Desafiado por la jugada de Macri y Vidal, Larreta hizo una demostración de fuerza en la provincia y respaldó a Santilli con miras a 2023
El jefe porteño se reunió con dirigentes de la primera y tercera sección electoral que aspiran a competir por intendencias en 2023 y apoyan su proyecto presidencial; también asistieron emisarios de Ritondo
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En medio de la agitación en Pro por la hiperactividad de Mauricio Macri, una postura que acrecienta las especulaciones sobre una eventual candidatura presidencial, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, hará hoy una demostración de fuerza en la provincia de Buenos Aires, donde el proyecto de su postulante bonaerense, Diego Santilli, está bajo asedio de las distintas ramas internas del macrismo.
Frente a la amenaza que representa para sus planes presidenciales el resurgimiento de Macri, que recuperó la centralidad de Pro y ya se muestra en modo campaña, Larreta no solo piensa intensificar desde la semana próxima la construcción de su proyecto nacional y sus recorridas por el conurbano y el interior de la provincia, donde busca reclutar aliados para la disputa electoral, sino que también pretende dar señales de liderazgo. El maratonista de Uspallata se vio empujado a acelerar los tiempos y abandonar el rol de gestor municipal, su principal activo en las encuestas, para hacer “política tradicional” ante el cambio de escenario en la oposición. Hoy, fue a la localidad de Pilar para almorzar con unos 40 dirigentes de Pro de la primera y tercera sección electoral -varios “ex sin tierra”, entre ellos- que aspiran a desbancar al peronismo de intendencias en Buenos Aires en 2023. “El 80% de la capacidad electoral de Pro está con nosotros”, dicen en la Ciudad.
El anfitrión del encuentro “ecuménico” que se realizó en una parrilla ubicada a la vera de la autopista Panamericana fue Sebastián Neuspiller, concejal de Juntos en Pilar y aliado de Larreta. Asistieron, entre otros, Ramiro Tagliaferro (Morón), Martiano Molina (Quilmes), Darío Kubar (General Rodríguez), Lucas Delfino (Hurlingham), Pablo Alaniz (Florencio Varela) y Guillermo Viñuales (Lomas de Zamora).
En el primer tramo del almuerzo, Larreta insistió en que pretende lograr un consenso amplio para gobernar en 2023 y reiteró que apostará por superar la grieta, con el objetivo de lograr acuerdos que les den sostenibilidad a las reformas. Pidió cuidar la unidad y dijo que respeta que haya varios postulantes en Buenos Aires, aunque ratificó su bendición a Santilli: “Es el mejor candidato”, señaló. Lo escuchaban emisarios de Cristian Ritondo, contrincante del exvice jefe porteño en Buenos Aires, como Alejandro Finocchiaro (La Matanza), Noelia Ruiz (Mercedes), Agustina Ciarletta (San Fernando) o Gastón Di Castelnuovo (Ituzaingó) y Rúben Barabani (Ezeiza).
Santilli, desafiado
Mientras María Eugenia Vidal y Ritondo hacían un timbreo en Tolosa, el barrio de La Plata donde nació Cristina Kirchner, junto a Macri, quien aceptó el pedido de la exgobernadora bonaerense para compartir una recorrida, Santilli aparecía en Lomas de Zamora, bastión del PJ, escoltado por Viñuales, exmano derecha de Martín Insaurralde. “No hay que volverse locos, hay que caminar y moverse”, dijeron en el entorno del exvicejefe porteño, el candidato que impulsa Larreta para la batalla electoral con el kirchnerismo en Buenos Aires. Es que el guiño de Macri a Vidal y Ritondo, rival de Santilli en la disputa por la sucesión de Axel Kicillof, volvió a agitar el tablero bonaerense de Pro.
