Darían más poder al jefe de Gabinete
Proyecto: el Gobierno quiere delegar más facultades en el funcionario -Rodolfo Terragno, actualmente- para relevar al Presidente de eventuales costos políticos.
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El Gobierno intentará poner en práctica un criterio establecido en la reforma constitucional de 1994, que se concentra en dos pilares: jerarquizar la figura del jefe de Gabinete -hoy, Rodolfo Terragno- con todas las facultades que le competen, y desligar al presidente Fernando de la Rúa de algunas de las responsabilidades que tiene ahora dentro de su órbita.
Para avanzar con esta meta, en la Casa Rosada están elaborando un proyecto que apunta a reglamentar los artículos 100 y 101 de la Constitución nacional. Es decir, aquellas cláusulas que están estrictamente vinculadas con las funciones y atribuciones del jefe de ministros.
Según confió a La Nación el subsecretario de Relaciones Institucionales de la Jefatura de Gabinete, Ricardo Entelman, la intención es que "el jefe de Gabinete no sea un mero fusible sino que se convierta en lo que realmente debe ser: un jefe de gobierno en el que el Presidente pueda delegar y encomendar funciones que hasta ahora estaban concentradas en su figura".
Amortiguar golpes
Además, el primer mandatario evitaría ser blanco de continuos cuestionamientos y el jefe de ministros amortiguaría los golpes recibidos por eventuales errores cometidos en la práctica de la función pública.
En 1993, con el pacto de Olivos, el radicalismo, de la mano de Raúl Alfonsín, logró imponer al PJ, a cambio de la reelección presidencial que perseguía Carlos Menem, la nueva figura institucional del jefe de Gabinete, pero con atribuciones que hasta el momento no se aplicaron.
En rigor, el alfonsinismo aspiraba a redactar una Constitución para un sistema semiparlamentarista, donde el Congreso tuviera mayores atribuciones e injerencia en las decisiones presidenciales. Pero el justicialismo abortó por completo esa posibilidad.
En el Gobierno evalúan que "Menem prefirió concentrar todo el poder en su persona y por ello nunca quiso darle demasiadas facultades a la Jefatura de Gabinete".
Mientras que Menem optó por concentrar la mayor cuota de poder, De la Rúa se inclina por delegar funciones y cultivar un perfil más sobrio que el que tuvo su antecesor.
Por otra parte, los dos jefes de Gabinete que tuvo Menem, Eduardo Bauzá, primero, y Jorge Rodríguez, luego, tuvieron un bajo perfil público, que se contrapone con la alta exposición que pretende imponerle al cargo Rodolfo Terragno.
Atribuciones conferidas
La gestión menemista materializó el funcionamiento de la Jefatura de Gabinete por medio de la redacción del decreto 977/95. Pero esa norma resultó incompleta, ya que no contemplaba la totalidad de los artículos 100 y 101 de la Carta Magna. Es decir, que al jefe de ministros no se le dio la posibilidad de poner en práctica todas sus atribuciones.
En la Jefatura de Gabinete se encuentran elaborando un proyecto de decreto, o bien de ley (de ser así, se elevará al Congreso en un mes), que contempla, entre otras, las siguientes facultades para aquel funcionario: * Cargos. Será el responsable de efectuar el nombramiento de los empleados y funcionarios de toda la administración nacional, excepto de aquellos que le correspondan al presidente. Hasta ahora cada ministerio designaba a su planta de personal y directivos.
* Reuniones del gabinete nacional. En ausencia del jefe del Estado, está previsto que el jefe de ministros presida las reuniones de gabinete. A la vez, estará a cargo de la coordinación, preparación y convocatoria de los encuentros semanales de ministros. Hace unas semanas, cuando De la Rúa viajó a Europa, el vicepresidente Carlos Alvarez tuvo un choque con Terragno porque éste quiso imponer la letra constitucional y presidir una reunión de gabinete. Por ello, es probable que este punto del proyecto origine una controversia interna.
* Créditos internacionales. El jefe de Gabinete será la autoridad máxima en materia de acuerdos crediticios con la banca internacional. Durante la gestión menemista este punto quedó reservado, en la mayoría de los casos, a la decisión del Ministerio de Economía, y, en otros, a la cartera que lo requería.
* Ley de presupuesto. Hasta ahora, la letra chica del proyecto de ley del presupuesto nacional se origina en la Jefatura de Gabinete. La intención es que en un futuro esa facultad sea compartida con la cartera de Economía.
* Decisiones administrativas. Según confiaron a La Nación fuentes del Gobierno, el proyecto de ley en elaboración también contemplaría la posibilidad de que el jefe de Gabinete sea el encargado de avalar las operaciones de compra, alquiler y contratos que se manejen en la órbita del Estado nacional.
Por otra parte, la iniciativa oficial pedirá al Congreso un cambio sustancial en el mecanismo utilizado, para emitir los informes mensuales del jefe de Gabinete a la Cámara de Diputados o al Senado.
Hasta ahora, las visitas del jefe de ministros al Congreso resultaban ser una suerte de diálogo de sordos entre los legisladores y el Poder Ejecutivo.
El jefe de Gabinete leía un informe de la gestión de gobierno que se entregaba minutos antes de la sesión, y las preguntas que le hacían los legisladores al funcionario de la Casa Rosada eran contestadas un mes después por escrito. Pero no siempre se respondían todos los requerimientos y siempre quedaban cuestiones en el tintero.
Tan tediosos eran los informes del jefe de Gabinete al Congreso que el año último, de las nueve visitas que Rodríguez hizo al Parlamento, en sólo cuatro de ellas pudo leer su mensaje en el recinto. El resto de las visitas quedaron canceladas por falta de quórum.
En lo inmediato, Terragno intentará que los informes del gobierno al Congreso sean remitidos con un mes de antelación. También accederá a emitir respuestas en el momento de la sesión. Para ello, la Cámara baja y el Senado deben modificar sus respectivos reglamentos en aquellos artículos que hacen a las visitas del jefe de ministros.






