Un mundo armado a partir de pequeñas escenas
Jostel / Autora: Mariana Chaud / Edición: Bruno Moglia y Lucrecia Caramagna / Fotografía: Matías Nicolás / Sonido: Pablo Orzeszko / Dirección de arte: María Chaves y Axel Bunge / Elenco: Paola Barrientos, Mariana Chaud, Horacio Peña, William Prociuk, María Alché, Ignacio Rogers / Producción ejecutiva: Laura Couto / Producción general: Carlos Manzi / Director creativo: Diego Álvarez / Dirección: Diego Bliffeld / Canal: TV Pública. emisiones: lunes a viernes, a las 14 / Nuestra opinión: Buena.
Por varias razones, Jostel es una pequeña rareza en la televisión abierta de estos tiempos. A pocos días de que se conozca la nueva programación de la TV Pública (ya hay avisos institucionales que lo advierten en las tandas), esta miniserie de 13 capítulos llega respaldada por los concursos de ficción que alentó el gobierno anterior. Y los créditos finales dejan constancia expresa del agradecimiento a la ex presidenta Cristina de Kirchner, al ex ministro de Planificación Julio de Vido (en cuya órbita se impulsaron estos ciclos) y a una serie de organismos oficiales que desarrollaron un modelo de programación seguramente distinto al que está por llegar.
Tal vez por pertenecer a una etapa diferente a la actual, Jostel se programó en un horario equívoco. El comienzo de la tarde no aparece como el momento más adecuado para apreciar en plenitud la apuesta por el riesgo (estético, narrativo, visual) que propone esta atípica comedia. En un horario aplastado por las noticias, los chimentos y las ficciones de cuño convencional, lo más probable es que Jostel pase inadvertida. Merecía otro lugar en la grilla y, sobre todo, una frecuencia semanal en vez de la opción elegida de emisiones diarias hasta agotar demasiado rápido sus 13 capítulos. Como si alguien se la quisiese sacar de encima muy rápido.
La propuesta de Jostel es audaz, casi el equivalente televisivo de las búsquedas que explora el teatro independiente. De allí proviene buena parte del equipo artístico del programa, en especial su autora, Mariana Chaud, espléndida intérprete además. La acción pocas veces sale del escenario central (un hostel manejado por dos hermanas que buscan de esa manera lograr un improbable salto en sus finanzas personales) y propone la interacción entre un puñado de personajes fijos y otros que entran y salen, los ocasionales pasajeros.
El mayor atractivo pasa por el constante cruce narrativo entre el absurdo y la observación de costumbres, representado a través de pequeñas escenas que ayudan, de a poco, a definir el perfil de los personajes estables. Cada uno tiene sus manías, sus sueños, sus expectativas y su manera de moverse en ese pequeño mundo, del que nadie en el fondo puede salir.
Al dar vueltas una y otra vez sobre el mismo eje, el relato afirma su identidad. Cada escena es como un pequeño sketch en el que el efecto cómico aflora en el entorno, nunca en el remate. Pero la apuesta también entraña riesgos; lo más atrayente que tiene el relato es la construcción interna de cada secuencia. Cómo los personajes se mueven dentro de ellas. Ese recurso corre el riesgo de perderse con la elección de emitir el programa todos los días. Lo que podría funcionar como agradable sorpresa en una sola emisión semanal puede volverse plano y rutinario para un espectador acostumbrado a los modelos narrativos más convencionales (comedia de situaciones, telenovelas).
De todos modos vale la pena descubrir con espíritu abierto y sin preconceptos esta propuesta diferente que descansa, además, en el compromiso absoluto de un elenco excelente y en el gran respaldo de todos los rubros artísticos y técnicos. Entre ellos merece destacarse el trabajo de la dirección de arte, que aprovecha como ninguna otra ficción televisiva las posibilidades de la imagen en alta definición.
0,9
puntos de rating
La emisión de anteayer es la constante del ciclo: el horario no la favorece
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