En la mesa que trabaja en el armado del proyecto nacional de Larreta ya no ocultan que su principal foco de preocupación es la provincia de Buenos Aires. Si bien el alcalde relativiza los chispazos en Pro por las candidaturas del año próximo, sus estrategas se impacientan ante el desorden que evidencia el macrismo en el distrito electoral más importante del país. Allí, ante la falta de un liderazgo claro a nivel nacional, brotan candidatos a gobernador con distintas terminales que complican el proyecto de Santilli. Caminan el territorio bonaerense Ritondo, con el aval de Vidal, quien se sube al pelotón de presidenciables de Pro con el impulso de Macri; Javier Iguacel, apalancado por Bullrich, y el intendente de Lanús, Néstor Grindetti, exjefe de campaña de Santilli. En el larretismo ya activaron sondeos para rencausar el vínculo con Grindetti, tentado por Macri.
Larreta se jacta ante propios y extraños que consiguió el apoyo de los intendentes de Pro con más caudal electoral. Si bien perdió a Grindetti en el camino, estrechó lazos con Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y Julio Garro (La Plata), quien acompañó a Macri, Ritondo y Vidal en la recorrida por la capital provincial. A la vez cerró un acuerdo con Jorge Macri, a quien ya cuenta como propio. “¿Cuántos intendentes de peso fueron a la presentación de equipos de Bullrich en Olivos?”, dijeron en Parque Patricios. El alcalde sigue confiado pese a las turbulencias que sufrió su armado en Buenos Aires.
En las legislativas pasadas, Santilli se alzó con un triunfo en la madre de todas las batallas -se impuso por un punto frente al peronismo-, pero no logró consolidarse como el candidato de Pro para pelear por la sucesión de Kicillof. Sin estructura propia -su armado depende de la alianza de Larreta con los intendentes de Pro-, Santilli se mantiene en modo zen: articula con los distintos sectores para evitar que las pugnas internas erosionen la imagen del frente opositor en la provincia.
Para el exvice de Larreta, repiten sus colaboradores, el creciente internismo y la división en Pro son funcionales al kirchnerismo y complica las chances de que Juntos por el Cambio le arrebate al PJ su principal bastión. Inquieto por el hartazgo social que percibe en sus recorridas por el conurbano, Santilli reclama a sus socios bajar el nivel de la discusión y enfocarse en la disputa con Kicillof y en capitalizar la fractura del Frente de Todos, sobre todo, en distritos clave, como La Matanza. “No nos podemos dañar entre nosotros. Va a ser una elección palo y palo con el kirchnerismo”, repiten.
La aparición de Macri en La Plata sorprendió a los emisarios de la Ciudad en Buenos Aires. Creen que el expresidente, quien ya había estado en Lanús junto a Grindetti, está testeando en la calle si tiene posibilidades o no de competir. Lo notan dispuesto a acumular capital y “compensar” con gestos a los dirigentes de Pro que le rinden pleitesía.
Eso sí, los movimientos de Vidal, que bendijo públicamente a Ritondo y se muestra cerca de Macri, y Grindetti generan desconcierto en el larretismo. “Lo de María Eugenia es errático, no se entiende”, repiten en la tropa del jefe porteño.
Para Larreta, Vidal no se sube a la pelea por la Casa Rosada porque Macri la estimula, sino por decisión propia. “No está claro su objetivo”, afirman en Uspallata. Si bien lo notan cada vez más activo, hay distintas visiones en la mesa chica del alcalde sobre el juego de Macri. Mientras que algunos dirigentes cercanos a Larreta están convencidos de que Macri no competirá en 2023 y solo pretende condicionar al jefe porteño, otros sospechan que buscará probarse en el territorio para saber si tiene chances o no de volver a la Casa Rosada. “¿Va a jugar si le dan los números para ganar la interna, una elección general o para poder gobernar?”, especulan en la cúpula de la Ciudad. En el entorno de Macri estaban exultantes tras el test en La Plata.
Pese a las fricciones, los armadores del alcalde confían en que Macri y Larreta lograrán un acuerdo antes de que la sangre llegue al río.
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