Cerca de Horacio Rodríguez Larreta, Martín Lousteau pide "desafiar" los liderazgos dentro de la oposición
"Todos los liderazgos son desafiables", repite Martín Lousteau en los zooms, dentro y fuera de la política, en los que le piden su opinión sobre el rol de la oposición al kirchnerismo en tiempos de pandemia del coronavirus.
La mayor esperanza de renovación de la UCR, hoy senador porteño, volvió a hablar con Marcos Peña, el mismo que a principios de 2019, y en su rol de todopoderoso jefe de gabinete, le negó una interna presidencial con Mauricio Macri "para no desgastar la figura presidencial".
A más de un año de aquella gestión frustrada, Lousteau valora y tiende puentes con Peña y con el expresidente, a quien también le acerca -de manera virtual- su visión de una economía que "está muy mal" y que, según su pronóstico, "será peor a la de 2001-2002".
Más allá de recomponer lazos personales y políticos con el núcleo duro del poder hasta diciembre de 2015 -"No es fácil estar donde ellos estuvieron", concilia en la intimidad-, Lousteau aparece embarcado en una tarea diferente y no menor: juntar los pedazos dispersos de la versión "dialoguista" de Juntos por el Cambio para dar la batalla interna y ser opción de poder en el hoy utópico 2023. Cuando habla de "desafiar", Lousteau piensa en todos los liderazgos, incluido el del expresidente y el de su partido, el radicalismo.
Mientras atraviesa la pandemia junto a su esposa, la actriz Carla Peterson, y su pequeño hijo Gaspar, Lousteau conversa de manera periódica con los exponentes de ese sector, con eje central en Horacio Rodríguez Larreta, el jefe de gobierno porteño a quien enfrentó en las urnas en 2015 y que hoy se convirtió en uno de sus mejores aliados.
"Se conocen desde hace 25 años, ya tienen claras sus diferencias, pero está más cerca de él que de quienes están del otro lado", coinciden cerca del exembajador en Washington y del alcalde porteño, al tanto de sus periódicos encuentros.
También retomó su vieja amistad con María Eugenia Vidal, la exgobernadora bonaerense que subió su perfil público luego de los reiterados embates a su gestión que surgieron desde la Casa Rosada y la gobernación bonaerense. "Se conocen hace mucho, y se vieron mucho en la campaña pasada", recuerdan desde el radicalismo porteño. La cercanía de ambos con el periodista Enrique "Quique" Sacco -hoy pareja de la exmandataria- es otro punto en común.
Además de fantasear con terminar el libro que nunca terminaron de escribir entre los tres, hace casi dos décadas, Lousteau discute con Rodríguez Larreta y Vidal su propuesta para que el sector "moderado" sea mayoritario a la hora de discutir las candidaturas a diputados, el año que viene, con los "halcones" encabezados por Patricia Bullrich y Miguel Ángel Pichetto, que cuentan con el aval silencioso pero pronunciado de Macri, Peña y varios exministros del gobierno de Cambiemos.
Denominó a su teoría Goretex, por "esas camperas de telas impermeables, pero que respiran". La traducción: "Que todos los que quieran se puedan incorporar, con reglas claras y garantías de que van a ganar más estando adentro que afuera del espacio". Junto a Emilio Monzó y Rogelio Frigerio, otros dos dirigentes con pasado en el peronismo, surgen nombres que hoy están en el espacio, pero también Juan Manuel Urtubey o Margarita Stolbizer, hoy equidistantes de los polos Gobierno-oposición.
La idea de una gran interna está condicionada por la realización de las PASO, hoy cuestionadas o puestas en duda por un sector del Gobierno. "El peronismo no las necesita, se alinea y listo. En el llano, la única forma de ordenarnos es esta", afirman cerca de Lousteau, que se enfrentó duramente con Macri y Peña cuando, mientras estaban en el poder, decían que las PASO eran "muy caras".
Cómodo en su rol de senador -la semana pasada se trenzó en una dura discusión virtualcon el peronista cordobés Carlos Caserio- Lousteau cree que las sesiones virtuales son beneficiosas para los moderados, porque "al Gobierno le molesta que le contesten con datos".
Eso sí: el diagnóstico sobre la gestión política y económica de Alberto Fernández -con quien compartió gabinete en 2008- es implacable. "El cree que la pandemia le dio una excusa y una oportunidad de negociar la deuda, acercó las diferencias con los bonistas", afirman a su lado. De todos modos, estima, "no es tan fácil meter a todos en cuarentena y salir bien parado. La clase media que lo votó lo va a terminar criticando, por eso se acerca a Cristina", lo escucharon decir desde un despacho porteño.
Su obsesión por extender ese "ala dialoguista" que compita dentro y fuera de Cambiemos lo distancia del titular del Comité Nacional de la UCR, Alfredo Cornejo, hoy enrolado en el sector de los duros. "Hasta hace poco, Macri se llevaba mal con él y bien con Gerardo Morales. Ahora es al revés", cuenta un dirigente de su sector que conoce la interna radical, donde el mendocino y el jujeño compiten por el liderazgo.
Lousteau cuenta, desde hace años, con el sostén de la UCR porteña, que encabeza el hoy diputado Emiliano Yaccobbiti y cuyo "padre político" es Enrique "Coti" Nosiglia, un sector que también piensa en tender puentes y extender su influencia a otros distritos, como el radicalismo de la provincia de Buenos Aires, en la que se renovarán autoridades a fin de año.
"Argentina tiene problemas estructurales, la pandemia agravó los problemas y genera incertidumbre. Necesitamos un sistema bipartidista que encuentre las soluciones, sin polarizar", explicó Lousteau a este diario a modo de resumen.
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