
Cómo se hizo la investigación de la cuenta que maneja fondos de la AFA: trabajo contrarreloj, presiones y miles de documentos
A partir del acceso a la documentación, debió hacerse una ardua tarea de verificación de 143 megabytes de material, decodificar los movimientos bancarios y chequear el rol de los protagonistas
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La búsqueda comenzó hace semanas, basados en una regla central de la investigación periodística: seguir la ruta del dinero. Casi siempre resulta complicado; a menudo, imposible; pero a veces, se da. Este fue uno de esos casos. Un miembro del equipo alertó que, al parecer, tendríamos acceso a los movimientos de cuatro cuentas bancarias en Estados Unidos de TourProdenter LLC, la empresa que contrató la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) para recolectar sus ingresos en el exterior.
El primer paso fue verificar la autenticidad del material; es decir, corroborar que fueran reales las miles de páginas que teníamos entre manos –unos 143 megabytes de información-, no “pescado podrido”. El segundo, analizar el contenido, para detectar patrones de movimientos entrantes y salientes de esas cuentas. El tercero, ahondar en las zonas grises o puntos específicos que llamaron la atención por los montos, los nombres o las fechas, entre otras opciones.
Se resolvió entonces que era una tarea que excedería a cualquier periodista individual y que habría que integrar un equipo de investigación, de tres periodistas y un ingeniero en sistemas especializado en procesamiento de volúmenes grandes y complejos de datos.
Para evitar distracciones y filtraciones, el equipo se mudó del segundo al quinto piso, donde pasó por distintas salas de reuniones que bloqueó durante jornadas completas. ¿El 23? El equipo solo bajó a la redacción para el brindis de Navidad. ¿El 24? Cada uno trabajó desde su casa, conectado por plataformas digitales, reunión por Meet incluida, hasta pasadas las 20. Uno de los reporteros esa noche fue Papa Noel. ¿El 25? Un redactor trabajó desde el diario; los otros tres, desde sus casas.
Con el correr de las horas y los días, y apoyados en los aportes de abogados, contadores y otras fuentes consultadas, quedaron claros los ejes centrales de la cobertura, que por su extensión y diversidad resultó necesaria dividir en tramos, a publicar en días sucesivos. Y tras tomar esa decisión, se convocó a un colega de la sección Deportes que conoce como pocos (o nadie) el lado B de la AFA y durante meses investigó el FIFAgate con otro miembro del equipo, años atrás.
La fase siguiente pasó por llamar a todos los protagonistas de la operatoria para escucharlos, conocer y analizar sus explicaciones, si querían brindarlas, o al menos darles la oportunidad de hacerlo, ya fuera desde Estados Unidos, Uruguay o, como en esta investigación, San Carlos de Bariloche. Algunos atendieron nuestros llamados; otros, no. Y por eso debimos convocar a una sexta colega, residente en Estados Unidos, que fue a cada dirección que teníamos bajo la lupa en Miami.
La redacción de los textos siguió su propio recorrido. Cada reportero se encargó de escribir más de un borrador, que a su vez pasó por la revisión y edición de sus colegas, antes de enviarlos al editor jefe de la sección Política, para que encarara su propio trabajo de corrección, edición, mejora, verificación y pulido de cada nota.
Para entonces, el equipo también había sumado la colaboración de otras dos áreas de la redacción para potenciar la cobertura: Fotografía y LN Creativa, a cargo de las visualizaciones. La indicación desde la dirección había sido clara: “Salimos el domingo”.




