Cómo hacer el gin tonic perfecto

Si durante una reunión con amigos uno de ellos dijera que el gin tonic comenzó siendo un remedio, más de uno largaría una carcajada. Pero, aunque suene extraño, este cóctel surgió como una búsqueda para encontrar la cura contra la malaria.

Todo comenzó en 1632, cuando la condesa de Chinchón, la esposa del virrey Luis Jerónimo de Cabrera, se contagió esta enfermedad. Ante la desesperación, la aristócrata aceptó probar la corteza de cinchona, una planta medicinal utilizada por los pueblos originarios para bajar la fiebre. Gracias a este remedio natural, la condesa se convirtió en la primera europea en curarse de la malaria.

Emocionada, decidió llevar este remedio a Europa, cuyo secreto radicaba en las propiedades curativas de la quinina. Para 1817, Pierre Joseph Pelletier y Joseph Bienaimé Caventou, dos científicos franceses, lograron aislar esta propiedad de la planta.

Rápidamente, comenzaron a comercializarla en forma de pastillas y las distribuyeron en las colonias europeas en África y Asia, donde la malaria se robaba cientos de vidas.

Pero, si bien este descubrimiento significó una gran alegría, el sabor extremadamente amargo de las pastillas hacía que tomarlas se convirtiera en una pesadilla.

Y es aquí donde el gin tonic hace su gran debut. Para hacer más llevadero el proceso de curación, los oficiales británicos instalados en la India comenzaron a diluir las pastillas con quinina en agua y le agregaban jugo de limón, azúcar y ginebra.

Muy pronto, distintas marcas, entre las que se encuentra Schweppes, comenzaron a comercializar el agua cabonatada con quinina, que luego pasó a llamarse agua tónica. Actualmente, el uso terapéutico de esta bebida ha desaparecido ya que la mayoría de las empresas ha reemplazado la quinina por edulcorantes y esencias.

A pesar de este cambio en la receta original, con el tiempo, el gin tonic se ha convertido en uno de los cócteles más pedidos en el mundo. Sabrina Traverso, finalista del concurso de coctelería World Class, explica cómo es hoy la receta clásica de este trago: "Ponés mucho hielo en un vaso. Después le agregás un cuarto de medida de gin y lo completás con tónica. Para darle el toque final, le agregás piel de limón y una rodaja de limón para que explote de aromas".

Por su parte, Ani Varela, barmaid y asesora de la marca Tía María, recomienda como paso previo refrescar el vaso: "Siempre está bueno refrescar un poco para que el cóctel te quede súper frío. Refrescar es agarrar la copa, ponerle hielo y revolver hasta que tome temperatura. Después descartás el agua y el hielo y le agregás 60 o 50 ml de gin según tu preferencia. Finalmente, completás con tónica".

Para que este trago salga "perfecto", la barmaid recomienda: "Para las primeras recetas, está buenísimo leer la etiqueta de las botellas de gin y ver con qué botánicos está hecho. Lo ideal sería conseguirlos y usarlos como garnish (decoración). Por ejemplo, si se trata de un gin que tiene canela y naranja y le agregás esos mismos ingredientes, vas a potenciar todos los sabores".

Por su parte, Tato Giovannoni, bartender y creador de La Gintonería, una coctelería ubicada en Rosario cuya especialidad es el gin tonic, creó una receta propia: el Tereré Tonic.

El bartender recomendó esta variable ya que es preparada en base a yerba mate y afrimó que "homenajea a la patria y sus sabores".

Para preparar este cóctel, el primer paso es colocar en una copa de vino una cucharada tamaño café de yerba mate soluble. A continuación, agregar 50 ml de gin y revolver para disolver y unificar los sabores. Después, se debe llenar la copa con hielo. Esto es muy importante ya que, según aclara Giovannoni, "cuanto más hielo, menor será la disolución de los cubos". Finalmente, agregar el agua tónica, revolver y decorar con piel de pomelo rosado.