Cuadernos de las coimas: las constructoras más grandes, complicadas
Carlos Wagner -mandamás por años de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco) durante los años del kirchnerismo en el poder- se convirtió ayer en un símbolo. Nombrado en el Lava Jato brasileño, los Panama Papers y ahora en el caso de los cuadernos de las coimas se arrepintió ante la Justicia por haber pagado coimas y arrastró consigo al llamado Club de la Obra Pública.
Sin embargo, a pesar de ser dueño de una importante empresa contratista de la obra pública (Esuco), Wagner fue solo un gerente, un coordinador, entre otras grandes de la llamada "patria contratista" que en estos días desfilan ante la Justicia.
El caso más resonante fue quizás la admisión ayer de que Techint, la firma que dirige Paolo Rocca, pagó coimas a los Kirchner. "Para salvaguardar la integridad física y la repatriación de más de 200 empleados del Grupo Techint y sus familiares en Venezuela, que vivían un contexto amenazante durante el proceso de nacionalización y traspaso hostil de Sidor por parte del régimen chavista", dijo en su indagatoria Luis Betnaza, director institucional corporativo del Grupo Techint, que tiene significativos intereses en la Argentina, Brasil, México, y Estados Unidos, entre otros muchos países.
Techint, la empresa más importante de la Argentina, tiene varios satélites, entre ellos Tenaris, Ternium, Tecpetrol y Techint Ingeniería y Construcción, que firmó cinco contratos con el kirchnerismo: un tramo del Gasoducto del Nordeste(adjudicado en 2014 por tramo Formosa); trabajos de montaje de cañerías de la central nuclear Atucha II (2007); pavimentación de 31 km de ruta nacional 3 (2004), 33 km de ruta nacional 14 (2007) y reparación y mantenimiento de 105 km de ruta nacional 40 (2005).
Electroingeniería (están presos Gerardo Ferreyra y Jorge Guillermo Neira) fue una de las firmas favoritas durante el kirchnerismo. La empresa cordobesa fundada por Osvaldo Acosta con poca participación antes de 2003 en la obra pública explotó de la mano del kirchnerismo (Ferreyra compartió celda con Carlos Zanini en los 70). Tanto que llegó a desplazar a la Impsa, de los Pescarmona (también implicada en el caso de los cuadernos), en la licitación de las represas Néstor Kirchner y Jorge Cépernic en una UTE con empresas chinas, actualmente en suspenso.
Iesca, la firma que hoy pertenece a Marcelo Mindlin, fue en su momento la nave insignia de los Macri, hasta que Franco (padre del Presidente) se la vendió a Ángelo Calcaterra, el segundo arrepentido público de haber pagado coimas a Roberto Baratta. La constructora forma parte de la unión de empresas en el millonario soterramiento del Sarmiento (comparte proyecto con la sospechada internacionalmente Odebrecht). Cuando Calcaterra vendió la firma a Mindlin, tenía una facturación de entre US$300 y US$400 millones por año y 3000 empleados.
Isolux Corsán es una constructora española especializada en energía, construcción y concesión de grandes infraestructuras. En la Argentina, durante el período que se investiga, participó en contratos por 4800 millones de euros. Se destacan, entre otros, una línea de interconexión eléctrica conocida como NEA-NOA y la construcción de centrales eléctricas en Río Turbio, escándalo que llevó a Julio de Vido tras las rejas.
El Grupo Roggio es una constructora con casi 100 años en el país. Muchos, la identifican con la concesión del subterráneo porteño, pero en rigor aparece en otros trabajos clave de ingeniería, transporte, servicios ambientales, y agua y saneamiento. En mayo pasado, el juez federal Sebastián Casanello procesó a Wagner, Aldo Benito Roggio (BRH) y Tito Biagini (titular hasta 2016 de José Cartellone Construcciones Civiles), en la causa Odebrecht en la Argentina.