En un entorno peronista, Macri pidió mirar hacia adelante y no pensar tanto en la herencia

SAN FERNANDO DEL VALLE DE CATAMARCA.- En solo dos horas, el presidente Mauricio Macri visitó la Catedral Basílica de Nuestra Señora del Valle, recorrió obras inconclusas en el hospital de Niños Eva Perón, estuvo en la 46° Fiesta Nacional del Poncho, emblema de los catamarqueños, pasó raudamente por el Mercado de Abasto municipal y pidió "no esconder las cosas debajo de la alfombra", en una alusión indirecta a la herencia recibida.

No obstante, enseguida añadió: "Pero buscar a los responsables también es una pérdida de tiempo". Se refirió, así, a la necesidad de trabajar en conjunto y mirar hacia adelante, pensando en los desafíos actuales y no tanto en la herencia recibida.

En un breve discurso, el Presidente destacó el sinceramiento que tuvo que hacer el Gobierno en los primeros meses de gestión, para enfrentar las dificultades con las que se encontró al asumir en diciembre.

"Son muchas cosas las que hemos tenido que sincerar en estos meses. Y por eso les he propuesto a los argentinos que vivamos en la verdad, que como Presidente siempre iba a decirles la verdad y que entre nosotros sea moneda corriente decirnos la verdad, porque la verdad construye, por más que algunas veces sea dolorosa", disparó Macri. ante funcionarios provinciales, opositores al gobierno central e intendentes peronistas.

Evitó, de todos modos, herir susceptibilidades -en particular las de su anfitriona, la gobernadora Lucía Corpacci, quien lo escoltó en todo momento- e insistió en dedicar el tiempo a buscar formas creativas para superar los problemas.

Ayer fue la primera visita del Presidente a Catamarca. Ni siquiera en la campaña electoral había llegado a esta provincia. Ahora, el Presidente se mostró amigable con Corpacci, agradeció su hospitalidad, tanto para con él como para con la vicepresidenta Gabriela Michetti, quien estuvo en la inauguración de la Fiesta del Poncho hace apenas una semana, y le prometió trabajar "juntos para construir un país federal no más centralista".

En ese ambiente de cordialidad, Corpacci logró arrancarle promesas a Macri. "Hablamos [con la gobernadora] de varias obras dentro del Plan Belgrano, para hacer crecer el norte argentino y detener la pobreza. Obras de riego, rutas, ferrocarriles, escuelas, jardines de infantes y también del hospital de Niños [obra paralizada hace un largo tiempo], que nos hemos comprometido a terminar antes de fin de año", anunció.

Con el tradicional poncho catamarqueño sobre sus hombres, Macri llamó a convertir a la provincia "en un polo de energía solar y eólica", y a los catamarqueños en los artífices de su desarrollo. "Ustedes tienen una gran oportunidad de desarrollo, todo eso queremos potenciar. Yo creo en cada uno de los catamarqueños, en lo que son capaces de hacer. Queremos darles las herramientas para ese crecimiento. Catamarca tiene una gran oportunidad de desarrollo", enfatizó el Presidente.

"Queremos una Catamarca fuerte y espero que realmente trabajemos juntos y mucho en los próximos años. Mi pedido no es el sacrificio, sino es el esfuerzo personal de cada catamarqueño", arengó al finalizar el breve y único discurso que brindó en Catamarca, en el Predio Ferial, donde mantuvo contacto con artesanos locales y tejedoras de la fábrica de alfombras de la provincia. A todos felicitó por "su maravillosa tarea".

El único aliado radical que estuvo al lado del presidente fue el ex gobernador y actual diputado nacional, Eduardo Brizuela del Moral, quien tuvo que moverse en solitario, en medio de los principales referentes de las distintas líneas del peronismo local, como el senador nacional Dalmacio Mera y el intendente de la Capital (ex kirchnerista y ex massista), Raúl Jalil. Atrás y en segunda fila quedaron los dirigentes radicales, aliados del Pro, y más lejos, un puñado de militantes boinablancas con pancartas, que vivaron al Presidente.