El tren fantasma
Cuando tenía 1 año experimentaba las ganas de explorar su pequeño mundo por los pasillos de la radio, a los 14 ya era jefe de la discoteca, cuando llegó a los 20 se plantó frente a su padre y le comunicó su deseo de hacer un programa de rock.
Parece la historia de uno más de los muchos radioadictos que pululan por el aire, pero no. No cualquiera es hijo del dueño de una radio, y tampoco cualquiera estaba dispuesto a hacer un programa de rock cuando transcurría, agitadamente, 1974.
Así nació El tren fantasma , casi como un capricho del hijo del dueño de la cancha. El capo , Mercidio Morano; la cancha, Radio Rivadavia; el hijo, Daniel Morano.
Escudado detrás de un casi inviolable perfil bajo y, más tarde, detrás de la voz de Omar Cerasuolo, Daniel Morano fue -y sigue siendo- el cerebro creativo que puso en marcha El tren fantasma hace ya 25 años. "Tenía la posibilidad de hacer el programa que yo quería y no iba a desperdiciarla. Quería pasar la música que no se escuchaba en ningún lado. Tenía cosas que aquí se hicieron populares diez años después", hace memoria Morano.
Su rebeldía de aquel entonces le llevó a negar, por bastante tiempo, los auspicios en su programa. La insistencia de algunas marcas le dieron otro motivo de rebeldía. "Los auspiciantes me tenían que dar total libertad para hacer la artística de sus productos. De hecho, ellos escuchaban el aviso cuando salía al aire." Cuando Cerasuolo se puso al hombro el proyecto ya eran marca registrada, casi un símbolo de identidad de una generación que buscaba infructuosamente salir de los estrechos márgenes que dictaba el mercado discográfico de entonces. Así pasaron quince años, y luego de otros ocho en silencio, el tren volvió al aire. Y desde el último año proyecta sus imágenes sonoras por la Rock & Pop los sábados, de 21 a 0.
"Lamentablemente, Omar no está en El tren... Radio Continental -donde hace La noche que me quieras - no lo autorizó a participar."
El programa lo hace Morano en la soledad de su pequeño estudio hogareño. El, la computadora y la voz de su desconocido locutor, al que llegó a través de un catálogo de voces que le brindó Internet. "Wally es de una localidad cercana a California y lee mis textos por fonética. No tiene idea de lo que está diciendo."
Con el mismo código de entonces, la modernidad se subió al tren. Pronto tendrá su versión Web, que excederá la simpleza de una página. Morano busca darle al programa la imagen que nunca tuvo. Su amor por Internet se hizo más profundo cuando descubrió que es el medio más cercano a la radio. " El tren... tendrá imagen sin pasar por la televisión." Su otro gran desafío para el futuro es incluir al rock nacional.
Morano busca que su tren se diferencie, marque un contraste. En eso está, recorriendo una realidad paralela a la que sólo algunos están invitados.
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