Desde Oklahoma, habla el líder de la banda que abrirá el Quilmes Rock 2011 el 5 de abril en GEBA
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Desmitifiquemos su delirio: Wayne Coyne está al derecho. Que es un freak, un loco de mierda, un esquizoide extravagante, un marciano: durante los casi treinta años que lleva dirigiendo a Flaming Lips fue catalogado bajo los epítetos más extremos incluso con su total consentimiento, pero la verdad es que cada vez que habla, cada vez que elige amablemente las palabras para explicar lo que hace, porqué lo hace y cómo, Coyne demuestra que su profunda lucidez optimista es la causa real de todas y cada una de esas particulares formas de expresar su arte. Pero, bueno, a pesar de sostener una y otra vez que no, no se droga, no es que él no haya contribuido a la construcción de esa imagen de rarito provocador...
Treinta años es mucho tiempo para alguien que no puede quedarse quieto, alguien que no puede concebir la idea de crear sin experimentar cosas nuevas y llamativas. La historia de su banda estuvo marcada por esos hitos excéntricos, antes y después de su llegada a la pantalla de MTV, antes y después de su contrato con Warner y sus dos óperas maestras, The Soft Bulletin y Yoshimi Battles The Pink Robots, incluso antes y después de los cambios de formación y los problemas de adicción a la heroína del violero multi-instrumentalista, columna vertebral, Steven Drozd (ver la cruda escena en la que cuenta su relación con la heroína mientras se pica en el documental Fearless Freaks). Prender fuego un escenario, crear una sinfonía para cuarenta estéreos reproducidos simultáneamente, dirigir una película sci-fi, épica-bizarra, sobre la primera Navidad en Marte, llevar adelante las presentaciones más lúdicas y divertidas de la música en vivo, con muñecos inflables, toneladas de papel picado, disfraces, efectos especiales y su marca registrada: la burbuja espacial gigante. Sacarse las ganas de editar un álbum doble, el último, Embryonic ("Quisimos que todas las grabaciones quedaran registradas para tener nuestro propio White Album o The Wall o Exile On Main St.", aclara) y re-grabar Dark Side of The Moon entero en el mismo año ("Fue una decisión improvisada pero suena como los Pink Floyd querrían que suene: algunas partes como ellos y otras más punk y agresivas que no se parecen un carajo. Estoy contento con el resultado"). Y ahora, entregar una canción por mes y preparar USB´s envueltos en calaveras de gelatina (de Yummy, para ser más precisos), ediciones limitadas de vinilos de colores mientras, cómo no, postea fotos en Twitter de su mujer en pelotas.
De los sótanos de Oklahoma y los primeros acordes no-tenemos-talento-pero-queremos-sonar-como-The Who a transformarse en una de las bandas experimentales que todos tenemos que ver antes de morir. El 5 de abril, por fin, los argentinos tendremos la oportunidad en GEBA después de su presentación en el Lollapalloza chileno. Antes, desde su cocina en la ciudad donde creció, el mismísimo Wayne habla sobre cómo debemos prepararnos para el show, qué es lo que lo diferencia de los otros músicos y porqué efectivamente no se droga.
Será la primera vez que tocan en nuestro país y sabemos que va a ser una experiencia diferente, ¿cómo nos recomendás que nos preparemos?
Bueno, no creo que deban hacer mucho más que lo que sientan: disfrazarse y lucir lunáticos, tener sexo mientras tocamos, tomar drogas y volar, cantar gritando. Todo lo que secretamente quieran hacer, deberían hacerlo. Nuestros shows no son sobre la banda nada más: queremos ir a Buenos Aires y experimentar nuestra música junto a la audiencia. Por eso la idea no es preocuparse por ser cool sino dejarse ser y disfrutar, vivir el "momentum". Será emocionante, divertido, poderoso: lloraremos y nos reiremos juntos. Terminaremos conociéndonos, ya van a ver.
¿Nunca sentiste claustrofobia dentro de tu burbuja gigante?
