Peatones vs. ciclistas, el nuevo conflicto callejero
Aunque son los eslabones más débiles del entramado del tránsito urbano, su convivencia no es del todo armónica
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"¡Eh..., cuidado!", se oye al pasar -a todo velocidad- a un ciclista por la bicisenda de La Pampa y Superí. El destinatario del grito era un peatón que estaba por cruzar la calle -con semáforo en verde-, pero cometió la "imprudencia" de mirar sólo hacia la derecha, de donde venían los autos, y no hacia la izquierda, de donde provenía la bicicleta. El intercambio de insultos que siguió y motivó un pequeño incidente entre ambos pinta la difícil convivencia entre peatones y ciclistas. Desde que la bicicleta se transformó en un medio de transporte cada vez más elegido para movilizarse en la ciudad, los encontronazos en plena ciclovía se convirtieron en el nuevo conflicto callejero.
Ciclistas que no respetan semáforos y que circulan a toda velocidad por estrechas bicisendas doble mano; peatones que caminan por la ciclovía o esperan parados sobre ella para cruzar, y ciclistas que circulan por la vereda como si fuera la calle son parte de la génesis de la mala relación que hay entre unos y otros.
Para Leo Spinetto, ciclista y creador del blog Bicivilizados, el problema no se reduce a ciclista y peatón. “Me parece un error pensarlo como una problemática independiente. De ninguna manera está separada de las malas conductas y de violencia vial que vivimos en la calle –plantea–. Soy ciclista al mismo tiempo que peatón y de vez en cuando manejo un auto. Ese ciclista que se comporta mal con la bici va a comportarse igual como conductor o peatón”, sostiene Spinetto, que además tiene un programa de radio en Internet sobre ciclismo urbano, transporte y urbanismo.
Para él y para muchos ciclistas, en todo caso, el conflicto entre bicicletas y gente a pie nace de la falta de costumbre respecto de ese actor nuevo que ha ganado la calle pedaleando y que todavía está encontrando su lugar dentro del complejo entramado del tránsito porteño. “Al ser un actor nuevo trae conflictos. Sobre todo a causa de la infraestructura. Muchas bicisendas están mal instaladas, son doble mano y el peatón todavía no se acostumbró a ellas. No tiene la costumbre de mirar para los dos sentidos y muchas veces eso provoca algún susto. Y si venís en la bicisenda a contramano del tránsito, en muchas intersecciones no hay semáforo para los ciclistas”, dice Spinetto, que tiene su blog junto con un amigo español que vive en Madrid.
“La mayoría muestra una percepción positiva por el aumento del uso de la bicicleta, pero en paralelo crece la impresión, reflejada por algunos medios, de que la masividad del ciclismo urbano genera peligro a los peatones. Éstos, a su vez, son visualizados por muchos ciclistas como el principal estorbo para circular en vías exclusivas”, dice la ficha Ciclistas vs. Peatones que se puede leer en el sitio de En Bici Seguro, asociación que promueve desde hace años el uso de la bicicleta como medio de transporte.
“Estas situaciones entre ciclistas y peatones, si bien son habituales no suelen pasar de un susto o un insulto”, asegura Néstor Sebastián –director del programa–. Cuando se va en bicicleta, la mayoría de las veces, basta con acariciar un poco el freno. Es cierto que uno como peatón está acostumbrado a prevenirse de donde viene el peligro, que son los autos. Y para los que van a pie, la ciclovía es un espacio novedoso, con doble sentido, que además es una incitación a ganar algún metro en la calzada. El peatón deja pasar los autos y cuando está el hueco para pasar se encuentra con el ciclista que viene de mano contraria. Y ahí vienen los conflictos. Pero reitero: no son accidentes graves y no pasan de un susto o algún insulto. En general, peatones y ciclistas conviven en armonía”, sostiene Sebastián.
Pero Brenda Erenfeld no opina lo mismo: desde que empezó a trabajar en Palermo y cruza a diario por Gorriti y Carranza, donde hay una bicisenda muy transitada, contó al menos tres episodios donde se enfrentó con los ciclistas. “Con uno fue una situación realmente tensa porque yo estaba cruzando y ni me vio porque estaba mandando un mensajito con el celular y casi me atropella –relata–. Y después están los que van en su mundo, aislados con los auriculares puestos escuchando música y se piensan que son los únicos que circulan por la ciudad. A mí me encanta andar en bici, pero estoy en contra de esa cofradía de ciclistas militantes que se creen los dueños de la calle”, sostiene Brenda, que trabaja como mesera en un bar palermitano.
