
Tortonese, Poncela: de seres endemoniados y angelicales
Como actores, directores y autores, estrenarán el jueves, en La Plaza, Las estrellas nunca mueren
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"Los amigos me han salvado la vida en varias ocasiones", ha dicho alguna vez Eusebio Poncela. Aquel que hace más de 10 años vino por primera vez a Buenos Aires a dar la vuelta a la manzana para refrescar la mente. Una de esas noches fue junto a su amiga Cecilia Roth a ver Mamita querida , aquel entrañable espectáculo de Humberto Tortonese y Alejandro Urdapilleta. Ellos dos venían del ParaKultural y se presentaban por primera vez en pleno centro (para más dato, en la fundida Fundación Banco Patricios). Ahí se conocieron.
"Yo me quedé estupefacto. La primera imagen que tengo de Humberto es la de verlo colgado de un trapecio. Aluciné", cuenta ahora. La primera imagen que tiene Torto de Eusebio remite a su trabajo en la serie Los gozos y las sombras y a sus protagónicos en las películas de Almodóvar. "Es de ese tipo de actor que, al verlo, te dan ganas de actuar", reconoce.
Desde hace muchos años son amigos. Por eso, no era extraño que en la vieja casa de Torto sonara el teléfono y, desde algún lugar del mundo, Eusebio le contara que tenía ganas de festejar su cumpleaños allí. Y allí se hacía, y allí se montaba el jaleo, y allí la vida es bella.
La idea de hacer algo juntos surgió como un típico comentario de amigos. Uno de esos diálogos los lleva a Madrid, en época de depresión económica española. "Aquello era todo un aburrimiento y lo último que tenías ganas era de estar ahí con Zapatero y su puta madre. Humberto estaba mudándose y lo encontré un tanto más bajo de energía que lo de costumbre. Y aunque lo último que yo quería era trabajar, aquí me tienes. El proponía estrenar más adelante, pero yo ya estoy un poquitín vieja para andar esperando...", cuenta Eusebio. Su amigo, en plan de justificarse, agrega: "Es que llegué a diciembre agotado. Me ayudó mucho que me trajeron una pastillas de España que me vienen genial, ¿no me ves más joven?"
Humberto ya se mudó y dejó la casa de Almagro que se había comprado con el dinero que ganó actuando en un sketch en aquel programa de Gasalla. En él, Antonio hacía de una periodista obsesionada por contar la real realidad de la realidad. Eusebio volvió a la Buenos Aires que, inicialmente, había conocido a partir del relato del genial director argentino Víctor García cuando, hace ya 34 años, trabajó en Cementerio de automóviles , un texto de Arrabal.
De aquella charla en Madrid al actual reportaje en La Plaza, el proyecto de estrenar Las estrellas nunca mueren tuvo sus vaivenes, cosa lógica tratándose de dos seres huracanados. Primero, quisieron hacer la obra ¿Qué pasó con Baby Jane?, pero no hubo forma. Sigue Tortonese: "Como no nos dieron los derechos empezamos a hacer una adaptación basada en la película que protagonizaron Bette Davis y Joan Crawford; y, luego, algo basado en la novela. Hasta el final pensábamos que íbamos a conseguir los derechos, no fue así. Por eso tuvimos que cambiar todo". Sigue Eusebio: "Creo que los yankees , que son los que tienen los derechos, nos pedían que fuéramos tan fieles al libro que no podía ser ¿Entiendes? Si éramos fieles al libro no podíamos ser dos varones los que hacen de estas dos hermanas".
Entonces, fidelidad al tacho y a otra cosa. Así es que comenzó la escritura de una reescritura (o algo así). "Rehicimos todo, todo; sólo quedó algo del esqueleto. Si hasta vino un abogado con una lista diciéndonos que no podíamos hablar de tal cosa ni de tal otra y todo ese rollo....", cuentan. Esa dificultad, reconocen, les permitió empezar a delirar y hacer el "teatro de la crueldad" que tanto les gusta hacer. "Un teatro de aviso de la hecatombe", agrega Poncela con voz grave. "Y con muchas pinceladas de humor porque el humor es básico en nuestras vidas", acota manejando con sabiduría los contrapuntos.
Torto: -Al humor hay que sumar las partes dramáticas que tiene la obra y su poesía, una veta que es muy difícil de trabajar en salas comerciales.
-¿Y cómo se trabaja lo poético en un teatro comercial que suele imponer otros códigos?
Eusebio: -Ah, ¿pero esto es un teatro comercial? No sabía.
-Entonces alguien te engañó: esto es La Plaza, plena avenida Corrientes.
EP: -Sí, hombre. Hablé con el productor de la sala y algo me orienté. De todas maneras, yo no hago ni puto caso. Hacemos lo que nos sale.
-¿Y qué les sale?
EP: -¡Pero qué coño sé lo que nos sale! Eso lo sabré un día cuando esté caminando por Sebastopol y diga: "Ahhh, mierda. Ahora entendí!".
-Pero sos uno de los tres directores: alguna visión debés tener.
