Un año después del atentado contra Trump, amigos y aliados ven señales de un hombre cambiado
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LA NACION
WASHINGTON (AP) — El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, estaba en el escenario de la Feria Estatal de Iowa a principios de este mes, inaugurando la celebración del 250 aniversario de la independencia del país, cuando escuchó a lo lejos lo que parecían ser fuegos artificiales.
”¿Escuché lo que creo que escuché?”, preguntó el mandatario mientras hablaba desde atrás de una pared de grueso vidrio a prueba de balas. “No se preocupen, son solo fuegos artificiales. Eso espero. Famosas últimas palabras”, bromeó, provocando risas y aplausos.
“Siempre hay que pensar en positivo”, continuó. “A mí tampoco me gustó ese sonido”.
Los comentarios que Trump hizo pocos días antes del primer aniversario de su intento de asesinato en Butler, Pensilvania, fueron un contundente recordatorio del persistente impacto del día en que un hombre armado abrió fuego en un mitin de campaña, rozando la oreja del entonces candidato y matando a uno de sus simpatizantes en la multitud.
El ataque trastocó drásticamente la campaña de 2024 y dio inicio a un frenético período de diez días que incluyó la llegada triunfal de Trump a la Convención Nacional Republicana con una oreja vendada, la decisión del presidente Joe Biden de abandonar su candidatura a la reelección y la elevación de la vicepresidenta Kamala Harris como su sucesora.
Un año después de haber estado a milímetros de un desenlace muy diferente, Trump, según amigos y asesores, sigue siendo el mismo. Pero ven señales, más allá de estar más alerta en el escenario, de que su roce con la muerte lo cambió de alguna manera: es más atento y agradecido, afirman, y habla abiertamente sobre cómo cree que fue salvado por Dios para salvar al país y servir un segundo mandato, lo que hace que esté aún más decidido a lograr su ambiciosa agenda.
“Creo que siempre está en el fondo de su mente”, dijo el senador de Carolina del Sur, Lindsey Graham, amigo y aliado de mucho tiempo que estuvo en contacto cercano con Trump después del tiroteo y se unió a él esa noche en Nueva Jersey después de que el entonces candidato fuera atendido en un hospital de Pensilvania. “Sigue siendo un tipo rudo y enérgico, ya sabés. No se ha convertido en un budista zen. Pero creo que es más agradecido. Es más atento con sus amigos”, dijo, señalando que Trump le envió un mensaje en su cumpleaños a principios de esta semana.
“Es un milagro que no esté muerto. Definitivamente era un hombre que creía que tenía una segunda oportunidad en la vida”, agregó Graham.
Mientras que muchas personas que sobreviven a eventos traumáticos intentan bloquearlos de su memoria, Trump, en cambio, se ha rodeado de recuerdos que conmemoran uno de los episodios más oscuros de la historia política moderna.
Ha decorado la Casa Blanca y sus clubes de golf con piezas de arte que representan el momento después del tiroteo cuando se levantó, alzó el puño dramáticamente en el aire y gritó: ”¡Luchen, luchen, luchen!”.
Una pintura de la escena ahora cuelga en un lugar prominente del vestíbulo en el Piso de Estado de la Casa Blanca, cerca de la escalera a la residencia del presidente. A principios de este año, comenzó a exhibir una escultura de bronce del cuadro en la Oficina Oval, en una mesa lateral junto al Escritorio Resolute.
Y aunque en su discurso en la convención republicana dijo que solo hablaría una vez de lo que había sucedido, a menudo comparte la historia de cómo giró la cabeza en el momento justo para mostrar su “gráfico favorito de todos los tiempos” de cruces en la frontera sur, al que atribuye el hecho de salvarle la vida.
El mes pasado, en una conferencia en la sala de prensa de la Casa Blanca, reconoció los persistentes efectos físicos del tiroteo.
“Siento esa sensación pulsante de vez en cuando”, dijo, señalando su oreja. “Pero saben qué, está bien. Este es un negocio peligroso. Lo que hago es un negocio peligroso”.
Trump asistirá el domingo, día del aniversario del atentado, a la final de la Copa Mundial de Clubes de la FIFA en East Rutherford, Nueva Jersey.
La jefa de gabinete de Trump, Susie Wiles, que, como su entonces jefa de campaña, estaba con él en el mitin, dijo en una entrevista de podcast emitida la semana pasada que Trump salió del tiroteo creyendo que había sido salvado por una razón.
“Creo que él piensa que fue salvado. Así es. Y nunca —incluso si lo pensó antes, no creo que lo hubiera admitido. Y ahora lo hace”, dijo en “Pod Force One”.
Ella también atribuyó el hecho a la intervención divina. El gráfico, señaló, “siempre fue el último en la rotación. Y siempre estaba en el otro lado. Así que el hecho de que pidiera ese gráfico 8 minutos después, y que apareciera en el lado opuesto, lo hizo mirar en una dirección diferente y levantar la cabeza un poco porque estaba más alto. Y eso simplemente no sucede porque sí. Sucedió porque, creo, Dios quería que viviera”.
Como resultado, dijo, cuando el mandatario dice cosas que “son rutinarias —todos los presidentes dicen ‘Dios bendiga a Estados Unidos’— bueno, es más profundo con él ahora, y es más personal”.
También dijo que el ataque ayudó a cambiar la percepción pública de Trump durante la campaña.
“Para que el público estadounidense vea a una persona que fue tan luchadora como lo fue ese día, creo que, por horrible y trágico que haya sido, resultó ser algo que mostró a la gente su carácter. Y eso es útil”, dijo.
“Sabes, tengo la obligación de hacer un buen trabajo, así lo siento, porque realmente fui salvado”, dijo Trump a Fox News el viernes. “Debo mucho.
Y creo —espero— que la razón por la que fui salvado fue para salvar a nuestro país”.
Roger Stone, un amigo de mucho tiempo y asesor informal, señaló que Trump ha tenido otros roces con la muerte, como la decisión de último minuto de no abordar un helicóptero a Atlantic City que se estrelló en 1989 y otro intento de asesinato dos meses después de Butler, cuando agentes del Servicio Secreto de Estados Unidos vieron a un hombre apuntando con un rifle a través de la verja, cerca de donde Trump jugaba al golf.
Stone dijo que ha encontrado al presidente “más sereno y decidido después del atentado” en Butler.
“Me dijo directamente que creía que fue salvado por Dios con el propósito de restaurar la grandeza de la nación, y que cree profundamente que ahora está protegido por el Señor”, afirmó.
Ralph Reed, presidente de la Coalición Fe y Libertad, estuvo de acuerdo.
“Pienso que las personas que conocen al presidente creen comúnmente que lo cambió. Es decir, ¿cómo podría no hacerlo? Imagina si fueras quien él era y si no giras la cabeza en ese instante”, dijo. “Sabía que tenía suerte de estar vivo”.
Dado lo cerca que estuvo Trump de un desenlace muy diferente, dijo Reed, “es difícil no sentir en algún nivel que la mano de la providencia lo protegió para un propósito mayor. Y hay personas con las que he hablado que dijeron estar seguras de que ganaría por esa razón, que debe haber habido una razón”.
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La periodista de The Associated Press Nicole Winfield en Roma contribuyó a este despacho.
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