The Walking Dead: la fortaleza moral de Daryl

Luego de un primer episodio que supuso un verdadero batacazo, tanto el segundo como el tercer capítulo de la séptima temporada de The Walking Dead se dedicaron a explorar quiénes son los nuevos jugadores del tablero. Siguiendo esa lógica, la semana pasada hizo su esperado debut el Rey Ezekiel y su apacible comunidad (El Reino), que para mantenerse “apacible” debe pagarle tributo a Negan. Por lo que esta nueva entrega se encarga de mostrar más de la vida del nuevo villano y sus hombres, aunque claro que ese viaje, el espectador lo realizará desde la triturada perspectiva de Daryl.

"Soy Daryl"

En el primer encuentro que Rick y su grupo tuvo con el villano del bate, Daryl no tuvo mejor idea que darle a Negan un golpe en la cara. Esa acción, como era de esperar, tuvo consecuencias: la muerte de Glen. Pero cautivado ante tal arrebato, el dueño de Lucille eligió llevarse a su agresor a su propio territorio, y en el último episodio, titulado The Cell, finalmente se revelan los motivos de tal decisión. El objetivo de Negan, como buen líder manipulador que es, se centra en doblegar la estructura emocional de Daryl para sumarlo a su propio ejército. De esa forma, el capítulo completo toma como eje la búsqueda por quebrar al héroe, y para eso, una pieza clave será un viejo conocido: Dwight.

La canción sigue siendo la misma

El carcelero de Daryl no es ninguna cara nueva dentro de la serie. Dwight ya había aparecido en The Walking Dead, y lo que se revela en The Cell son las circunstancias que lo llevaron a formar parte de ese bando. Así es como se conoce la salvaje forma en la que Negan lo arrinconó, el desenlace de la historia con su esposa, y cómo el villano sometió abusivamente a ese personaje al punto de despojarlo de sus vínculos afectivos y de todos sus principios (que suponemos, podrían resurgir en algún momento a futuro). Y como víctima reconfigurado a victimario, ahora es Dwight el encargado de quebrar a Daryl torturándolo de todas las formas posibles: desde hacerlo escuchar una y otra vez la misma insoportable canción, hasta dándole sándwiches con comida de perro. Pero lo interesante del asunto es que detrás de eso se vislumbra por primera vez el modus operandi de Negan, cómo construye su ejército y las posibles fisuras que podrían surgir a partir de sus métodos. En ese sentido, la escena en la que Dwight fusila a su viejo amigo (que le dice que Negan es sólo un hombre, y que únicamente juntándose todos es que podrán derrotarlo) es la clave para descubrir cuál será la llave para eliminar al villano. Resulta interesante entonces que hacia el final del capítulo, Daryl no se deje tentar por el lujo ni dominar por el miedo, una actitud que para Negan es una verdadera novedad, y que seguramente tenga eco en algunos cómplices de ese personaje, porque si algo queda claro en The Cell, es que no todos los hombres de Negan tienen la firme convicción de seguir a su líder.

Por último, Jeffrey Dean Morgan sigue demostrando paso a paso la cuidadosa construcción que hace de su personaje, su infinito sadismo y su vocación por convertirse en el que probablemente sea el villano más terrible de la serie.

Y el gran interrogante: el grupo de Rick, ¿en qué anda?

Luego de dos capítulos sin mostrar absolutamente nada, el cuarto episodio, titulado Service, volverá a centrarse en cómo el grupo protagónico intenta aceptar la idea de vivir bajo el yugo de Negan. Quizá el más golpeado de los personajes sea el propio Rick, que decide obedecer el nuevo orden y no oponer ningún tipo de resistencia que pudiera significar la muerte de otro miembro de su grupo, aunque claro que no todos sus compañeros compartirán su misma tesitura…