En Recoleta: el Gordo Cocina y Alejo Waisman exploran los secretos de la buena pasta
Uno la rompe en Instagram divulgando las bondades de la cocina casera, el otro creó algunos de los restaurantes que ya son nombres propios de la cocina porteña. Víctor García -más conocido como @ElGordoCocina- y Alejo Waisman -creador y propietario de Quotidiano- se dieron cita en este novedoso "bar de pastas" que sobre la vereda de Vicente López despunta entre las variadas opciones gastronómicas que propone Recoleta Urban Mall.
"Nuestra fórmula pasa por ofrecer la mejor calidad y los mejores productos que podamos encontrar a unos precios razonables" revela Waisman y basta ver echar un vistazo al restaurant repleto para comprobar que la ecuación cierra por todos lados. Tanto para desayunos y meriendas (con pastelería sublime y café bien servido) como en almuerzos y cenas (están abiertos hasta las dos de la mañana) Quotidiano redunda en una propuesta que locales y turistas recibieron complacidos.
"Adoro este lugar. Uno viene al cine o a comprar un libro y puede disfrutar de una alternativa que no tiene nada que ver con lo que suele ofrecerse en los shoppings", aporta García a la par que confiesa su devoción por las buenas pastas.
Gracias al increíble trabajo del decorador Pablo Chiappori la ambientación del local rezuma elegancia sin caer en lo acartonado. "Nosotros elaboramos absolutamente todo, no compramos nada hecho. La pasta es casera y también los helados, las medialunas, la pastelería y el pan. Hacemos todo acá, hasta el queso mascarpone para el tiramisú", dice Waisman, que arrancó su carrera cocinando en el desaparecido Cipriani (donde trabajó incluso en el local de Venecia) para continuar más tarde abriendo restaurantes como Fervor o Sotto Voce.
Una carta que enamora
La carta, amplia sin ser eterna, incluye las clásicas pastas aunque también ensaladas, sándwiches, piadinas y tartas. "No creo que haya un preferido, estamos confiados en toda la carta", advierte Waisman. Hay, por ejemplo, ziti con ragú de setas con panceta crocante y huevo y hay pappardelle con ragú de un cordero con ocho horas de cocción. Hay "cable de teléfono" con pomodoro, ricota y pesto, también un pollo crispy imperdible; y tragos y una buena carta de vinos. Los postres merecen mención aparte arrancando por el affogato y continuando con el semifreddo al cioccolato sin olvidar los helados caseros.
El servicio es rápido (no más de diez minutos desde el pedido hasta que el plato llega a la mesa) y tal vez por eso mismo no se toman reservas. Con un espacio interior y otro que en terraza hacia Vicente López se presta perfecto para mediodías frescos y noches cálidas Quotidiano se presenta como lo que es: una propuesta honesta que tranquilamente podría disfrutarse todos los días.
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