El juego de intereses cruzados en la disputa entre Pro y la UCR por el liderazgo de Juntos por el Cambio
Referentes del conglomerado opositor intercambian roles y sociedades políticas en la interna que protagonizan Santilli y Manes en la Provincia
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El tablero electoral de Juntos por el Cambio muestra un juego de intereses cruzados. Los protagonistas de la incipiente disputa entre Pro y la UCR por el liderazgo de la coalición opositora transitan la campaña para las PASO del 12 de septiembre próximo en un sendero de doble vía, con participaciones recíprocas y beneficios políticos contrapuestos, dependiendo el escenario de la contienda.
El intercambio de roles -de socios a rivales- se exhibe con mayor claridad en el esquema de alianzas de la fuerza en la Capital, bastión de Pro, y en la provincia, epicentro de la pelea entre el radicalismo y el macrismo por el liderato de la coalición opositora.
La interna entre Diego Santilli (Es Juntos) y Facundo Manes (Dar el paso) que afloró en el terruño bonaerense tras la mudanza de María Eugenia Vidal a la Ciudad generó un reacomodamiento de fichas. Por ejemplo, el sector de la UCR que responde a Martín Lousteau afianzó su alianza con Horacio Rodríguez Larreta en el territorio porteño, pero apoya la postulación de Manes, rival de Santilli, en la provincia. Pese a la presión del gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, Lousteau evitó forzar una interna con Pro en la Capital, donde alfiles suyos integran la administración de Larreta. Siempre “generoso” en el reparto de cargos, el jefe de gobierno le retribuyó el gesto: le concedió dos lugares relevantes a la UCR porteña en la lista de Vidal (Martín Tetaz y Carla Carrizo) y, posiblemente, les abrirá las puertas de su Gabinete a más laderos del economista. Por ahora, Larreta tiene en su gestión a dos espadas de Lousteau: José Luis Giusti (Desarrollo Económico) y Guillermo Laje, titular de Banco Ciudad.
Si bien no hay un acuerdo explícito con Lousteau para entregarle las llaves de la Ciudad en 2023, una jugada que encontraría muchas resistencias en Pro, el alcalde considera al senador como un dirigente de su “confianza”. Claro que el regreso de Vidal genera una lluvia de especulaciones en la sede de Uspallata sobre la maratón por la sucesión porteña, pero Larreta le promete a su socio reglas de juego claras -¿una interna ordenada?- para 2023. “Martín jugó con nosotros y nosotros con él. Fuimos generosos”, apuntan en la cúpula del gobierno porteño.
En cambio, el alcalde porteño y Lousteau tiene distintos intereses cuando cruzan la avenida General Paz. Cerca del economista consideran que sería “vital” para su espacio que Manes tenga una buena performance en la interna bonaerense de JxC. “Si a Facundo le va bien, vamos a tener un radicalismo más fuerte. Y eso evitará que haya hegemonía de una de las fuerzas de la coalición”, apuntan en el entorno del senador.
El armado de Juntos en la provincia muestra otras curiosidades. Por ejemplo, Danya Tavela, alfil de Evolución, la fuerza de Lousteau, secunda a Manes en la lista de “Dar el Paso”. En marzo pasado, Tavela fue la compañera de fórmula de Gustavo Posse, intendente de San Isidro, en la interna por la conducción del radicalismo. En esa disputa se impuso Maximiliano Abad, quien contó con el apoyo de Manes y de Vidal (Pro). Ahora, Posse, exsocio de Lousteau, cerró un acuerdo local con Santilli para las PASO en San Isidro. Posse se animó a “dar el paso”.
Ese pacto entre el possismo y el larretismo empujó a Ramón Lanús (Pro), un exfuncionario porteño y de la presidencia de Mauricio Macri, que responde a Esteban Bullrich, a rubricar una alianza con Manes para competir como concejal en uno de los claves de la primera sección electoral. Lanús aspira a desbancar a Posse en 2023.
