Al cruzar las puertas del Royal City Palace, con tres siglos de antigüedad, se percibe un paso a otra dimensión: la de la leyenda, el lujo y la opulencia. Está situado en el corazón de Jaipur, la capital del estado de Rajastán, también conocida como Ciudad Rosa, y es la residencia oficial de la familia real. Son varias las construcciones de estilo rajput y mogol, unidas por patios, pabellones y jardines de efecto infinito, que conforman los dominios del palacio. En 1725, el maharajá Sawai Jai Singh II, fundador de Jaipur, además de matemático y astrónomo, encomendó la monumental obra al arquitecto bengalí Vidyadar Bhattacharya.
Chandra Mahal, el edificio más añejo de la fortaleza y la cuna de los cuarteles privados del maharajá, voz en sánscrito para llamar al ‘gran rey’, ostenta siete (un número mágico, de buenos augurios en India) pisos. En el último, cerca del cielo, flamea la insignia kachwaha cuando Su Alteza está en casa.
REY DE CORAZONES
El descendiente número 303 de la dinastía Kachwaha, Su Alteza maharajá Sawai Padmanabh Singh Bahadur, tiene 21 años, más pinta de actor o modelo que de regente y un sobrenombre latino: Pacho. A la edad de 14, heredó el título de su abuelo, Su Alteza brigadier maharajá Bhawani Singh Bahadur, quien murió en 2011 y lo había adoptado en 2002 para reencauzar la línea sucesoria, ya que Diya Kumari, princesa y madre de Pacho, se casó con el hijo de un empleado del palacio, de un linaje inferior. Pacho fue pupilo en el prestigioso colegio Mayo en Ajmer, en Rajastán, y después viajó a Inglaterra para completar los estudios secundarios en Millfield. Más tarde se mudó a Manhattan y se graduó en el Liberal Arts en New York University. Hoy, instalado en Roma, estudia Historia del Arte. "Después de Jaipur, Roma es uno de mis lugares favoritos. Cada rincón revela una historia y además me gusta ese espíritu italiano de la bella vita", dirá el maharajá. Pacho juega al polo desde chico (tiene 3 de handicap), integra el equipo nacional de India, y es socio del Guards Club de Windsor.
Desde hace un par de años, decidió romper con su histórico bajo perfil. Y en noviembre de 2017, irrumpió en el tradicional Baile de Debutantes en París del brazo de Ava Phillippe, la hija de la actriz Reese Witherspoon. En 2018, desfiló para Dolce & Gabbana en Milán. Hoy, con status de celebridad, en Instagram [@pachojaipur] tiene 140 mil seguidores. En Forbes, figura en la lista de los 30 sub30 más influyentes y millonarios de Asia, con una fortuna familiar difícil de estimar en propiedades, autos y colecciones de arte, que podría llegar a los 2000 millones de dólares.
DE RAÍCES Y REDES
"Mi abuela me recuerda lo importante que es no creérsela, no olvidarme de mi historia", dice Su Alteza y da inicio a un reportaje con ¡HOLA! en Sukh Niwas (o Casa de Placer), como denomina a los dos primeros pisos de sus aposentos privados. Viene de jugar al polo y tiene puesto un jean blanco de La Martina, remera y jutis, unos zuecos bajos de cuero, típicos de India. Nos recibe en una sala de gran dimensión, con muebles de estilo, arañas de cristal y sillones tapizados en sedas labradas. En distintos portarretratos hay fotos de la familia real y del príncipe Carlos de Gales, padrino de Pacho.
–¿Cuál es el rol de un maharajá hoy?
–Debe adecuarse a los tiempos modernos, sin olvidar sus raíces. Yo quiero ser un embajador de India y especialmente de Jaipur, de su cultura, de su historia. Y deseo servir a mi gente, como lo ha hecho mi abuelo, devolver algo de todo lo que recibí.
–Su Alteza, usted es un millennial, un viajero frecuente, muy activo en Instagram…
–Me ocupo personalmente de mi cuenta de Instagram y posteo sobre polo, sobre las festividades, sobre las costumbres de mi país. Me parece muy importante que los jóvenes conozcamos y valoremos nuestro pasado. Creo que el lujo y las experiencias se redefinen hoy, hay que aceptar que lo antiguo conviva con lo nuevo. En otra época hubiera sido imposible abrir las puertas del palacio para hospedar turistas. Pero hoy mi país es democrático y tenemos que abrirnos al mundo y a otras posibilidades.
–¿Cómo nace la sociedad con Airbnb?