Otra cuestión que molesta y mucho a los peatones es cuando se encuentran con ciclistas circulando por la vereda, aunque esté prohibido (la norma establece que pueden hacerlo niños hasta los 12 años y siempre a la menor velocidad posible, respetando la prioridad del peatón). Mientras caminaba temprano a la mañana con su hijo de 3 años hacia el jardín, Luciana Cuello insultó a un ciclista que iba por la vereda y le exigió paso. “Iba agarrada de la mano de Mati y de pronto sentí la típica campana de bicicleta para que me corriera. Me quedé perpleja, no podía creer el atropello de ese ciclista. No sólo estaba circulando por un lugar que es exclusivo para peatones, sino que también me estaba pidiendo que me corriera porque no podía pasar por un cantero que había”, relata indignada.
El miedo a compartir la calle con vehículos motorizados hace que algunos ciclistas “tomen prestada” parte de la vereda. “Me enoja ver a un adulto en bicicleta circulando por una vereda –reconoce Spinetto–. Pero considero que es peor que un colectivo cruce con el semáforo en rojo, algo que pasa siempre, y atropelle a un ciclista o a un peatón. Algunos ciclistas tienen miedo y van por la vereda.”
“¿Quién corre más riesgos? ¿Un peatón atropellado por una bicicleta que sólo anda a unos 15 km/h más rápido que él o un ciclista que transita por la calle y es afectado por un auto, camioneta, camión, bus, micro, que anda a unos 60 km/h más rápido?”, se pregunta un miembro de Masa Crítica, un colectivo de ciclistas presente en varias ciudades del mundo que tiene como finalidad ganar la calle. Ese objetivo le ha valido en los últimos años varios altercados con otros actores del tránsito como autos y colectivos. “Olvídense si la ley lo permite o no. El espacio para los ciclistas sigue siendo nulo, o casi nulo”, completa el ciclista de Masa Crítica.
¿Más limitaciones?
Hace unos meses, un proyecto de la legisladora porteña María Inés Gorbea (SUMA+) planteó algunas limitaciones para los que circulan en bicicleta, algo que no cayó bien entre los que utilizan este medio de transporte como alternativa económica y ecológica al auto o al colectivo.
La iniciativa establece tres prohibiciones: no se podrá circular por las veredas (algo que está prohibido en el código de tránsito porteño), hablar por celular ni usar auriculares mientras se utiliza la bicicleta por las calles de la ciudad. “Como bien todos sabemos, el uso de las bicicletas tiene múltiples beneficios, tanto para salud como para el medio ambiente; no obstante dichos beneficios deben complementarse con ciertas regulaciones que tiendan a lograr una mejor convivencia, que garantice el respeto entre los ciudadanos que transitan por la ciudad”, expresó la diputada en los fundamentos.
Gorbea explicó que “el uso de dispositivos de telefonía móvil y cualquier otro medio o sistema de comunicación y/o auriculares, es una conducta que le resta seguridad al ciclista y puede poner en grave peligro a los peatones que se encuentran circulando por la vía pública, ya que al momento de subirse a la bicicleta, todos los sentidos deben estar alertas, para evitar de esta manera siniestros”.
Néstor Sebastián, de En Bici Seguros, plantea la necesidad –muchas veces debatida– de dar cursos de educación vial también para ciclistas. “Hace falta una capacitación ciudadana de respeto por el espacio público. El único ámbito donde se dan estos cursos es si vas a sacar la licencia de conducir; el resto no sabe cuáles son sus derechos y obligaciones –sostiene–. Creo que hay que empezar por el respeto del más débil para construir una cultura vial. Se da sobreentendido que la calle es del auto, pero en realidad es de todos.”
Sebastián pide volver la atención a la principal fuente de peligro para el peatón y el ciclista: el tránsito automotor. “Disminuir la velocidad y ceder el paso es la actitud recomendable frente a las personas a pie como regla general, independientemente de a quién le corresponde la prioridad de paso”, recomienda el director de En Bici Seguro.
Y como para que no queden dudas de la buena intencionalidad de la mayoría de los ciclistas, Spinetto repite una frase sacada del mundillo comercial: “En la calle, el peatón siempre tiene la razón”.
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