El choque de intereses también genera chispazos en el radicalismo. La semana pasada, Morales acusó a Larreta de impulsar una campaña de “desprestigio” contra Manes. Pero Emiliano Yacobitti, ladero de Lousteau, salió a cruzar al jujeño para defender a Larreta. “Si algo puede amenazar la unidad de la coalición es frenar su renovación en nombre de sus ‘patrones’ (o CEO´s) originarios”, avisó. En un sector de la UCR sospechan que la embestida de Morales contra el alcalde es motorizada por Sergio Massa. “Quiere reeditar la convención de Gualeguaychú”, dicen.
Otro aliado de Manes en su debut como candidato es Emilio Monzó, tercer precandidato a diputado nacional en la nómina de la UCR. Hasta ahora, el exarmador de Mauricio Macri era uno de los impulsores del proyecto presidencial de Larreta. De hecho, Nicolás Massot, escudero de Monzó, ocupa una silla en el directorio del Banco Ciudad.
Pero, disconforme con la estrategia electoral de Larreta, Monzó selló un pacto con Manes y buscará impedir un triunfo de Santilli, uno de sus principales rivales en la carrera por la gobernación bonaerense. Larreta no piensa desplazar del Banco Ciudad a Massot, quien se enfrenta al Pro en la tira de concejales en Tigre, ya que piensa en su proyecto para 2023. “El 13 de septiembre los necesitamos a todos adentro”, afirman en el entorno del alcalde. Es que Larreta, como repite en la intimidad, nunca se enoja y cuida sus intereses.
La líder de GEN, Margarita Stolbizer, es otra protagonista principal del juego de intereses cruzados en Juntos por el Cambio. Cuarta en la lista de Manes, la exaliada de Sergio Massa y Roberto Lavagna se sumó a la coalición opositora para competir en las legislativas. Su partido se integró a la fuerza en la provincia y en la Ciudad, donde apoya la lista de Vidal en la interna contra Ricardo López Murphy y Adolfo Rubinstein. Es más, Sergio Abrevaya, referente de Stolbizer en la Ciudad, ocupa el décimo lugar en la nómina de Vidal.
“Manes es disruptivo y pone en duda la idea presidencial de Larreta”, avisó Stolbizer, quien salió a apuntalar a Manes tras el ataque de Lilita.
“Sin duda, esta es una campaña de intereses cruzados”, admite uno de los armadores del larretismo. Y pone como ejemplo la situación de los intendentes Jorge Macri (Vicente López), Diego Valenzuela (Tres de Febrero) o Guillermo Montenegro (General Pueyrredón), quienes tienen que hacer campaña con Santilli, un posible contrincante en la pelea de Pro por la sucesión de Axel Kicillof. La fiscalización y el reparto de boletas ya genera suspicacias.
El cierre de listas electorales fue la primera prueba de fuego para la supervivencia de la principal coalición opositora al kirchnerismo. En una etapa de liderazgo horizontal, el espacio fundado por el Pro, la UCR y la CC logró sellar acuerdos en 21 de los 24 distritos del país –solo se fracturó en La Rioja, Neuquén y San Luis– para competir en las legislativas. Ese balance es presentado como un logro por varios caciques opositores, incluyendo a Larreta, quien entiende que mantener la cohesión interna es muy difícil cuando una fuerza está en el llano.
Sin embargo, otras espadas de Juntos por el Cambio, como la titular de Pro, Patricia Bullrich, creen que la mudanza de Vidal y la interna en Buenos Aires impidieron la posibilidad de competir con listas únicas en muchos distritos del país. Para Larreta, las PASO no serán nocivas para la salud cambiemita. Todo lo contrario, está convencido que ir a internas permitió mantener la unidad.
En el tablero nacional aparecen otras muestras de intereses cruzados. En Neuquén, una de las provincias donde se quebró Juntos por el Cambio, la fuerza de Carrió, socia de Larreta en la Capital, enfrenta al Pro y a la UCR con Carlos Eguía como postulante. En La Pampa, Morales, quien desafía a Larreta con dardos envenenados desde Jujuy, respalda la lista que integran el radical Daniel Kroneberger y Martín Maquieyra, un postulante cercano al alcalde en el distrito. En Córdoba y Santa Fe también hay intereses contrapuestos. En tierras mediterráneas Gustavo Santos (Pro) es aliado de Mario Negri (UCR) y Rodrigo de Loredo, delfín de Lousteau, va con Luis Juez.
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