–Mi madre creó la fundación que lleva su nombre, Princess Diya Kumari, para apoyar y empoderar a mujeres en situaciones muy vulnerables. Y esta iniciativa de abrir nuestra casa con la recién inaugurada suite Gudliya va a colaborar con su causa, que está muy cerca de mi corazón. Yo quiero poner a mi adorado Jaipur en el mapa. Los turistas no vienen a India por los malls, desean explorar nuestra cultura, nuestras costumbres. Tenemos que estar informados sobre nuestra historia y sentirnos orgullosos. Eso nos hace únicos. Como anfitriones siento que somos campeones de la hospitalidad. De hecho, estos pisos fueron construidos con el fin de entretener y recibir invitados, hacer relaciones públicas.
–¿Usted es un feminista fervoroso?
–[Sonríe]. Yo crecí rodeado de mujeres: mi abuela, mi madre, mi hermana. Soy un admirador de la fuerza femenina. No diría que las mujeres son iguales a los hombres, creo que son superiores. En primerísimo lugar, dan vida. Las mujeres son capaces de todo y ellas nos enseñan a hacer sacrificios.
–¿Encontró a la mujer de sus sueños?
–No la estoy buscando, en realidad. Quiero hacer muchas cosas antes de pensar en casarme. Voy a terminar de estudiar, pretendo ayudar a mi madre en su trabajo político como diputada.
–¿Cuál es su gran pasión?
–El polo es una de mis grandes pasiones. Juego todos los días de mi vida, sueño con mejorar mi handicap. De hecho, ahora mismo vengo de jugar [señala su pantalón blanco].
–¿Conoce a Adolfo Cambiaso?
–Jugué con él en dos oportunidades, pero no me registró. [Se ríe]. Cambiaso es una gran inspiración para mí: un hombre de 45 años que brilla y deja todo en la cancha y sigue ganando y batiendo récords. Estuve una sola vez en Argentina, hace bastante tiempo, y me gustaría volver.
MIL Y UNA NOCHES EN GUDLIYA
Muy discreto acerca de su intimidad, Su Alteza evitó hablar de amor. Pero en su entorno, Claire Deroo, la joyera francesa de 25 años que lo acompaña desde hace un tiempo, ya no es un secreto. Y fue ella quien se ocupó de la ambientación de Gudliya Suite, con la que el maharajá y Airbnb quieren viralizar el lujo por una buena causa. Desde el 23 de noviembre hasta fin de año, la primera experiencia en un palacio real se ofrece por 1000 dólares la noche a modo de promoción y en 2020 el precio escalará a 7.990. La ganancia entera irá directamente a la Fundación de la princesa Diya Kumari, activista incansable por los derechos de las mujeres.
En un diálogo informal con ¡HOLA!, Claire compartió su desafío de decorar la habitación. "Su Alteza solamente expresó que no quería una sola pared blanca en la suite. Me puse manos a la obra con ese rumbo y me inspiré en la magia y el color de Jaipur. Cada ambiente vibra en un tono distinto: verde la entrada, celeste la habitación, rosa el baño… Los muebles los rescaté de un depósito en el palacio y los textiles son de la India. Mi único guiño francés fue el sillón redondo, en terciopelo rosado, que puse en el baño. Entre mis faros podría citar al británico David Hicks, un genial diseñador de interiores", contó Claire. El maharajá inaugura así una nueva era del palacio, que contó con huéspedes ilustres como la reina de Inglaterra, los príncipes de Gales, Carlos y Diana, John F. Kennedy y Jackie, entre tantos otros.
FIESTA CON LUNA LLENA
Fanático de la moda, el maharajá Padmanabh Singh habló sobre su interés por la ropa en la tarde de la entrevista y adelantó que para la Comida de Gala, en la que presentó la suite Gudliya, tenía dos opciones de look: un smoking y un bandghala, el traje formal originario de Jodhpur. Pasadas las nueve de la noche, Pacho hizo su ingreso a la terraza de Sukh Niwas, donde se dispusieron las mesas redondas a cielo abierto, bajo la luz de la luna llena. Al mejor estilo Las mil y una noches, artistas, bailarinas, juglares y lanzallamas daban la bienvenida desde la entrada del palacio. Caminos de velas, copetes naranjas, ramos de nardos blancos y pétalos de rosas completaban la escena festiva y regalaban un aroma sublime. Los mozos, de turbante, convidaban delicias rajastaníes al compás de la música de los manganiyares. Su Alteza fue el último en entrar a la fiesta. Saludó a las damas y caballeros presentes y dijo unas palabras en clave millennial: quiere posicionar Jaipur en el mapa del mundo, hacer popular su tierra y sus encantos milenarios y empoderar a las mujeres. Entonces, en plena fiesta, le hago una última pregunta:
–¿Cuál es su fórmula para la felicidad?
–No sé si es una fórmula, para mí ser feliz es una actitud frente a la vida. La insatisfacción es uno de los males de nuestro tiempo, que atenta contra la felicidad. Yo valoro a las personas que son felices con lo que les tocó.
Dolores Paillot
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