Ja. Sí, la verdad, es que a pesar de que esté unos dos o tres minutos ahí es bastante loco porque no puedo escuchar lo que pasa afuera y nadie puede escucharme pero creo que es tan intenso cuando pasa, la gente lo disfruta tanto, que no me importa cuán cómodo esté. Es el instante en el que siento que digo "estoy acá con ustedes"...
Man, I'm not no drug addict
But a person's gotta have something
To keep him from going insane
No dejás de sostener que no consumís drogas pero cuando pensamos en el concepto Flaming Lips y luego escuchamos "I Can Be A Frog", por ejemplo, no podemos no pensar "Estos tipos están completamente dados vuelta"...
Es verdad, le pasa a todo el mundo. Pero yo tomé drogas, eh. Lo que no comparto es esa idea de que la música debe ser creada con la ayuda de una adicción. Si sos drogadicto, no podés ser más que eso. Es complicado consumir y ser creativo al mismo tiempo, ¿sabés? Estar concentrado se complica. Hay una parte del proceso creativo o como quieras llamarlo que es complejo, tedioso y tenés que focalizarte y trabajar duro todos los días. Y no es que les deseo a los artistas que tengan que someterse a este mecanismo aburrido: yo lo hago porque soy obsesivo y lo necesito. Pero también sé que hay mucha gente que sí se droga alrededor mío y lo logra igual.
¿Como lo hizo Steven?
Claro, él podía hasta cierto punto. Las drogas son geniales pero no para todos de la misma manera; me hace feliz que existan y que les permitan a muchos hacer cosas copadas, hacer viajes introspectivos que no podrían ser posibles de otra forma. Y, sí, comprendo que la gente piense que estamos puestos todo el tiempo porque hacemos cosas re locas, que diga "Wow, esto es lisérgico", pero no, sólo hacemos cosas interesantes.
¿Hay una intención consciente de provocar esa sensación?
No del todo. Quiero hacer "crazy shit" para entretenerme a mí mismo, para divertirme porque me gusta, no lo hago para impresionar a nadie más. Es como cuando pinto, lo hago porque quiero. No sé de donde salen estas ideas lunáticas, sólo es que tengo la suerte de tener esta infinita energía y curiosidad que me permite hacer todo esto y más. Suelo cruzarme con artistas que están demasiado cagados o cansados o sobrepasados y se paralizan. Yo, a su lado, me siento realmente afortunado.
Pero en tu Twitter mostrás fotos de Michelle (Martin-Coyne, su mujer) desnuda y otras imágenes que parecen sólo querer provocar...
¡Claro! Pero lo que queremos es mostrar nuestras vidas, no que estamos comiendo en los mejores restaurantes ni nada por el estilo, sólo decir "Hey, estamos acá haciendo esto" y ya. Saco un montón de fotos, miles y, si mirás en mi teléfono, tengo muchas de Michelle desnuda pero también un montón de cosas como insectos, el cielo, cosas locas. La verdad es que ella es una mujer hermosa y sabe que lo es y que nunca postearía una foto de ella fea, ja. Sabemos que es provocativo, sabemos que algunos dirán "What The Fuck?" pero es nuestra vida y pensamos que es interesante y tampoco creemos que estar en bolas sea para tanto. Vivimos así.
¿Entonces pensás que el estilo de vida y de trabajo de otros músicos es aburrido?
Creo que muchos músicos simplemente no piensan en todo esto: sólo tocan su música y listo. Pero esto también se relaciona con la idea de que yo no me considero realmente un músico. O sea, amo la música pero también amo todo lo demás: estar vivo, el cine, la pintura, comer, los animales, los insectos. Soy afortunado de poder hacer música porque es probablemente la forma más superior de creación, una manifestación plena del subconsciente. Y no conozco otra cosa más allá de las drogas que te permita manifestar esa parte de tu ser de la misma manera. Así que para mí es la mejor forma del arte: te permite soñar, tocar en vivo, escuchar, experimentar más que las otras. Contrariamente a los músicos que se circunscriben sólo a su ámbito, yo amo todo. Todo. Y debo admitir que esto que hago es demasiado estresante y loco. Pero así lo siento y, cuando lo siento, tengo que intentarlo hasta lograrlo.
Por Yamila Trautman
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