Masajes faciales. El autocuidado vuelve a ser protagonista
"Lo tomo como una meditación activa. Una herramienta para cuidarme pero además bajar los decibeles". Así habla Daniela Butvilofsky sobre los masajes faciales, el nuevo furor de Instagram que no discrimina profesiones o edades, y que comparten desde influencers y médicas a periodistas y chefs (precisamente como ella). ¿En qué consiste? Simple: aplicarse las cremas de rutina de limpieza y cuidado con movimientos que trabajen y relajen los músculos, en pos de aliviar signos de envejecimiento. "Desde que empezó la cuarentena lo vengo haciendo bastante seguido; practico entre tres y cuatro veces por semana y trato de realizarlo antes o después de hacer deporte, como para juntar todo lo que me hace bien en un mismo momento del día", describe. Viéndose ciertas expresiones de la cara un poco duras, como el entrecejo, y con los ojos hinchados algunas mañanas, encontró en este automasaje una solución rápida y agradable para ir aliviando esos signos.
En tiempos de centros de estética y belleza cerrados, el autocuidado se volvió un paso esencial. Y así como las rutinas de gimnasia hoy se hacen en casa, los tratamientos caseros para la piel también están empezando a tomar más tiempo. A la vez, frenar el ritmo vertiginoso de la rutina aportó el espacio para dedicarse a estos pequeños rituales con mucha más constancia. "Esta pandemia nos hizo pensar mucho qué vida estábamos viviendo y cuánto nos dedicábamos a nosotros mismos", apunta Priscila Dzigciot, directora médica de Bace Estética, que lleva más de un año compartiendo la técnica para los masajes faciales en la cuenta @bace_estetica, pero que notó un crecimiento exponencial en este tiempo. "Es ideal, porque eliminan toxinas, drenan y reposicionan músculos, aumentando la circulación y ayudando a penetrar mejor las cremas. Eso ayuda a prevenir los signos del envejecimiento y mejora la calidad de la piel", relata, agregando que entre sus masajes más demandados están los de drenaje y descongestión, que enseña a hacer con cucharas frías.
Aunque son furor reciente en Instagram y en la Argentina, los masajes faciales existen en Oriente desde hace más de 3000 años, como parte de la medicina tradicional china primero y luego de la japonesa, cultura que masterizó su aplicación. "Creo que se están recuperando porque estábamos necesitando parar y reflexionar sobre cómo nos tratamos. Necesitamos vernos y sentirnos mejor sin atacarnos ni modificar nuestro cuerpo de forma invasiva, y el automasaje nos esculpe el rostro sin violencia y respetando los tiempos de la naturaleza", sostiene Elisa Heros, cosmiatra integrativa y experta en masajes faciales reafirmantes formada en París y Barcelona, que hasta antes del aislamiento se dedicaba a brindarlos en persona y hoy es una de las más grandes difusoras en su cuenta @eliheros. "Combinando conocimientos de mi formación y observando cambios en quienes atiendo creé mi propio método de automasajes, y lo estoy compartiendo en redes, clases online grupales y sesiones personales virtuales. Es muy efectivo, ya que trabaja a nivel intramuscular", detalla. Además de los beneficios ya mencionados, agrega que se desbloquean emociones "estancadas", se libera la fascia, y que al mejorar la circulación sanguínea y relajar los músculos se habilita otra posibilidad de gesticular, sonriendo "más grande" y con las facciones liberadas. También, se alivian el bruxismo y la vista cansada.
¿Qué recomendaciones seguir para hacerlo en casa? Según Heros, tener constancia y hacerlo todos los días por 10 o más minutos. "Si no podés a diario y te hacés tres veces por semana está bien también, la idea es implementarlos, el tiempo en el que vemos resultados depende de cada bioindividualidad, pero todas coinciden en el efecto relajante inmediato", apunta.
Para Ita Denegri, la cuenta de Heros fue el mayor descubrimiento de la cuarentena. Con 34 años, decidió aprovechar el tiempo en casa para investigar sobre el tema, y cuando descubrió los masajes los adoptó de inmediato. "Me los empecé a hacer a la mañana o a la noche, y empecé a prestarles más atención a los ingredientes de los productos que uso, buscando que sean lo más naturales posible. Tengo arrugas de expresión porque soy muy gestual, y noté cambios importantes. Siento la piel menos seca y marcada", describe. A su rutina también le agregó un roll de jade y una piedra de cuarzo para aplicarse las cremas, elementos que esta técnica recomienda para complementar. "Aprovecho a hacerme los masajes a la noche. Me ayuda y me relaja antes de dormir".
La mirada tradicional
Para la medicina tradicional estos masajes también son ya conocidos. Sin embargo, siguen el auge actual con interés, porque habla de una conciencia de autocuidado y búsqueda de bienestar. "Los estímulos mecánicos pueden generar una respuesta biológica en los fibroblastos, las células que generan colágeno, volviéndolas más activas. Pero la mayoría de los papers sobre el tema hablan de realizar este masaje diariamente, por muchos minutos, con cremas que además incentivan estos efectos. El efecto es por el estímulo mecánico, pero también porque estamos logrando que los principios activos de los productos penetren mejor", puntualiza la médica especialista en dermatología Belén Hirigoity. "Hay una relación directa entre el cerebro y nuestra piel: cuando estamos y nos sentimos bien, la piel se verá igual. Y cuando realizamos ciertos estímulos, generamos un cambio en nuestro humor".
En cuanto a las contraindicaciones, Hirigoity recomienda no hacerse masajes a aquellas personas con acné activo, ya que podrían autoinfectarse, ni a pacientes con rosácea o pieles sensibles. "Pero en líneas generales, creo que es un hábito positivo: nos dedicamos un tiempo a nosotros y hasta puede ser una forma mucho más agradable de aplicar la rutina de cremas", sintetiza.
Para Dzigciot, esta cuarentena puede habernos puesto a las puertas de un nuevo hábito social. "Ojalá todos se hagan masajes faciales y además usen protector solar, porque cuidarse ayuda a envejecer de otra manera. Y puede que esta pandemia sirva para construir hábitos saludables, porque cuando te empezás a ver bien, no hay vuelta atrás".
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