Algunos lo consideran riesgoso, a otros simplemente los desmotiva. Pero salir a chapotear en zapatillas tiene varios puntos positivos que es interesante conocer
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El mal clima pareciera dividir a los runners. Están los que con pocas gotas se guardan, y los que salen igual aunque se caiga el cielo.
Los del último grupo a veces también dudan, pero aseguran que después disfrutan la experiencia y hasta agradecen haber salido. Y tienen sus buenas razones. En primer lugar, ponderan la idea de que el agua no lastima. Sólo moja. Una frase motivacional común entre corredores es: “es agua, no es ácido”.
Entre la diversión de la niñez y la fuerza de voluntad
Manifiestan que la sensación de correr mientras llueve los conecta con la diversión y con la niñez. Con esa etapa de la vida en donde mojarse y embarrarse era más placentero que grave. Y también con una determinación que puede transferirse a otras áreas. Porque saberse capaz de cumplir con el entrenamiento con malas condiciones externas, o sin ganas, ayuda a pensar que también se podrá con otras dificultades en la vida. Correr con mal clima, sin duda, es un excelente entrenamiento no sólo para el cuerpo si no para la fuerza de voluntad, la seguridad y el amor propio, también.
Las plazas y las calles de los típicos circuitos runners semi vacíos son una escena que empodera: hace sentir “especiales” a los pocos que con cielo negro salieron igual. Que le ganaron a la pereza y a la debilidad. Cuando vuelven a casa se sienten mejor. Más fuertes, más contentos, más jóvenes. Más vivos.
El empoderamiento de los grupos
Silvina Martinez Arrieta es un ejemplo de esas historias de empoderamiento. Se enamoró del running a los cincuenta y ocho. Antes no había corrido nunca. Durante la pandemia conoció a una profe por Instagram que la motivó a correr. Se anotó en su Running Team, y no paró más. El pasado 25 de Mayo vivió la experiencia de su primera 10 K en plena tormenta en la tradicional Carrera Maya. Arrieta cuenta que se despertó a la mañana con la voluntad de correr esa carrera, sin pensar en nada, empujada por la pulsión que representa pertenecer a un team. Confiesa que de haber estado sola, seguramente no habría ido. “La unión de nuestras voluntades en el equipo produce una sinergia que le da sentido a ese esfuerzo. Y todo por el beneficio de lograr vencer la adversidad”, arroja entre orgullosa y emocionada. Y continúa: “Cada uno corre persiguiendo algo distinto. Para mí correr significa doblegar el cansancio, la incomodidad, sabiendo que al final del camino voy a sentir una emoción y un bienestar que no se logra con ningún químico. La lluvia le da un gran valor agregado a la experiencia”.
Nuestra corredora recuerda que ese día de la carrera llovía torrencialmente, y mientras ella y sus compañeros de grupo se empapaban, ateridos de frío, todos se emocionaron hasta las lágrimas escuchando el Himno Nacional antes de largar. Se miraban sabiendo que estaban juntos para enfrentar todo eso. Felices con una felicidad irracional para ese contexto. Silvina agrega que la lluvia en las mejillas es más que el viento en la cara. Que la lluvia en la cara es libertad, es no esconderte de nada, es estar expuesto sin temor a las fuerzas de la naturaleza. Te hace dar cuenta de que el cuerpo es capaz de hacerle frente casi a todo. Al punto que no disminuyen la temperatura ni la energía. Por el contrario, una voz interna grita al oído que vas a poder.
Y para cerrar remata: “Correr es librar una batalla a favor de la vida. Y ganar. Sea donde sea que llegues. Y hacerlo con condiciones adversas suma un tinte muy épico a todo”.
Ahora bien: ¿correr con lluvia no es riesgoso?
Puede ser riesgoso si hay actividad eléctrica, vientos fuertes, o zonas inundadas. Estas tres cuestiones claramente presentan peligros. También hay que tener cuidado con las superficies resbaladizas. Por otro lado, el frío y la lluvia son un combo para respetar si no se tienen altas las defensas.
Pero lo cierto es que si uno está sano y fuerte, tomando ciertos recaudos se puede correr igual con lluvia, y disfrutarlo.
Además, quienes participan de carreras saben bien que rara vez las mismas se cancelan por lluvia, y es bueno entrenar en esa situación para estar preparado por si ocurre en un evento importante.
¿Qué se debe tener en cuenta al correr con lluvia para minimizar riesgos?
- Con viento y frío, es conveniente llevar una primera capa térmica y un rompevientos.
- Si el agua en los ojos molesta, los anteojos y/o gorro de sol, aún sin sol, funcionan bien.
- Es clave cambiarse toda la indumentaria incluyendo las zapatillas y las medias inmediatamente después de correr. Quedarse mojado y tomar frío en el post suele ser la parte más riesgosa.
- Mientras se corra, prestar más atención de la habitual: las calles mojadas exponen a tropiezos y lesiones. Es mejor evitar las superficies resbaladizas y embarradas.
- Realizar la entrada en calor y la elongación final en un lugar cubierto. Se pueden realizar, por ejemplo, primero unos ejercicios de movilidad articular y estiramientos dinámicos en casa, antes de salir, y los ejercicios de flexibilidad al volver, ya con ropa y calzado secos.
- Cuando se esté débil o con sospechas de estar por engriparse o contraer alguna enfermedad, en climas adversos es mejor guardarse. El combo lluvia + frío puede ser inmunizador para personas fuertes en perfecto estado de salud, pero no así para organismos con defensas bajas.
- Recordar siempre que la integridad física debe estar por encima de todo. Una cosa es una llovizna o lluvia y otra muy distinta una tormenta eléctrica con rayos, vientos que vuelan ramas, y calles inundadas.
- Frente a este último escenario, elegir cuidarse y quedarse a hacer ejercicio en casa seguramente sea la opción más acertada.
Carolina Rossi es Entrenadora Nacional de Atletismo