La historia de Angélica: hace 22 años que se pasa las fiestas en la Casa Garrahan disfrazada de Papá Noel
María Angélica Pérez, de 72 años, tiene tres hijos, seis nietos y un bisnieto. Una familia numerosa para disfrutar en las fiestas navideñas . Sin embargo, no la ve el 24 ni el 25 de diciembre desde hace 22 años, porque esos días los dedica a hacer felices a las mamás y los niños que viven en Casa Garrahan , una institución que brinda un hogar a quienes residen a más de 100 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires y se atienden en los hospitales pediátricos, mientras cumplen tratamientos que no requieren internación.
"Se me ocurrió que quizás podía disfrazarme de Papá Noel para los chicos y quien era el director de la casa en ese momento me dijo que sí y me inventé mi traje porque no había entonces. El que tengo ahora es mejor, como el original", contó en diálogo con LA NACION.
La noche del 24 se hace una cena en la casa donde las mamás cocinan y Angélica participa sirviendo la comida, pero, antes de la medianoche se disfraza, sale afuera y toca el timbre para sorpresa de todos los chicos.
"La alegría que tienen es muy grande porque muchos no conocen los juguetes. Hay risas, llantos y se abren los paquetes", detalló.
Angélica se entusiasma al recordar los detalles de cada fiesta, como todas las veces que su Papá Noel estuvo a punto de ser descubierto por los chicos, porque le levantan la barba o le ven alguna cadenita. "Uso guantes para que no me reconozcan por las uñas y una vez me dejé sin querer la pintura blanca en las cejas y me la tuve que ir sacando con la mano".
Otra vez se olvidó una bolsa con regalos afuera y, ya cambiada como una persona normal, les preguntó a los chicos por Papá Noel porque se había olvidado unos regalos y los pequeños le contestaron "que se había ido por el patio atravesando las flores". "Lo principal es que ellos sean felices, que disfruten la comida igual que las mamás que tienen a la familia dividida".
En cuanto a cómo vive su familia su elección, dijo que "están conformes" y que siempre habló con ellos de este tema. "Me quedó hasta el 25 a la tarde y antes también estaba el 31 de diciembre y el 1 de enero, pero ahora esas fechas las comparto con mi familia. Estoy conforme con lo que hago y espero que me dé la salud para poder hacerlo por mucho tiempo más", agregó.
Otras formas de ayudar
Beatriz "Bety" Resnik, directora del área de Relaciones Institucionales de la Fundación Garrahan -de la que depende la Casa Garrahan-, asegura que en esas cenas uno se lleva "más de lo que da".
"Hace varios años que pasamos la Nochebuena en la casa. Hay apróximadamente 40 mamás con 40 chicos. Es hermoso. Es una fiesta alegre: ponemos música y las mamás cocinan", explicó, aunque dijo que a veces es un momento duro para las mujeres.
"A la medianoche hay que apuntalarlas un poquito porque se angustian. Tratamos de que estén lo mejor posible, pero el desarraigo es una de las cosas más duras y estar con uno sólo de sus hijos en estas fechas es durísimo. El año pasado una mamá con mellizos tenía a uno con ella y al otro en terapia intensiva del hospital. Fue difícil porque quería estar con los dos así que los chicos de la Fundación Sí, que vienen después de la medianoche, la acompañaron a terapia y después volvió para estar con el otro", contó.
Resnik repite una idea como un mantra: "Hay que estar cerca de la gente que más lo necesita porque te llevas más en el corazón de lo que estás dando".
Si se quiere participar de la cena de Nochebuena hay que avisar con antelación a los teléfonos de la Fundación (4941-1276/1333) o de la Casa Garrahan (4308-5229) y sino se puede colaborar aportando juguetes nuevos ya que el 24 se reparten juguetes a los 600 chicos internados en el hospital. Para coordinar la donación también hay que comunicarse por teléfono previamente.