
Seres irreverentes en Corea
Pucca . Creadores: Boo Kyoung Kim y Calvin Kim. Producción ejecutiva: Chris Bartleman, Blair Peters y Michael Lekes. Producción: Kirsten Newlands. Story Editor: Alain Matz. Dirección: Greg Sullivan. Por Jetix, de lunes a viernes, a las 17.30.
Nuestra opinión: bueno
La moda de la irreverencia infantil sigue copando el concepto general de algunas series de dibujos animados. Es el caso de Pucca , que por fortuna, pone esa irreverencia en la medida exacta, donde no roza ni el mal gusto ni el mensaje equivocado.
Tiene un estilo que indefectiblemente, remite a South Park por su estilo de humor y su animación rudimentaria y esférica. Pero su argumento no está dirigido a los adolescentes y adultos, sino a los chicos.
Cada emisión consta de tres cortos cuyas aventuras transcurren en una aldea coreana, en medio de costumbres milenarias y criaturas arquetípicas. El diseño de personajes es inteligente y variado. Aldea chica, criaturas muy definidas, con ganadores y perdedores.
Pucca es la moza del restaurante coreano Guh-Ryong, que regentea su padre. La leyenda cuenta que de chica tomó accidentalmente una poción mágica que la hizo imbatible. El condimento común en cada episodio es que está obsesivamente enamorada de Garú, su entrenador ninja. El joven es el héroe del pueblo y un maestro en las artes marciales. Pero ante cada misión o aventura tiene dos grandes obstáculos: una pandilla de ninjas, que le hace la vida imposible, y Pucca, que allí adonde vaya lo perseguirá para robarle besos y abrazos. Esas situaciones remiten, inevitablemente, a las persecuciones del zorrino Pepe Le Pew (de la Warner) a una gatita, accidentalmente pintada.
Los demás personajes son muy South Park : un cocinero, un Papá Noel que recibe todos los golpes, un gato ninja, un émulo de Bruce Lee con ínfulas de héroe, un samurái, un borrachín, un payaso y muchos otros que completan la aldea.
Animación
Sus creadores pusieron el acento en el humor y el estilo artístico distintivo de la serie. Su sencillísimo diseño está realizado en 2D, con el uso de un programa básico de animación para videojuegos, con colores básicos, sin demasiados matices, pero muy bien logrados.
Los personajes no tienen demasiadas posibilidades de expresión, pero sus diseños tienen lo esencial como para ser simpáticos y, en consecuencia, expresivos. Tienen formas ovaladas, sin manos ni pies, con una importante impronta oriental.
En ese sentido, los guionistas se cuidan por mantener una línea equilibrada entre el rescate de los valores y costumbres orientales, con cierta parodia e ironía en su derredor.
Pucca y Garú son los personajes centrales. Ella no habla, pero no le hace falta. Es tan adorable como molesta. Entretanto, los demás personajes dialogan, pero poco, con las palabras justas como para sostener cada narración, cuyo acento está puesto en la imagen.
A su vez, los creativos utilizan una estética de videojuego que es dominante no sólo en el diseño, sino también en el desarrollo de cada una de las aventuras.
Pucca no tiene muchos mensajes ni es didáctica, pero se convierte en un buen entretenimiento dirigido tanto a chicos de entre 6 y 8 años como para los más grandecitos.
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