El diseño que busca expandir las fronteras de la cama
Como la poltrona chaise longue, muchos profesionales ya piensan el mobiliario en función del encuentro sexual
Líneas ondulantes, tapizado de cuero, cuidadas terminaciones... A simple vista parece una poltrona chaise longue que no desentonaría en absoluto en ningún ambiente moderno. Pero en realidad es un mueble especialmente pensado para tener sexo.
El diseño actual se mete de lleno en la intimidad de las parejas para ofrecerles más y mejores alternativas a la hora de mantener relaciones sexuales. Pero el desafío va más allá del mobiliario: hay arquitectos abocados a la tarea de construir espacios y ambientes propicios para el amor. Es decir, están decididos a crear una arquitectura erótica doméstica que amplíe las fronteras de la cama. Entre ellos se destaca el japonés Rintaro Kikuchi, que observó que los japoneses apenas tenían relaciones y comenzó a preguntarse las razones de aquella sequía amorosa. Después de una breve pesquisa entre sus amigos y conocidos encontró la respuesta en su área de interés: departamentos muy pequeños y con ambientes estrechos, sin aire ni luz natural que no invitaban en absoluto al encuentro sexual.
Kikuchi se propuso, en cambio, construir pisos para solteros o parejas con grandes ventanales, cocinas con barra y pileta en la terraza. Todavía es pronto para ver los frutos de su trabajo. Pero el arquitecto está convencido de que al menos habrá elevado los índices de satisfacción sexual de unos cuantos clientes.
La casa erótica
Aunque nada garantiza una vida sexual plena, hay quienes sostienen que el espacio donde se practica el sexo es crucial para alcanzarla. En esa línea está diseñador industrial mexicano Andrés Amaya, fundador de Bala Studio, que en 2003 desarrolló una línea de muebles eróticos –las sillas de poliuretano y fibra de vidrio de estilo futurista son su sello personal– que ha ganado premios y ha sido exhibida en museos de todo el mundo y en la Feria del Mueble de Nueva York y de Milán. "La casa es un espejo de nosotros mismos; el erotismo debería verse manifestado en ella como reflejo de nuestra naturaleza sensual y sexual –sostiene Amaya–. Es muy importante la reconstrucción del paisaje doméstico con objetos, muebles y arte, en donde se pase de lo prohibido a lo cotidiano y a un modo de entender nuestro erotismo menos contaminado por la inmediatez coital."
A tono con Amaya, la sexóloga Celia Laniado, que es también coach sexual de varias parejas, asegura que el entorno en el que se tiene sexo es tan importante como el propio hecho de hacerlo y que las parejas deben abocarse a la idea de convertir su dormitorio en "un templo del amor". "Los ambientes tristes o aburridos pueden dar como resultado un sexo triste, mientras que los lugares sensuales, provocativos o novedosos son el escenario ideal para gozar de una experiencia sexual intensa."
Sin embargo, son pocas las personas que en pleno siglo XXI le dan importancia al entorno donde practican sexo. Por ejemplo, el arquitecto, diseñador industrial y periodista Ramón Ubeda, autor de Sex Design, una exhaustiva historia del diseño erótico, cuestiona por qué "si unos doscientos millones de personas hacen el amor cada día en todo el mundo, el diseño de todo lo que está relacionado con el sexo no es mucho más prolífico y de calidad. Más aún si caemos en la cuenta de que entre ese montón de gente que refleja la estadística también tiene que haber un buen número de diseñadores".
En España, Margarita Bonita tomó la posta del diseño del mobiliario erótico. "Creemos en el amor, en las parejas y, evidentemente, creemos en el sexo. Y queremos darle la importancia que se merece. Porque nos gusta, y porque somos de los que pensamos que la vida en pareja es mejor y mucho más completa cuando las relaciones íntimas también lo son", dicen los diseñadores Gener Romeu y Jaume Casterás. Detrás de cada uno de los productos desarrollados por la dupla catalana –el más popular es la Moving Bed, cama que reproduce los movimientos sexuales– hay pruebas, ensayos y errores.
"Recibimos asesoramiento técnico de un equipo de colaboradores que forman desde sexólogos y médicos hasta decoradores y estilistas, pasando por ingenieros", y aclaran que todos los productos han sido pensados para integrarse perfectamente en el ámbito doméstico. "A simple vista estaremos ante un bonito mueble de diseño, pero sólo sus propietarios conocerán sus extraordinarias cualidades ocultas reservadas para los momentos de intimidad en pareja", aseguran. Sucede que una de las claves para integrar estos muebles al paisaje doméstico es que pasen inadvertidos. Sin embargo, Amaya destaca: "Estos muebles no son mudos: establecen un diálogo armónico, público y prudente con su entorno. Son símbolos de nuestro intelecto erótico y de la madurez sensual del hogar".
