Fuerte rechazo de políticos e intelectuales a la defensa que hizo Javier Milei del falso video de Macri
Distintas voces consultadas por LA NACION cuestionaron el intento del Presidente de amparar en la libertad de expresión la difusión de las imágenes creadas con inteligencia artificial
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Un fuerte rechazo generó en la oposición y en el campo periodístico e intelectual las declaraciones del presidente Javier Milei, que se amparó en la libertad de expresión para defender la difusión del video falso creado con inteligencia artificial, que con la imagen y la voz apócrifa de Mauricio Macri intentó confundir al electorado porteño horas antes de los comicios.
Dirigentes políticos y voces del mundo del pensamiento consultados por LA NACION encuadraron el episodio en un intento de fraude electoral, con la intención de hacer daño, como expresión de “la campaña sucia”, más que en el campo de la libertad de expresión.
Con este antecedente y con vistas a las elecciones nacionales de octubre, el diputado nacional Julio Cobos (UCR-Mendoza) presentó un proyecto de ley para garantizar la protección del régimen electoral frente “a la desinformación generada por contenidos manipulados”.

“La libertad de expresión está por encima de todo eso. Es una locura, eso de ir a perseguir a los que están en las redes sociales”, dijo Milei el martes por la noche, en diálogo con LN +, al denunciar que las críticas al video difundido por cuentas libertarias esconden el intento de “cercenar la libertad de expresión”.
En un mensaje claro, el presidente de la Comisión de Libertad de Prensa e Información de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), Daniel Dessein, dijo a LA NACION que “la libertad de expresión no implica ausencia de responsabilidad ulterior”.
“La difusión de videos falsos, con capacidad de afectar el discernimiento sobre las opciones de un acto electoral, genera un daño profundo en la dinámica democrática. Ese perjuicio está previsto en el Código Nacional Electoral, que prohíbe la inducción a votar en un sentido a través de engaños. Por otro lado, el uso de la imagen y la voz de un tercero sin su consentimiento contraviene artículos del Código Civil y de la ley de propiedad intelectual”.
Para Dessein, es “inverosímil la hipótesis de que el retuiteo de los deepfakes de Mauricio Macri y Silvia Lospennato por parte de destacados referentes de la Libertad Avanza se haya hecho sin el conocimiento de su falsedad”.
“La capacidad de sus cuentas de impulsar su viralización entre millones de usuarios –añadió- los convierte en canales eficientes para una afectación de la voluntad electoral. La tesis presidencial de que no se trató de una violación de las reglas de juego, sino de una broma, exige una interpretación demasiado laxa de lo que concebimos como humor”.
Una excepción al rechazo generalizado de la justificación que hizo el primer mandatario fue la opinión del académico y economista Alberto Benegas Lynch (h.). Ante la consulta de LA NACION, expresó: “Comparto la opinión del presidente Milei, que cada cual se exprese como lo estime conveniente, lo cual no quiere decir que todo esté bien. La Justicia es el camino para quienes consideren que su derecho ha sido vulnerado o que critique lo expresado vía el medio que prefiera”.
En tanto, la diputada nacional Karina Banfi (UCR-Buenos Aires) puso en duda los dichos de Milei sobre la libertad de expresión en redes sociales tras la difusión del video falso contra Mauricio Macri. “No se trata de libertad de expresión, sino de un fraude electoral que distorsiona la realidad y vulnera el derecho a una información veraz sobre los candidatos”, afirmó.
Según Banfi, ese tipo de contenidos afecta directamente el proceso de representación democrática. “Cuando se manipula la información en campaña, se condiciona el voto y se limita, en los hechos, la libertad de expresión”, dijo la legisladora, quien integra la Comisión de Libertad de Expresión de la Cámara baja.

“Me parece una barbaridad. Libertad de expresión es respetar las opiniones de los periodistas, cosa que el Presidente no hace. Aceptar este tipo de maniobras para tratar de cambiar la voluntad de los electores me parece una falta de respeto, eso no es libertad de expresión”, expresó el senador nacional Pablo Blanco (UCR -Tierra del Fuego).
