El guitarrista de Rage Against the Machine habla de la democratización del acceso a la música y de las dificultades que acarrea para las bandas nuevas.
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¿Te parece que la música importa más o menos ahora que cuando eras chico?
Cuando es un chico de 12 años que toca "School’s Out" con toda la furia rebelde que puede juntar, uno ve el mundo con otros ojos que cuando entiende que los trabajadores de la granja Immokalee necesitan un aumento de dos centavos por celemín para alimentar a sus hijos y organiza un show para lograr ese objetivo. Es diferente. La gente romantiza los años 60, pero hay una cantidad enorme de buena música ahora, sea Gogol Bordello o Arcade Fire o Bright Eyes, que creo que son brillantes, o artistas ya reconocidos como Springsteen o Dylan, que siguen haciendo discos increíbles, o gente que está a la vanguardia de sus géneros, como Kanye West.
¿Cómo cambiaron las formas en que los jóvenes descubren nueva música?
Ahora es diferente, por el acceso supersaturado que la gente tiene a la música. En YouTube podés ver cada uno de los shows que tu banda preferida dio en su carrera. Cuando yo empecé, todo era mucho más misterioso. Nunca había visto a Clash hasta que los vi en un show, porque no había cable. En cierta forma, la música es mucho más accesible ahora. Tanto el sonido como las imágenes son tan gratuitas como el agua. Creo que seguramente eso le quita mucha mística, pero es mucho más democrático, todo el mundo tiene acceso.
¿La nueva tecnología es buena o mala para la música?
La democratización de la distribución de la música es muy saludable. Ya no están los guardianes de los grandes sellos para decidir quién escucha y qué se escucha. Al mismo tiempo, para las nuevas bandas es mucho más difícil vivir de la música, porque cuando la música es tan barata como el agua, sólo la empresa de Agua y Energía recibe un cheque. Pensábamos que nuestros contratos eran terribles, pero viendo los acuerdos que firman las bandas ahora, parecen estupendos. Ahora, ya sea un sello grande o un sello independiente, las bandas deben aceptar dar un tercio de sus ingresos de edición, un tercio de los ingresos por merchandising, y un tercio de las ganancias de los tours, sólo para poder tener la posibilidad de grabar un disco. Eso es ciertamente muy malo. Si tuviera que identificar un problema principal, es la falta de voluntad para actuar según sus convicciones. Es importante que las personas se den cuenta de lo que creen, y eso pasa tan raramente en este mundo consumista donde tmz.com es el sitio al que ir. La gente está más interesada en saber qué actriz no usa bombacha que en las bajas civiles en Irak.
El futuro de la música, opinan los artistas:
Andrés Calamaro: "Comprarse un disco… eso no es burguesía: ¡es dignidad!"
Lily Allen: "Las compañías te fuerzan a venderte"
Skay Beilinson: "La tecnología es bienvenida."
Julieta Venegas: "¡Soy re fan de Internet!"
Abril Sosa: "Vamos a seguir adorando a los Beatles"
Jack White: "Es un momento difícil para ser músico"
M.I.A.: "Quizá yo soy el futuro"
Kevin Johansen "El género canción es indestructible"
Chris Martin "Todavía es un mérito hacer discos"
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