
Pelucas a la orden del día
Nené de Souza fabrica pelucas a la vieja usanza y, pese a que la moda las ha olvidado, ella consiguió que vuelvan a las cabezas de las argentinas
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En el mundo de la moda, hubo un tiempo en que volvieron a reinar las pelucas. "Eran los años 60 y no había mujer que se resistiera a la posibilidad de cambiar su peinado por arte de magia." Durante más de una década no hubo nadie con tanto poder, pero llegaron los 80 e, irrespetuosos, las destronaron. Nené de Souza encaró los 90 con el desafío de devolverles la corona, y al borde del siglo, parece haberlo logrado.
"Yo volví a imponerla -asegura esta mujer, de inagotable paciencia y habilidad para el tejido de las finas hebras de cabello-. Durante mucho tiempo, cuando nos reuníamos con mis colegas como Pino o Miguelito Romano, siempre pensábamos cómo devolverle a la peluca el esplendor de su época dorada."
Y así, en una de esas reuniones, encontraron la clave: subirlas a la pasarela para recuperar el terreno perdido. "Ahora se están usando con todo. Pero eso sí, son hechas a máquina, porque casi no quedan artesanos."
Nené aprendió de su suegro el arte de fabricar cabelleras, que era un portugués que había vivido mucho tiempo en París. "El era un experto en tinturas, había estudiado en el primer L´Oréal, y cuando llegó a la Argentina ya había abandonado la actividad, pero le fascinaba", recuerda. Cuando conoció a su nuera se dio cuenta de que había encontrado a quien transmitirle su oficio. "El me enseñó todo: todos los puntos, cómo armar una montura (una cabecita de madera sobre la que se construye la peluca), los secretos de terminado, para que no se vean los puntos, y todo lo demás." En los años 60, cuando las pelucas causaban furor, Nené abrio una casa muy elegante en la galería Bond Street, donde no daba abasto con tanta demanda. "Entonces hacer una peluca requería una dedicación completa, se tardaban más de tres días en terminar una sola y el local estaba siempre lleno de gente".
Decorado al estilo de las tiendas londinenses ("con alfombrados verdes y espejos alrededor, las pelucas estaban por atrás, con muchas luces, y vidrio por todos lados, llamaban mucho la atención", explica), el local era visitado por actrices y vedettes. "Graciela Borges y Pata Villanueva, casi adolescentes, estaban entre la clientela." Por esos años, los dictados de la moda decían que lo último era el corte carré, muy armaditas, bien batidas y de color blanco, que Nené hacía con pelo de cabra. También causaban furor las colas que, para que quedaran gruesas y pesadas, se fabricaban con crines de caballo.
Luego del boom de los años 60, se dejaron de usar hasta que, de a poco, comenzaron a verse en los desfiles de moda. Hoy son un recurso ornamental al que las mujeres recurren cuando quieren sorprender en alguna fiesta o renovar la cabeza por un rato. Nené las fabrica y luego las alquila en su taller de la zona norte, donde las hay para todos los gustos, coronando cientos de cabecitas de telgopor.
-¿En qué ocasiones se usan?
-Para fiestas, bailes de disfraces... El año último, en Navidad, Macri hizo una fiesta en Punta del Este a la que había que ir con peluca. Vinieron y se llevaron no sé cuántas. También alquilo para los estudios de filmación, para publicidades. Hice la del pájaro, la de Caniggia, que era un doble, y le hice la peluca exacta.
-¿Y se puede imitar el pelo de cualquiera?
-La que más me piden es la de Marilyn, porque es un clásico. Si no, me suelen pedir las años 60, peinados en alto, llenas de cosas.
-¿Cuál es el secreto para hacer una muy buena peluca?
-Si se trata de una de pelo natural, hay que conseguir que te donen buen pelo, sin tinturas, por lo menos de tres cabezas, armarse de paciencia, y empezar a entretejerlos, de a uno, en una cabecita de tul, que es la base. Lo mismo con las extensiones. Por suerte ahora existen las máquinas, que simplifican el trabajo.
-¿Cuánto cuesta una peluca?
-Una de pelo natural puede costar de 600 pesos para arriba. Pero hay quienes las venden arriba de mil. Las de canecalón (artificiales) son bastante más baratas.
A fuerza de remar contra ciertas tendencias, Nené ha logrado convencer a las mujeres y a decenas de aprendices que asisten al taller para copiar su técnica. Siente que ha cumplido con el objetivo: "Hoy las pelucas están a la orden del día".
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