Una vez en la vida y Camarera: cuáles son los ingredientes del musical moderno
El mundo del entretenimiento nunca fue tan esencialmente teatral como en estos tiempos. Mientras los gigantes de la industria audiovisual compiten cuerpo a cuerpo por una audiencia cada vez más obnubilada por eso que puede mirar en la palma de su mano, el teatro sonríe con sorna, como si dijera "yo se los advertí". Es que desde el origen de su nombre, el teatro ha pensado en la audiencia. La palabra griega "theatron" significa "lugar donde se mira". Luego, "lo que se mira". Supone que hay un espectador para completar el hecho. Por eso lo que el espectador quiere, importa. Y el teatro también tiene su forma de acceder a la era del on demand. Si no, basta con observar las novedades de la cartelera porteña: la avenida Corrientes se está pareciendo de a poco a Broadway, ecléctica, para todos los gustos. Ya regresaron grandes clásicos como A Chorus Line y Cabaret, se espera el estreno de Hair, en mayo, y en el teatro Metropolitan Sura, subieron a escena esta semana las versiones locales de Once, ganadora de ocho premios Tony que acá se titula Una vez en la vida (viernes a domingo a las 22.30), y Waitress, Camarera en su puesta argentina (miércoles a domingo a las 20.30). Estas últimas, tras triunfar en la Meca neoyorquina del género, supieron delinear algunas de las características del musical moderno, ese que convive y se opone al mismo tiempo a los grandes clásicos.
Como las series, las nuevas plataformas de streaming y los videojuegos, el nuevo musical apela a su conocimiento de la audiencia para distanciarse del musical tradicional, y sumar nuevos seguidores. En definitiva, responden "al que mira". A la especificidad del teatro.
Las dos obras tienen el mismo origen: parten de películas del indie, con buena repercusión en sus nichos. En el caso de Once, la obra fue escrita a partir de las canciones que había compuesto la dupla protagónica del film: Glen Hansard y Markéta Irglová ganaron un Oscar en 2008 por el tema que los enamora en la ficción, "Falling Slowly". El es un artista callejero y ella una inmigrante checa que lo ayuda a componer ese maravilloso tema para convertirse en un músico profesional. En la vida real, ambos lograron que su música trascendiera las fronteras. Ahora hasta llegó a la Argentina. "Es más una obra de teatro con canciones que un musical, creo", dijo su propia autora, la dramaturga irlandesa Enda Walsh. También dijo que se trata de "personas que buscan su propia voz". Vaya si será ese un tópico a atender en los tiempos de Instagram.
Waitress tuvo un recorrido inverso. A partir de la historia contada en la película homónima de la fallecida actriz y autora Adrienne Shelly (2007), Sara Bareilles, compositora y cantante que ya tenía una buena parte del público en sus manos, se sumó a la escritora Jessie Nelson para crear la versión teatral. Se estrenó en 2015, tuvo cuatro nominaciones a los Tony, cruzó al West End y fue representada también en Australia. Cuenta la historia de una mujer que trabaja como camarera y es la repostera preferida del pueblo. En la cocina exorciza sus angustias. En su casa, sufre violencia de género. Vaya si será ese un tópico a atender.
Así lo observan también los actores de ambas propuestas en diálogo con LA NACION, quienes encuentran un punto en común entre las obras, de características totalmente diferentes, y que tiene que ver con el acercamiento a los temas que le preocupan a la audiencia. "Hay algo de lo cercano de las historias que fue pensado. Mi personaje es una mujer de pueblo, en una relación horrible, embarazada sin desearlo. Dicho así, te das cuenta que son cosas que le pasan a todos. No es El fantasma de la Opera. Hay algo de lo ‘a tierra’ que hace atractivo esto. En definitiva son historias cercanas", dice Josefina Scaglione, lista para subir a escena como Jenna, la protagonista de Camarera. Desde su vestuario ya se entiende que la obra que protagoniza es estéticamente opuesta a la historia de sus colegas, Eliseo Barrionuevo y Paula Reca: ellos tienen un look bohemio que uno podría perfectamente trasladar a las calles irlandesas; Scaglione, con su uniforme azul y su maquillaje, parece extraída del afiche de una sitcom. "Qué define estos musicales: son de raíz transformadora de la experiencia del espectador. ¿Por qué nos conmueve Once y no otra cosa? Porque están pasando de verdad cosas. Hay una fidelidad en la forma de comunicar", explica Scaglione y Barrionuevo subraya esa otra coincidencia: las dos obras son musicales compuestos por cantautores, donde la canción tiene un lugar diferente al que adquiere en obras más clásicas. En el caso de Una vez en la vida, por caso, el elenco está formado completamente por músicos. En Camarera, lo realista se hace explícito en la cocina: se hacen tortas en vivo y el aroma a vainilla inunda la platea.
Josefina Scaglione, famosa por haber triunfado en Broadway como protagonista de West Side Story, este año no había pensado en dedicarse al musical, sino a sus proyectos como cantante solista. Sin embargo, cuando la llamaron supo que tenía que comprometerse con esta historia: "Los proyectos me tienen que conmover hasta la médula. En este último tiempo tuve la suerte de poder elegir. A veces uno dice que no. No es fácil decir que no. Pero está bueno tener la conciencia de por qué estás haciendo lo que estás haciendo. El teatro es un juego. Responsable. Es el amor de nuestras vidas. Pero no deja de ser un espacio de disfrute". El compromiso se evidencia en la reflexión que hay detrás de encarnar a una mujer que sufre de violencia de género y queda embarazada sin quererlo, cuando en estos días en la Argentina se debate la legalización del aborto. "Está bueno saber que estemos tocando temas como estos en el teatro. Enhorabuena que se hable de violencia de género, de qué hacer con el aborto clandestino. Esto es una historia, desde mi lugar, si puedo poner un poco de luz, abriendo ventanas para que esto siga siendo algo de lo que se hable y se haga visible. El arte como vía para visibilizar problemáticas, es lo que me representa", remarca, y agrega: "Camarera es una historia que parece muy rosa. Pero tiene un trasfondo de violencia de género. Es una mujer en una relación abusiva. Es una historia de superación personal. Todo eso se cuenta. No porque sea un musical, porque haya canciones se pierde lo realista, lo cercano al día a día de la gente".
Otro punto en común con Una vez en la vida, que ayuda a armar el rompecabezas del teatro musical moderno, es ese abordaje sobre las relaciones románticas. "Hay un corrimiento del concepto del amor. Hay algo de cómo se trata el amor que está corrido a la manera que estamos acostumbrados que nos cuenten una historia romántica", dice Eliseo Barrionuevo. El lugar de las mujeres en esas relaciones y ante la sociedad, también aparecen como temas. "Estas son las mujeres que son relevantes contar hoy, en el mundo de hoy", dice Paula Reca. "Mi personaje está en un país que no es el suyo, con un idioma que no es el suyo, con una hija sin padre. También es necesario contar qué pasa con los inmigrantes", comenta. Allí donde la realidad y la ficción se cruzan, hay sueños que se cumplen y parecen dar material para nuevas historias. Tal como Glen Hansard y Markéta Irglová se encontraron en una calle de Dublín o en un set de filmación para hacer Once, allá por el 2014 Eliseo Barrionuevo se encontró meditando con una imagen muy clara: que haría la obra con Paula Reca como coprotagonista. Aunque apenas la conocía, se animó a escribirle un mensaje por Facebook: "Lo vi por la cerradura del futuro".