Las afirmaciones del Presidente fueron refutadas también por el diputado nacional Pablo Carro (Unión por la Patria), presidente de la Comisión de Comunicaciones e Informática de la Cámara baja. Consultado por LA NACION, dijo que “la libertad de expresión es uno de los derechos fundamentales más denostados por el presidente Javier Milei”.
“Fundamentalmente –explicó-, hace uso de una doble vara respecto de la conversación pública; en el caso de los videos fake de Mauricio Macri, invoca el ejercicio absoluto de la libertad de expresión y sostiene que ‘no hay que perseguir’. Sin embargo, cuando esas expresiones públicas tienen como destino su gestión de gobierno o su persona, el que persigue es él. Lo hace abiertamente, amenaza a periodistas con nombre y apellido, les inicia causas judiciales, los quiere silenciar. Lisa y llanamente”.
Carro sostuvo que “los videos emitidos en plena veda electoral mostraban una clara suplantación de identidad utilizando inteligencia artificial y por ello la justicia porteña investiga a los tuiteros del entorno presidencial. En el caso de las denuncias a periodistas, Milei no solo opinó haciendo ejercicio de su libertad de expresión, sino que usó su cargo para pedirle a la Justicia que aplique reglas sobre calumnias e injurias. Dos fiscales ya determinaron que no hubo delito. Son periodistas, haciendo su trabajo. El problema es que al Presidente no le gustaron sus opiniones”.

El diputado peronista consideró que “el Gobierno considera que la libertad de expresión es lo que Milei dice que es, y no otra cosa. Usa su investidura para llevarse todo puesto, quiere imponer su relato y, al mismo tiempo, ejerce e incita un odio que ya tiene consecuencias para muchos argentinos en su vida cotidiana. La situación es preocupante; están siendo erosionados los valores democráticos fundacionales de nuestro país”.
A Fernando Carbajal (Democracia para Siempre-Formosa), los dichos de Milei le generan “enorme preocupación, porque hay una contracara de la libertad de expresión, que es la responsabilidad en el ejercicio de esa libertad”. El diputado y exjuez federal afirmó, en ese sentido, que “la libertad de expresión no implica el derecho a hacer daño y el derecho a mentir, sino decir las cosas y asumir las responsabilidades consecuentes”.
“Estos son actos de mala fe, que se constituyen en verdaderos ataques contra el sistema democrático. Lo que sucedió horas antes de las elecciones porteñas claramente afecta la calidad del sistema democrático", dijo Carbajal.
Para la diputada Marcela Passo (Unión por la Patria-Buenos Aires), detrás del video se visualiza “la intencionalidad de hacer daño, por parte de quienes se esconden detrás del anonimato haciendo uso de nuevas tecnologías”. Estimó que “es cierto que esas tecnologías existen, que están al alcance de la mano y que en algún momento vamos a tener que tratar de encontrarle la vuelta también para regularlas”. Y afirmó que “de ninguna manera se los puede justificar detrás del argumento de la libertad de expresión”.
Por su parte, el diputado Christian Castillo (Frente de Izquierda-Buenos Aires) advirtió que el tema es preocupante, máxime cuando se sospecha que detrás de la divulgación de un video falso se encuentra el Estado. “Cuando están alentados desde el Estado, es obvio que no se puede tomar livianamente, porque tiene toda una maquinaria que los reproduce y ya no es libertad de expresión sino campaña sucia".
“Contenidos manipulados”
El proyecto presentado por Cobos define con ese carácter “cualquier contenido audiovisual o sonoro creado o alterado digitalmente, que induzca a una persona razonable a creer falsamente que representa hechos o expresiones reales de la persona que aparece en el contenido”. Y prohíbe expresamente los “contenidos engañosos”, que puedan inducir a error respecto de la autenticidad del mensaje. Añade que las plataformas deberán habilitar mecanismos accesibles para poder denunciar contenidos engañosos.
