La jugada de los gobernadores: mensajes de advertencia al Presidente, con el tono político de Cristina

“Lo que queremos es que gobiernen bien”. La frase pertenece a un gobernador del PJ con terminal en la Casa Rosada que, sin embargo, advierte que la gestión nacional no está contribuyendo en el plano económico, ni en el político, a que los mandatarios aseguren su reelección en 2023. El mensaje con reprimenda pareciera dirigido tanto a Alberto Fernández como a Cristina Kirchner, pero ni bien se escarba un poco queda claro que la vicepresidenta resulta favorecida por el núcleo duro de los mandatarios peronistas.

Tanto es así, que el documento conjunto que emitieron desde Resistencia incluye los mismos cuestionamientos a la política económica de Martín Guzmán que suele hacer Cristina tanto en sus apariciones públicas como, especialmente, en reuniones privadas en su despacho del Senado. La expresidenta está tan preocupada que recibió, en ese ámbito, al economista Carlos Melconian, cercano a su rival acérrimo Mauricio Macri.

Pero sus interlocutores más habituales son dos gobernadores: el bonaerense Axel Kicillof y el chaqueño Jorge Milton Capitanich. Son justamente quienes más empujaron el armado de la “liga de gobernadores” como un espacio que pretende constituirse por encima de la grieta entre peronistas y cambiemitas, pero que no puede ocultar la sombra de la vicepresidenta en el backstage del bordado político federal.

Las demandas de los gobernadores son, de hecho, funcionales a los berretines internos de la presidenta del Senado. Para que se entienda: las provincias no solo se quejan de la falta de ejecutividad en la gestión del Gobierno nacional, sino también de cierta ineficacia del Congreso en la sanción de leyes importantes para el entramado productivo del interior del país, como la de “agrobioindustria”. El teléfono, en ese caso, suena en el despacho de Sergio Massa, ya que en la Cámara de Diputados no avanzan con proyectos que, en el Senado, se aprueban con votos del kirchnerismo y sus aliados.

Ahí aparece el activo que mostraron en Chaco los gobernadores del PJ, ya que lograron sumar a Arabela Carreras, de Juntos Somos Río Negro, una fuerza provincial que aparece como aliada del oficialismo en no pocas ocasiones tanto en el Senado como en la Cámara baja. En la misma línea se puede ubicar al misionero Oscar Herrera Ahuad, del Frente Renovador de la Concordia cuyo auténtico jefe político es Carlos Eduardo Rovira, apodado “el driver” (el conductor) por su tropa en la provincia mesopotámica. La “rosca” federal quedó renga, solamente, en la idea de sumar a otro referente provincial, el neuquino Omar Gutiérrez (MPN).

Pero los peronistas del Frente de Todos especulan con que los gobernadores que no tienen un paraguas nacional de cara a 2023 se terminarán acercando a “la liga”. Apuntan a sumar a Juan Schiaretti, el máximo exponente del “cordobesismo” desde la muerte de José Manuel de la Sota. Aunque “el gringo” parece más cercano a las posiciones de Juntos por el Cambio, a juzgar por las posiciones que asumen los legisladores de Córdoba Federal tanto en Diputados como en la Cámara alta.

No obstante, el mensaje que se preocuparon por transmitir los gobernadores desde la capital chaqueña es que buscarán propiciar la “unidad nacional” y hacer a un lado las “disputas de poder”, de modo tal que se puedan “revolver los problemas” que arrastra el país. Con ese discurso, que expresó “Coqui” Capitanich, los mandatarios se posicionaron como una reserva política para amortiguar una eventual crisis que sobrevenga en Buenos Aires.

La pelea explícita entre el Presidente y la vice, el bloqueo de la gestión como consecuencia de ello y la imposibilidad del Congreso para tomar la posta dado el “empate legislativo” entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio formó parte del análisis que llevó a los gobernadores a reflotar “la liga”. Lo hicieron con una decena de reuniones secretas en el Consejo Federal de Inversiones (CFI) porteño, hasta que se filtraron las primeras definiciones del grupo. Por caso, una idea que casualmente planteó Kicillof para descentralizar los planes sociales, que luego retomaría Cristina con su pedido público para eliminar la intermediación de las organizaciones sociales.

En medio de especulaciones en torno a la posibilidad de que los gobernadores impulsen a uno de los suyos como candidato a presidente en 2023, la cumbre de Chaco fue realmente una mala noticia para Alberto Fernández, que buscó recostarse en los mandatarios provinciales para equiparar fuerzas con la vicepresidenta. Pero ahora empieza a ser más evidente que Cristina también talla entre los gobernadores, pese a los esfuerzos de Capitanich y compañía por presentarse como independientes.

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