El adelanto de lo nuevo del viejo loco, en las teclas de un invitado
Invito a Diego Mancusi (seh, el chaboncito de Pop Life, el mismo que alguna vez habló en este mismo espacio sobre Cake...) para analizar con fanatismo enfermo lo nuevo de Tom Waits. Los dejo con él y me meto en ese Fitito oxidado.
No es séptimo hijo varón, pero sí esperó siete años para decretar su luna llena. Anoche Tom Waits cortó el hueco en el paño negro del cielo que los de su clase necesitan para metamorfosear y aulló "Bad as Me", adelanto del disco homónimo que vamos a tener entre nosotros el 25 de octubre, su primer álbum de estudio desde Real Gone (2004).
Lo que tenemos por aquí (apenas una muestra que difícilmente podremos extrapolar al resto del LP, teniendo en cuenta que este viejo enfermo es capaz de embutir en un mismo disco temas como "Picture in a Frame" y "What’s He Building in There?") es un salto de ánimo con respecto a lo que podía oírse en su trabajo anterior, una colección de canciones esqueléticas, sin teclados, que hasta los fans más radicales consideraron difícil de digerir. "Bad as Me", en cambio, es afable y cadenciosa, reconocible dentro de su obra pero a la vez apartada de cualquier estereotipo que su gigantesca sombra haya podido construir.
Construir el ritmo con líneas de bajo quebradas, un instrumento de viento que bien puede ser un saxo en sus notas más graves o una tuba y percusiones estrambóticas (¿chapas?) es un rasgo común en sus canciones posteriores a Swordfishtrombones (1983) y aquí volvemos a presenciarlo. Otro elemento detectable es la voz teatralizada, inusualmente aguda y cortante que ya oímos en varios pasajes de Bone Machine (1992) y en la mítica "Temptation", interrumpida por breves ráfagas de locuciones profundas y cavernarias que refuerzan la "rudeza" de la que habla el título. Inscripta en el rockabilly maldito pero, a la vez, con ciertas reminiscencias tangueras, "Bad as Me" muestra el sonido lo-fi empastado que Waits eligió para varias de los outtakes que integraron Orphans (2006). Y en cuanto a la letra, pocas elecciones parecen mejores a la hora de seleccionar un corte de difusión que un tema que hace hincapié en dos aspectos decisivos para el artista: incluir al oyente en una especie de círculo íntimo con un guiño cómplice ("ustedes son tan malos como yo") y, simultáneamente, mostrarse tan recio como su público lo quiere.
"Bad as Me" cumple con el requisito que Nick Hornby le endilga al buen arte en sus 31 canciones: increpa, motiva, da ganas de hacer cosas, ya sea escribir una obra de teatro, cocinar o correr rápido. Es diabólica y elegante, como el Mr. Nick que el mismo Tom encarnó en El Imaginario del Dr. Parnassus. Y es, más que nada, un excelente recurso para apaciguar la ansiedad en espera de que Waits vuelva a hacer lo que mejor le sale: moldear canciones con la pasta de la que están hechas las noches.
Escuchen “Bad as Me”:
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