Abasto, clásico y moderno

Lo cantó Luca Prodan: "los bares tristes y vacíos ya, por la clausura del Abasto". Y es que el corazón de este barrio estuvo ocupado tantos años por esta feria que fueron los propios vecinos quienes bautizaron a esta zona de Balvanera como "Abasto", en su referencia.

Su historia data de 1890, cuando se creó una feria de carros que vendían frutas y verduras. El edificio, realizado por el arquitecto esloveno Viktor Sulçic (que también realizó la Bombonera), recibió el primer Premio Municipal de Fachadas. Pero para 1984, el mercado cerró y cayó en desuso. Lo que no sabía Luca cuando escribió "Mañana en el Abasto" era que, años más tarde, volvería a abrir sus puertas convertido en un gran centro comercial.

Hoy es el más grande de la ciudad. Tiene 120.000 m2, cinco pisos y más de 200 locales, además de un patio de comidas, salas de cine y el Museo de los Niños. Ubicado sobre la avenida Corrientes, aún conserva la fachada de aquel entonces, mientras por dentro sus opciones abarcan desde grandes marcas de ropa como Paruolo, Viamo y Blaquè hasta locales para la casa como Simmons y Home Collection.

Afuera, entre barcitos típicos, milongas, pasajes y monumentos a figuras del tango, sus calles todavía conservan el encanto de otrora. Y a su vez, suman propuestas más modernas, como la de la Ciudad Cultural Konex, cita de fiestas y shows en su patio a cielo abierto. Del pasado a la modernidad, el Abasto sigue siendo una de las zonas más efervescentes de la cultura porteña.