Cobos argumenta en su propuesta que “la Argentina enfrenta en los próximos meses su primer proceso electoral en un contexto de inteligencia artificial generativa, donde la desinformación impulsada por esta tecnología puede contaminar de forma inédita los ecosistemas informativos”.
Y, basado en el antecedente del video apócrifo de Macri, advierte que “esta clase de contenidos puede difundirse viralmente y afectar la voluntad del electorado o socavar la confianza en los resultados de los comicios”.
“Trump lo hace; Milei, no”
El profesor Fernando Ruiz, miembro de la Academia Nacional de Periodismo, consideró que “un presidente solo tiene que hacer una cosa para que el pueblo pueda estar realmente informado: dar conferencias de prensa abiertas. Trump lo hace; Milei, no”.
“No acepta hablar con periodistas que no tengan cierta afinidad. Parece no aceptar las críticas y los otros se tienen que bancar sus insultos. Claro que hay que defender la libertad de expresión, por eso no hay que convertirla en un chiquero”, señaló Ruiz, ante una consulta de LA NACION.
Categórico, el director ejecutivo de Poder Ciudadano, Pablo Secchi, dijo que “la libertad de expresión no tiene nada que ver con la posibilidad de crear contenido falso para confundir a propósito al electorado, para beneficiar a una agrupación política en particular”.
“La Justicia tiene que actuar fuertemente para que este tipo de acciones no se vuelva recurrente”, señaló Secchi.
Evaluó, además, que “el episodio es grave porque se orquestó pocas horas antes de la elección, en medio de la veda electoral, con lo cual había poco tiempo para desmentirlo, y poco margen para que actúe la Justicia” horas antes de la elección.
El politólogo Vicente Palermo sostuvo que “la brutalidad y la incoherencia de amparar la infamia en la libertad de expresión por parte de un Presidente es patente”.
Consideró que el líder de La Libertad Avanza está “en su etapa del síndrome de Hubris y eso incluye sentirse todopoderoso”. Estimó que “se enceguece y cree que está por encima de todo, de la ley, de lo fáctico y de la palabra: puede decir, sin el menor control, lo que quiere, porque su palabra es la ley”.
Palermo, miembro del Club Político Argentino, sostuvo que “Milei no es un maximizador de poder, presa de una sed insaciable de despotismo, sino algo más peligroso: un sicópata que cree en su misión, un mesiánico que está viviendo su Hubris, por eso para él vale todo”.
En ese análisis, el politólogo afirmó que “el Presidente considera que no tiene la menor importancia usar la libertad de expresión para defender una infamia y, al mismo tiempo, acusar a los periodistas de ser lo peor”.
“La resultante es que Milei puede considerar que diga lo que quiera será premiado, como en las elecciones del domingo. Puede creer que es impune su incoherencia y es premiada su exaltación”, concluyó Palermo.
El periodista Jorge Sigal también cuestionó la interpretación del Presidente. “La libertad de expresión, consagrada en la Constitución, no es una licencia para decir o hacer cualquier cosa. Así como el Estado debe garantizar su ejercicio sin restricciones, evitando presiones o represalias a quienes lo ejercen, aquellos que hacen uso de esa facultad no tienen carta franca para decir o hacer cualquier cosa: no borra otros derechos también protegidos por la ley”.
“Una noticia falsa o una falsificación -como fue el caso del video trucado del expresidente- nos coloca en una zona delicada y peligrosa. Sin dudas, las redes representan un nuevo desafío, ya que existen baches legales que deberán discutirse, pero el concepto de verdad no puede ser rifado así porque sí”, agregó Sigal.
Y prosiguió: “Es muy grave que sea el presidente de la Nación quien confunda libertad de expresión con la libre propalación de noticias truchas. Resulta inaudito y peligroso”.
Con la colaboración de Laura Serra y Delfina Celichini
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