EP: - No, ninguna. Si la tengo es porque ya está focilizada.
Tajante, remata que su último trabajo actoral fue una versión de Edipo basada en tres obras de Sófocles y que, en esta ciudad, acaba de filmar bajo las órdenes de Gastón Duprat y Mariano Cohn, los de El hombre de al lado .
El proceso de ensayos de Las estrellas nunca mueren le permite a Torto, el partenaire ideal de mujeronas como Susana Giménez y Elizabeth Vernaci, reencontrarse con la comodidad de hacer teatro. Esa fluidez le dispara un inevitable contrapunto: "Los ensayos de El beso de la mujer araña [su último trabajo teatral] fueron un desastre, sufrí mucho. Era como tener un texto y no tener nadie que te diga nada. Ahora, Eusebio me dice todo. Es que no sólo es alguien que sabe mucho sino que te está viendo realmente. Acá me siento protegido".
Separadas al nacer
De protección las dos hermanas que interpretan no saben nada. O, por lo menos, se cuidan a partir del odio visceral que se sienten. La intención de la obra la cuenta el español: "Es como un collage, palabra que me encanta, que mezcla términos visuales y emocionales. Estamos siendo muy hijos de puta con nosotros mismos. Y Torto es un ángel, un arcángel. Por suerte, estamos acompañados por Facundo Fuentes, que es un maestro en las visuales y es el que ve el espectáculo desde afuera".
¿Qué ve él? "Veo a dos animales escénicos de una fuerza instintiva increíble", acota quien se dio cuenta que estaba frente a una energía única cuando, hace unos años, los vio inventar situaciones en una pileta de Punta del Este.
Cuando la obra comenzó a tomar cuerpo, Eusebio propuso una vuelta de timón interesante (por lo menos, en los papeles). "Humberto está acostumbrado a hacer en escena de victimario. Yo, lo contrario. Aquí hemos invertido los roles. Yo haré lo masoquista y tú lo sádico", cuenta que le dijo. Los dos, en sus roles de directores y autores junto a Facundo, comparten el delirio escénico junto a Sergio Pángaro, Loren Acuña y María Cristina Talio. Eusebio agrega: "La escenas nuestras podríamos hacerlas haciendo el pino, ¿entiendes?
-No.
EP: -Haciendo la vertical, tío. Pero acá hay más gente y hay que compatibilizar registros, buscar la organicidad. En general, entre los actores hay como mucho fósil porque el mundo del espectáculo los ha hecho así. Te encasillan y eso hace que sea más difícil buscar la esencia.
-A ustedes, ¿cómo les ha ido con eso de desprenderse de las etiquetas, de lo focilizado?
EP: -¿Yo? ¿Focilizado? ¡Para nada! ¡Yo me encuentro perfecto, hijo mío!
-No dije eso. Me refería a que los dos tienen pesos simbólicos muy fuertes que, inexorablemente, remiten a la década del ochenta y...
EP: -¿Y ahora nos ves hechas unas ruinas? ¡Anda! Vengo de filmar una película con este par de pavos que no sabés lo que son...
Eusebio se repone al disgusto y sigue a la carga: "Nosotros no fuimos. Estamos aquí. Somos dos bombas". Torto, agrega: "Lo que pasó, pasó". Lo dice con el tono perfecto para un comentario de tanta sencillez y de una simple profundidad. Su amigo se queda pensando. "Para mí, lo más complicado en esta obra es ponerme en el lugar de alguien para quien sólo el pasado la sostiene porque el presente es una puta mierda. Es lo que más me cuesta porque es lo que no tengo. Yo he tenido momentos de abismo, sí; pero ligeros, sin cicatrices grandes. No importa, me voy a inventar esa sensación y lo que salga del invento, como somos cuentistas, ahí estará. Hay que buscar y buscar y buscar. A mí la eficacia me chupa un huevo, tío. Yo voy más allá. Yo quiero..., volar. Fíjate."
LA DEBACLE SHOW
Tortonese y su personaje. "Elvira tuvo una vida de gloria. Era una niña prodigio, antipática y caprichosa, que triunfó como cantante. Es la que mantuvo a la familia hasta los 12 años. Al tiempo, volvió a hacer cine, pero ya estaba superborracha. Para colmo, ve triunfar a su hermana, lo cual le produce una herida al ego terrible."
DEL ESTRELLATO A ESTRELLARSE CONTRA LA PARED
Poncela y su personaje. "Florencia le arrebata la gloria a Elvira convirtiéndose en una joven actriz exitosa. En un misterioso accidente, queda en silla de ruedas, por lo cual no maneja el sexo, y de grande se lo pasa hablando de lo gélida que se siente. Actoralmente, más que hablarte de investigar mi parte femenina (cosa que me chupa un huevo) me va a ponerme en el lugar de ella. Yo soy una estrella de cine con más de 40 años de carrera; entonces, me comunico con qué haría yo en ese lugar. A pocos días del estreno, diría que en estoy ahora, buscando los matices."




