Reseña: Mentirosos enamorados, de Richard Yates
Se dice que Richard Yates (Nueva York, 1926- Alabama, 1992) es heredero de Ernest Hemingway y precursor de Raymond Carver. Sin embargo, ese puesto de honor en la tradición del cuento norteamericano no alcanza a retratar la inusitada profundidad de su voz narrativa, que en Mentirosos enamorados, su segundo libro de cuentos, va más allá de las historias que mostraba veinte años antes en Once tipos de soledad (1962), para trazar un camino poético hacia la oscuridad que anida en el individualismo del siglo XX.
En los siete relatos que integran el libro, Yates explora la vida de una generación derrotada, esposas descontentas, artistas preocupados por el éxito, soldados que no aprendieron a vivir fuera de la guerra, publicistas vacíos, escritores mediocres. Sin importar la profesión, el lugar o el éxito que tengan en su vida profesional, cada uno de ellos carga en su intimidad con un matrimonio frustrado. A su modo, viven bajo una cierta ilusión de felicidad, pero encarnan la desoladora certeza de que es imposible comprender al otro. Más aún los hombres, que observan a las mujeres cercanas y no son capaces de descifrar sus emociones. Ahí anida la tragedia.
La prosa de Yates –que fue soldado, publicista y redactor de discursos políticos– tiene además una cualidad visual; sus personajes suelen aparecer en las poses clásicas de las estrellas de cine. El efecto es que cada cuento se proyecta en la imaginación como las películas del fin de la época dorada de Hollywood. Al mismo tiempo muestran, mejor que cualquier explicación, lo que implica vivir en una época hecha de imágenes.
Mentirosos enamorados
Por Richard Yates
FiordoTrad.: Andrés Barba
291 págs./ $ 520