El príncipe de Japón visitará la Argentina, pero Cristina no estará
Los japoneses parecen no tener buena suerte con Cristina Kirchner. A fines de este mes llegará a Buenos Aires la segunda visita de alta jerarquía de Japón en menos de un año y nuevamente la Presidenta no estará para recibirla en el país.
En septiembre pasado estuvo el primer ministro japonés, Shinzo Abe, en la Argentina y la jefa del Estado se encontraba en Rusia por la cumbre del G-20. Y el 30 de este mes arribará el segundo hijo del emperador Akihito, el príncipe Akishino, que es el tercero en línea de sucesión real, y Cristina Kirchner no podrá recibirlo porque estará de viaje por Cuba y Venezuela para esa fecha.
"Sabemos que no es una buena señal para Japón que la Presidenta no reciba a una visita de alta jerarquía, pero los problemas de la agenda internacional no pueden solucionarse", expresó ayer a LA NACION un destacado funcionario de la Casa Rosada que organiza los próximos viajes de Cristina Kirchner. El 28 y 29, la Presidenta irá a La Habana, para la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), y el 31 se trasladará a Caracas, para el encuentro de presidentes del Mercosur.
El príncipe Akishino estará apenas tres días en Buenos Aires y tenía previsto reunirse con la Presidenta. Pero si la jefa del Estado no modifica su agenda el visitante japonés deberá contentarse apenas con una reunión protocolar con el vicepresidente Amado Boudou.
Para Tokio esta visita es muy relevante porque Akishino es el tercero en la línea de sucesión de la casa real japonesa y cumple con obligaciones fijadas por la Constitución de su país de participar en actividades oficiales. Además, en este caso el príncipe Akishino vendrá a Buenos Aires para conmemorar los 70 años de la firma del tratado de inmigración entre la Argentina y Japón.
La intención original de la diplomacia japonesa era que la Presidenta y el príncipe heredero se reunieran a solas. El padre de Akishino es el emperador Akihito, quien representa el símbolo de la nación nipona y de la unidad de ese pueblo. Si bien los miembros de la familia real no intervienen en asuntos gubernamentales en Japón, creen que la visita de un representante como el príncipe debe ser correspondida por un jefe de Estado.
Fuentes calificadas de la diplomacia japonesa explicaron a LA NACION que Akishino no hablará de temas comerciales entre ambos países y mucho menos de la deuda que la Argentina tiene con el Club de París, del que Japón es miembro. Sin embargo, el heredero del trono podía trasladar impresiones de Cristina Kirchner a la administración política de su país.
Nada de esto será posible a menos que a último momento Cristina modifique la agenda de su viaje por Cuba y Venezuela. Por el momento nada de esto está previsto oficialmente por la Cancillería.
Hace 15 años que un representantes de la casa real de Japón no visitaba la Argentina y el año pasado, cuando arribó a Buenos Aires el primer ministro de Japón para estar en la definición del próximo Comité Olímpico y también sobre dónde se iban a hacer los Juegos Olímpicos 2020, Cristina Kirchner no estaba en el país. Tokio fue elegida próxima sede de los Juegos Olímpicos, pero la diplomacia japonesa no pudo lograr la foto de Cristina con Shinzo Abe en Buenos Aires.
Sin embargo, la presidenta argentina había estado dos días antes en San Petersburgo con el primer ministro japonés, que también estaba en Rusia por la cumbre del G-20. Ambos se cruzaron en un aparte de esa reunión de presidentes e intercambiaron opiniones sobre el rumbo de la economía mundial.
Tras ese encuentro, Cristina Kirchner dijo que era la primera vez que escuchaba hablar a un japonés de déficit. Pero no dijo nada sobre si hablaron de los 9000 millones de dólares que se le deben al Club de París.