Un pequeño pueblo bonaerense, dos amigas y un sueño cumplido en una casona centenaria
Después de muchas idas y vueltas, María Clara Rodríguez e Ivana Riboni inauguraron el restaurante de pastas caseras Magnolia, en Villa Ruiz, a 80 kilómetros de Buenos Aires
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Las 100 manzanas que componen Villa Ruiz, a 80 km de Buenos Aires, parecen mucho menos porque basta alzar los ojos en las esquinas para perderse en el mar de pasto que rebasa el horizonte. Y por las noches, alzar nuevamente la mirada y encontrarse con una muchedumbre de estrellas.
Villa Ruiz, a 8 km de Carlos Keen, partido de San Andrés de Giles (y ahí aparece toda la pica con Luján, historias de pago chico), conserva el encanto de los pueblos que aún no fueron invadidos masivamente por el turismo. Y en su gente se aprecia la hospitalidad genuina, por la misma razón. Y no es una verdad de perogrullo.
Por eso conmueve aún más la lucha de María Clara Rodríguez (46) e Ivana Riboni (36), dos amigas que luego de diferentes emprendimientos, trabajos y mudanzas lograron coincidir para dar vida a un sueño propio hace ya dos meses. Ellas reciben con mucha calidez a los comensales que cobijan en las paredes de ladrillos de la casona de 1908 del restaurante Magnolia o en el jardín con el sol de la tarde apacible y el trinar de los pájaros.
Ivana dejó su trabajo en el comedor de un colegio de Luján para llegar a Ruiz todos los fines de semana junto con su hija. Estudió cocina en el IAG y su gran pasión son las pastas: “Ruiz para mí fue siempre un lugar que, quieras o no, te sana, te cambia, te hace sentir cómodo. Y poder poner un restaurante y vivir de lo que me gusta fue el sueño de toda mi vida”, dice.
Por su parte Mariqui, porque así la llaman todos por aquí, se crió en este pueblo junto con sus hermanos en el que su mamá fue maestra rural con verdadera vocación: hoy la escuela secundaria lleva su nombre, Estela Etchegoin. Nació en una casa llena de libros que luego se convirtió en la biblioteca del pueblo. Y es que sus padres, que se conocieron en los 70 estudiando filosofía en Buenos Aires y abrieron su librería “Jaque al libro” en Barrio Norte, tuvieron que cerrarla por la dictadura y se mudaron a Villa Ruiz cuando no había autopista, sólo unas pocas casas sueltas.
Mariqui fue y vino, se instaló en San Luis, trabajó en casi todos los rubros y luego de un choque que junto con la pandemia la puso contra las cuerdas, renunció a su último trabajo para dedicarse a seguir su sueño.
Los hijos de ambas corretean por el jardín si no hay tantos comensales y son libres en este lugar que conserva la tranquilidad, inclusive los fines de semana.
“Hay dos fiestas en el pueblo, la de la Asunción de la Virgen y la del Camino Real, que convocan hasta al más retobado. Incluso, los que se fueron del pueblo añoran estos pagos y vuelven siempre para esas ocasiones, que no pudieron ser en pandemia pero pronto volverán”, se ilusiona Mariqui.
Pastas que merecen una peregrinación
“Si estoy mal, cocino. Si estoy triste, cocino. Si estoy contenta, cocino. No soy muy demostrativa en absoluto: si te cocino es que te quiero”, cuenta Ivana con una gran sonrisa en la boca. Amasa cada pieza a mano, Ivi está en contra de los moldes y admira las pastas de Julieta Oriolo (La Alacena, CABA). También le encantaría que los comensales elijan sus pastas con la salsa que ella considera le queda mejor. Pero no siempre sucede. Están los famosos tortelloni, la lasagna a la bolognesa con espinaca, los orechietti, los papardelle con estofado, los ñoquis rellenos de mozzarella con ragout de carne.
Probé los tortelloni de carne con salsa de hongos y también los de calabaza con manteca de salvia. Estaban exquisitos, al igual que la calidad de los quesos y fiambres de la zona de la picada. Me faltó la parrilla de José Rodríguez, que es el que tiene el negocio de embutidos de Giles a pocos metros del lugar donde se venden estos manjares para llevar. Aunque si le queda resto no debería dejar de probar, también, las empanadas de osobucco braseado.
Otras opciones para comer en este pueblo son Las Flores, La Pulpería, Picamontes, El Tropezón, La Cantina de Diego, La Posta del Camino Real y Piedras Blancas.
Azcuénaga y Carlos Keen, a pocos km de Ruiz, son otras opciones con gran cantidad de restaurantes para comer, visitar y hacer turismo rural.
- Sábados, Domingos y feriados, de 12 a 20. Daniel Morgan y Pasarotti, B6705 Villa Ruiz, provincia de Buenos Aires. Whatsaap: +54 9 11 6715-5776; IG @magnoliacocinaok
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