El Gobierno teme una fuga de votos por el efecto Córdoba

La división del PJ cordobés para las elecciones primarias abiertas del domingo próximo agudizó ayer el nerviosismo en el gobierno de Cristina Kirchner. En una sorda batalla contra el gobernador electo, el peronista de Córdoba José Manuel De la Sota, la Presidenta recibió a 130 intendentes de esa provincia para disciplinarlos e intentar que no se fugue el voto oficialista en el segundo distrito del país.

El Gobierno sintió ayer un duro golpe: De la Sota dio libertad de acción a los peronistas para que voten en las primarias por cualquiera de las tres opciones del justicialismo, Cristina Kirchner, Eduardo Duhalde y Alberto Rodríguez Saá.

"Peor declaración de guerra y traición de De la Sota no podíamos imaginar", confió a LA NACION un funcionario de la Casa Rosada. Cristina Kirchner presionó hasta anteayer a De la Sota para que le dé su apoyo en los comicios del domingo. Pero no obtuvo resultados favorables.

De esta manera, la última semana de campaña se convirtió en un combate entre peronistas en todo el país. Cristina Kirchner compite por los votos del PJ contra Duhalde y Rodríguez Saá en los territorios de mayor peso electoral: Buenos Aires, Capital, Córdoba, Santa Fe, Mendoza, Entre Ríos y La Pampa.

La pelea se acentuó anoche. La Presidenta recibió en el Salón de las Mujeres de la Casa Rosada a 130 intendentes cordobeses electos, la mayoría peronistas y algunos radicales K. Los convenció de que antes de las primarias publicaran una solicitada en apoyo a la Presidenta.

Según pudo saber LA NACION, el Gobierno invitó a 160 jefes comunales, pero De la Sota logró que 40 desistieran de ir a última hora.

Tras su consagración el domingo último como gobernador electo por más de 12 puntos, De la Sota se sintió fortalecido y tomó clara distancia del Gobierno. Anunció que mantendrá en pie su lista de candidatos a diputados nacionales, de Unión Por Córdoba, que encabeza el ministro de gobierno y titular del PJ distrital, Carlos Caserio, y dio libertad de acción para votar el candidato a presidente (ver aparte).

De esa manera, el PJ cordobés competirá el domingo próximo sin boleta presidencial contra el Frente para la Victoria (FpV), lista que lidera el kirchnerista Fabián Francioni, que llevará la lista de Cristina Kirchner para presidenta.

En ese contexto de guerra desatada entre De la Sota y la Casa Rosada, Duhalde viajó ayer a Córdoba, mantuvo contactos reservados con Caserio, hizo campaña pero no logró la foto con De la Sota (de lo que se informa por separado).

Tras hablar con Duhalde, Caserio oficializó en un anuncio formal que el PJ cordobés mantendrá en pie la lista que él mismo encabeza contra Francioni y transmitió la orden de De la Sota de dar una libertad de acción inducida: los peronistas podrán votar a Duhalde, Rodríguez Saá o a Cristina.

Ello cayó muy mal entre los cordobeses que fueron a Balcarce 50: algunos confiaron a LA NACION que muchos intendentes de esa provincia reparten ahora por igual en Córdoba las boletas de Cristina Kirchner, Duhalde y Rodríguez Saá.

De la reunión de la Presidenta con los 130 intendentes participaron los ministros Florencio Randazzo (Interior), Julio De Vido (Planificación); el subsecretario general de la Presidencia, Gustavo López; el secretario de Comunicación, Juan Manuel Abal Medina; el operador político Juan Carlos Mazzón y otros funcionarios del Ministerio de Planificación.

Una reunión idéntica hubo hace 15 días con unos 300 intendentes y legisladores de Santa Fe, donde el FpV perdió.

Por otra parte, ayer se supo que Mazzón viajó el fin de semana a Mendoza y unificó a un justicialismo dividido. Duhalde buscó ayer en esa provincia acumular votos peronistas pero antes pasó por Córdoba, al tiempo que el sábado último había ido a Santa Fe a hacer campaña junto a Miguel Del Sel.

El ex presidente cerró acuerdos con Jorge Busti en Entre Ríos y con Carlos Verna en La Pampa, hoy distanciados del "cristinismo".