El coronel que recuperó su sable
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El coronel retirado Luis Enrique Rabago recuperó ayer el sable militar que había dejado en las Malvinas luego de la guerra de 1982.
Edgardo Esteban, el periodista y ex combatiente que visitó las islas la semana última, fue el encargado de traer el sable a esta ciudad y entregárselo a Rabago.
De este modo, Esteban cumplió el compromiso que había asumido con la malvinense Verónica Fowler. Fue ella quien guardaba el arma de Rabago luego de haberla encontrado en una vivienda que utilizaron los argentinos durante el conflicto con Gran Bretaña.
Fowler también tenía en su poder las chapas identificatorias de otro ex combatiente, el capitán de fragata (R) Dante Camiletti, que también las recibió ayer de manos de Esteban.
Según el relato de la señora, en los primeros días de junio de 1982 cayó una bomba en la casa ubicada en el 10 de John Street. La vivienda estaba ocupada por oficiales argentinos, pero cuando ella llegó no había nadie. Sólo quedaban los escombros, el sable y la chapa identificatoria.
Fowler decidió conservar estas pertenencias sin saber si sus dueños habían sobrevivido a la guerra. Nunca se imaginó que 17 años después tendría la oportunidad de contribuir a que dos argentinos recuperaran un recuerdo de sus días de soldados en la Guerra de las Malvinas.
Misión
La mujer, esposa del actual director de Turismo de las islas, John Fowler, entregó el sable y las chapas a Esteban el miércoles último para que se las devolviera a sus dueños.
En la hoja del arma puede leerse claramente: "Al (entonces) subteniente Luis Enrique Rabago, diciembre de 1966" y la dedicatoria lleva la firma del ex presidente Arturo Illia, que en esa fecha hacía seis meses que había sido derrocado por el golpe de Estado que llevó a la presidencia a Juan Carlos Onganía.
Rabago recuperó su sable en una ceremonia realizada en el estudio de Radio Mitre. Antes, el coronel retirado se comunicó telefónicamente con Fowler, que estaba en las Malvinas. Ella dijo estar "muy alegre" porque el militar "pueda tener sus cosas".
En inglés, Rabago agradeció el gesto de Fowler y le dijo que estaba "nervioso". La ciudadana isleña lo interrumpió y, en castellano, le aseguró que ella también estaba nerviosa. "Usted es una verdadera señora", le respondió el militar.