Vamos al sillón... tantra
A pesar de que cada vez más parejas utilizan juguetes eróticos para poner más picante a sus encuentros sexuales, pocas han explorado todavía el mobiliario erótico. Casi sin competencia, la cama sigue siendo el lugar por excelencia del encuentro sexual, a pesar de que por su estructura plana no parece ser la mejor opción. "Lo que proponemos es la reconstrucción de una sociedad que acepte su erotismo y en la que la sexualidad no continúe limitada a una habitación y a la experiencia de una cama o un sofá", declama Amaya.
Laniado confirma que "existe la creencia de que las mejores relaciones se tienen en la cama y esto no siempre es así. Las relaciones en la cama valen para los primeros años de la pareja pero luego la cama se vuelve rutinaria y es necesario un cambio. Pero muchas parejas se resisten. Hay que atreverse a dejar la cama. En la cama nos peleamos, miramos televisión, reposamos cuando estamos enfermos, leemos, lloramos, dormimos, hablamos por teléfono, y muchas otras cosas más. Es un lugar gastado", opina la coach sexual.
Sin embargo, y a pesar de las críticas recibidas –sobre todo porque no invita mucho a experimentar nuevas posturas y es sinónimo de rutina–, la cama sigue reinando como lugar de encuentro de la pareja. Y hay quienes, incluso, la ponderan porque permite una intimidad y proximidad que hace más factible el contacto. "La cama sigue siendo el territorio preferido por su comodidad y porque además, generalmente, se encuentra apartado del resto de la casa. Cuando se tienen hijos, ya no podemos tener sexo en cualquier lado de la casa en forma espontánea. En la cama, surge naturalmente el encuentro amoroso", opina Mariela Tesler, especialista en pareja y sexualidad y dueña del love store Isabelina.
Tesler afirma, sin embargo, que dejar la cama como lugar exclusivo del encuentro sexual e innovar es siempre positivo. "Cuando hay niños es más complicado colocar un mueble sexual, pero hay algunos que pasan desapercibidos. El sillón tantra, por ejemplo, se ve como un mueble regular –dice–. Apelar a estos muebles es muy bueno ya que, después de algunos años, la pareja termina manteniendo relaciones en las mismas posiciones, lo que genera rutina y desgano. Probar otras posturas y espacios físicos e incorporar productos alimentan la llamita".
De la fantasía a la realidad
Pero innovar no siempre es fácil. Al menos eso afirma el doctor Walter Ghedin, médico psiquiatra y sexólogo. "La vida sexual es sensible a las nuevas experiencias y se enriquece con ellas, pero también se acostumbra fácilmente a las formas de relación, sobre todo si éstas han resultado eficaces a la hora de hacer el amor. ¿Para qué cambiar si funciona?", dice Ghedin que piensan habitualmente los amantes.
El especialista sostiene que el espacio físico real (el cuarto y especialmente la cama) puede convertirse en otros espacios posibles con un sinnúmero de variantes gracias a la fantasía propia y de la pareja. "No obstante, convertir la fantasía en realidad cuesta. No sea cosa que salir de la comodidad no sea tan placentero. La cultura no es ajena a estos determinantes de la vida erótica y ha establecido la habitación como el lugar de intimidad y de encuentro de la pareja. Si el cuarto es el lugar de contención y preservación de lo privado, el lecho lo es de dos actividades fisiológicas fundamentales: dormir y tener sexo".
Para Ghedin, "la comodidad que ofrece la cama permite que los cuerpos se entrelacen en distintas poses. La experiencia erótica se enriquece cuando se eligen otros lugares, dentro y fuera de la casa, pero por más satisfacción que provoquen, no llegan a adquirir la supremacía del clásico lecho. Es más, cualquiera de las otras alternativas puede ser vivida con una cuota de riesgo o de osadía comparada con el conservadurismo de la cama".
Por eso, los que todavía no se animan a adquirir un sillón tantra u otro mobiliario erótico más sofisticado, pueden empezar con los love pillows. "Suelen ser la puerta de entrada. Se trata de unos almohadones posturales pensados para que la espalda no sufra demasiado", describen en Margarita Bonita, donde se puede elegir entre seis modelos.
Pero más allá de los objetos y los espacios destinados al encuentro sexual, Ghedin sostiene: "No es sólo el mobiliario lo que influye, sino también la preparación para que el espacio se cargue de una investidura erótica. La amplitud de los lugares ayuda a que aparezca la sensación de libertad, de despliegue del cuerpo y los sentidos. Los muebles pequeños y funcionales pueden desplazarse para extender el lugar. Es imprescindible provocar nuevas acciones y hacernos el tiempo para un encuentro más prolongado, y, por supuesto, alternar lo conocido con la novedad".
Y Tesler amplía: "El espacio físico no tiene relación directa con la pasión, pero por supuesto condiciona. No es decisivo, pero sí nos ayuda a despertar sensaciones". Sensaciones que habitan en uno y que pueden potenciarse o reducirse a la mínima expresión según el entorno. Ya lo dijo Amaya, para quien la búsqueda del placer se ha vuelto ley: "La casa es un espejo de nosotros mismos". Que ese reflejo no opaque el deseo.
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