Quién quiere ser millonario: María y Claudio participaron para poder operar a su hija de nueve años
"Esta familia hermosa que tanto lo necesita se acaba de ganar 300 mil pesos". El enfásis de Santiago del Moro en el cierre del programa del martes fue distinto al de los demás. En la última hora, había jugado en Quién quiere ser millonario una familia que no tuvo la vida fácil, que necesitaba mucho un premio como ese, y que emocionó a toda la tribuna.
María y Claudio son de Lomas de Zamora y tienen cinco hijos, tres juntos, y dos de parejas anteriores de ella cuyos padres desaparecieron: "Él es un gran padre, se hizo cargo de todos, un papá del corazón también. Si algún día yo no estoy los chicos van a estar bien igual", dijo la participante.
Familia completa [R] María, Claudio y sus cinco hijos vinieron a #MillonarioTelefe para poder ganar el dinero que les permita operar a la más chiquita de la familia. ¡Mucha suerte [R]! Acompañalos en vivo en https://t.co/dP1ZD8tLYLpic.twitter.com/7i2WxFJeIx&— Telefe (@telefe) September 25, 2019
Los problemas acompañaron a María desde joven, y en el último año la llevaron a tratarse por depresión. Tiene un hijo con nistagmus congénito (movimiento involuntario de los ojos), miopía y astigmatismo; y una madre internada con diagnóstico de Alzheimer que "a los chicos ya no los reconoce". Su padre se volvió un gran abuelo y, a la vez, encontró la contención en la familia de su hija.
Claudio da todo por ellos y, desde que se quedó sin trabajo en el ferrocarril, comenzó a rebuscárselas como pudo: "Cuando me quedé sin trabajo la empecé a pelear. Hago changas, soy remisero, ayudo a un mayorista haciendo matambres. Y así la vamos llevando", contó.
El desvelo de los padres hoy y para lo que piensan destinar todo el premio es para la operación y los cuidados de Martina, su hija de nueve años: "El 31 de octubre la van a operar en el Garrahan. Tiene siete centímetros menos de pierna, nació así porque un virus le fue dando vuelta por el cuerpito, se le alojó en la cadera y le comió el fémur".
La emoción de la pareja, que se trasladó al conductor y a la tribuna, fue porque a pesar de los golpes que experimentaron en su vida nunca se dejaron caer, al contrario: "Siempre para adelante. No venimos como otros por un viaje, aunque ojalá se pudiera. Pero venimos por ellos (sus hijos). Lo único que queremos es que estén cada día mejor".
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