Una parodia de los films de terror
"Muertos de risa" es una comedia romántica y una película de terror, una sátira a las películas de zombis y una mirada paródica al Londres contemporáneo. Es, también, uno de los proyectos más irreverentes y audaces que el nuevo cine inglés haya entregado en mucho tiempo, hasta tal punto que se anima a incluir una secuencia musical en la que se combinan elementos propios del género "gore" (sangre y vísceras) con una delirante coreografía al ritmo de un tema del grupo Queen.
Semejante apuesta podía haber terminado en el ridículo o el despropósito. Nada de eso. "Muertos de risa" (cuyo título original es "Shaun of the Dead"), película que el sello AVH editará el próximo miércoles en VHS y DVD sin haber pasado previamente por las salas argentinas, se convirtió en una de las grandes sorpresas comerciales y artísticas del año con un inesperado éxito de crítica y de público, tanto en Europa como en los Estados Unidos.
Dirigida por Edgar Wright, protagonizada por el popular cómico Simon Pegg y escrita por ambos, "Muertos de risa" es la continuación del trabajo conjunto entre el realizador y el actor, quienes en 1999 ya habían conseguido un enorme suceso televisivo con la sit com "Spaced", hoy convertida en objeto de culto por millones de fanáticos.
Con evidentes guiños y homenajes a las primeras películas de Sam Raimi y de Peter Jackson, a la exitosa "Exterminio", de Danny Boyle, y especialmente a clásicos del cine de clase B de George A. Romero, como "El regreso de los muertos vivientes" y "El amanecer de los muertos", la dupla Wright-Pegg construye en "Muertos de risa" una película políticamente incorrecta que se ríe de los estereotipos de las comedias románticas edulcoradas, de las historias sobre jóvenes sin ambiciones ni grandes luces, de las parodias hollywoodenses como "Scary Movie" y de la idiosincrasia del londinense de clase media.
Simon Pegg es Shaun, un típico antihéroe que se pasa buena parte del día tomando cerveza en el pub Winchester, tiene un trabajo rutinario, comparte su departamento con su patético y holgazán amigo Ed (Nick Frost), escucha los constantes rezongos de su frustrada novia Liz (Kate Ashfield) y mantiene una penosa relación con su madre (Penelope Wilton) y con su padrastro (el gran Bill Nighy). Todo es bastante mediocre y previsible hasta que las calles de Londres (cuyos escenarios naturales son aprovechados al máximo en la película) se ven inundadas por una creciente horda de famélicos zombis. Así, Shaun y los pocos sobrevivientes deberán extremar recursos para defenderse de este ejército de muertos vivos.
Con ingenio, notables gags, diálogos punzantes, lúcidas observaciones sociales y mucho desparpajo, "Muertos de risa" está destinada especialmente a aquellos que disfrutan de los géneros más extremos y de toda la acidez del mejor humor negro británico.
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