La TV busca atraer a los adolescentes

Las pantallas -de televisión, cine, DVD, computadora y celular- son parte de la vida de los adolescentes. Sus casas tienen más pantallas que libros. Sus cuartos tienen más pantallas que libros. Usan pantallas a toda hora y, entre ellas, la que más creció fue la computadora. Aun cuando la mayoría de los hogares argentinos no tiene Internet, los jóvenes navegan diariamente en locutorios.

El primer uso que los adolescentes hacen de Internet es el chat con amigos. Además, navegan para buscar información sobre música, espectáculos y deportes. Los jóvenes buscan sitios web que tienen estrecha vinculación con los otros medios de comunicación: la televisión, el cine y la música.

Ante este nuevo perfil de adolescente, es natural que la TV -la pantalla que por ahora ocupa el primer lugar en la vida de los chicos- no quiera perder el "trono" que los jóvenes aún le conceden, pero que en cualquier momento y frente al auge de Internet, le pueden sacar.

Los programas para adolescentes buscan, así, nuevas estrategias para atraer a su público. Lejos de oponerse a las tecnologías, han decidido incluirlas de las más diversas maneras: convocan a los jóvenes a castings por Internet o les piden que envíen propuestas de coreografías para la serie, por e-mail .

Los contenidos también se modifican: los personajes de las novelas aparecen chateando. Las rivalidades entre ellos surgen por revelar secretos en los fotologs o publicar mentiras en blogs. Los mensajes por celular provocan peleas. En algún programa, incluso, los personajes se han convertido en emos, floggers, bloggers u otra tribu urbana juvenil.

Estas son las estrategias que la TV encontró para acercarse a los adolescentes. Sin embargo, parecen más recursos de marketing, que una decisión real de pensar en los jóvenes.

La TV no tiene en cuenta a los adolescentes porque vista a sus personajes con tecnología. Si la pantalla quiere pensar en los jóvenes, podría empezar por incorporar los temas sociales que más interesan a los chicos. También podría incluir adolescentes de todos los sectores sociales y no sólo los que viven en barrios acomodados. Finalmente, podría abandonar los estereotipos en que los encasillan y mostrar a los millones de jóvenes que todos los días, aun rodeados de preocupaciones y problemas, estudian, van a la escuela y dan batalla por una vida mejor.

Con las estrategias que encontró, la TV no se acerca a los adolescentes. Sólo ha cambiado el envoltorio. Pero el contenido, sigue siendo el mismo.