La dueña de esta casa creó espacios pensando en las aficiones de cada uno de sus habitantes. El más emblemático es una cocina preciosa, que ella equipó divinamente pero no usa jamás
A Andrea le gustan los libros de recetas, la cristalería, la vajilla. De ese universo, lo único que no le interesa es cocinar. En su casa, el chef es su marido, Fernando. Cuando viaja, ella vuelve cargada de electrodomésticos y utensilios que usan él o alguno de los cocineros que llegan a este espacio para dar clases o grabar programas y publicidades. Andrea, orgullosa; lo suyo son los objetos, un talento que extendió a su tienda online Decosabores. Recorriendo la casa, se puede seguir la estela de esa vocación multifacética: basta con pasar al living, un ambiente radicalmente distinto, ciento por ciento masculino. "Es el sector de los hombres; está pensado para ellos. Ahí tienen Netflix y la Play 4. Con eso está todo dicho, ¿no?", pregunta con la picardía de quien sabe agasajar a los suyos. Los hombres son Fernando y los dos varones, Juan Cruz y Bautista. La mayor, Delfina, también tiene su lugar: la habitación con el piano. "La remodelamos hace poco siguiendo una paleta de colores elegidos por ella. Estudia música y es una gran lectora: lo trabajé sabiendo que pasa muchas horas en su cuarto", finaliza esta anfitriona apasionada. ?
Texto: Lucrecia Álvarez
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