escucho", conducido por el pastor brasileño Anderson, en Canal 26, de lunes a viernes, a la 0.30.
Esta ficción de cinco minutos, con actores amateurs y directores ídem, comienza con el drama de un padre que se niega a que su hija se vaya a vivir con su novio. Por eso, decide recurrir a un brujo. El hombre le pide al curandero que prepare un "gualicho" para alejar a su niña del "atorrante". Y el hechizo funciona. Cuando la chica descubre que su novio es un vendedor de droga, él le dice: "Si querés estar conmigo, vamos a compartir todo". Y ese todo, incluye a la cocaína. El chico toma una cuchara y la carga con una cantidad de polvo que podría drogar a 20 caballos y se la da a probar. En la próxima escena, la chica sufre una sobredosis. "¡Qué hice! Le arruiné la vida a mi hija", concluye el padre.
¿Quién podrá ayudar a esta gente llena de dificultades y de sufrimiento? La respuesta es muy simple si se mira el sobreimpreso que aparece en estos programas: "Si usted tiene graves problemas, llámenos".
¿El paraíso?
"Ahí estaba la verdad", dice César, el hombre con problemas de impotencia, para referirse a la IURD. Después de acercarse a esa iglesia, él y su esposa resolvieron todos sus inconvenientes.
Para agradecer estas soluciones, ellos debieron pagar un precio: el diezmo. Desde el diario oficial del culto, El Universal, del 16 de abril pasado, el obispo Vinicius escribe: "La Biblia enseña que se debe ser diezmista y ofrendar en la Casa de Dios… El que da es el que vence al Diablo".
La psiquiatra especializada en religiosidad Marina Gómez Prieto explica la popularidad de la IURD: "En una época de cambios, las personas se sienten indefensas y buscan soluciones mágicas. Algunas tienen poca tolerancia a la frustración. Todo esto confluye en que hay un predominio de lo instintivo sobre lo racional y hay ciertos cultos que favorecen esto".
La IURD propone, por TV, la salvación de las almas. Todo problema encuentra solución en la interpretación ad-hoc de las santas escrituras, y por unos pesos, como esos comerciales que prometen cuerpos perfectos de la noche a la mañana.




