
Massera no obtuvo réplicas por sus graves afirmaciones
Indiferencia: el Presidente dijo que los dichos del ex almirante eran "fuegos de artificio"; retractación y disculpas del marino.
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La nueva aparición del ex almirante Emilio Eduardo Massera atacando, con llamativa provocación, a la dirigencia política y a generales del Ejército, sacudió ayer el ámbito militar, pero no produjo reacciones.
Desde temprano, en despachos de las tres Fuerzas Armadas hubo reuniones para analizar los dichos del ex miembro de la Junta Militar que tomó el poder en 1976.
Con la difusión de la retractación parcial de Massera, por la mañana, los ánimos, especialmente en el Ejército y en la Armada, recobraron la tranquilidad. En ambas fuerzas se optó por evitar cualquier referencia pública al asunto. Fuentes del Ejército y de la Casa Rosada coincidieron ayer en afirmar que no hubo contactos entre Menem y Balza para analizar los dichos con los que Massera se había referido anteayer a los hombres de esa fuerza.
El ex almirante dijo que hay "generales homosexuales que no saben lo que dicen"; cuestionó al titular del Ejército y al jefe de la Armada, almirante Carlos Marrón, al considerar que "son ridículos". Además, habló de la presunta condición de "homosexual" de un comandante al que evitó identificar.
A las pocas horas, llegaron el arrepentimiento y la retractación. Massera pidió "disculpas" a quienes se hubieran sentido ofendidos unas horas antes. "Se fue de boca" y ahora "está arrepentido", dijo su abogado, Pedro Bianchi.
A esa altura, en los despachos militares el análisis era coincidente: "No se puede hacer nada con Massera", porque está afuera de las estructuras de las Fuerzas Armadas. "Ya no es militar", se recordó.
En ese mismo ámbito se observó que el destino de los ataques del ex almirante fue claro: "Afectar a los actuales jefes de Estado Mayor, cuyas políticas no comparte".
No resulta difícil advertir la diferencia de los métodos empleados por la última dictadura militar, de la cual Massera fue uno de sus mayores exponentes, con la política que el Gobierno actualmente impulsa en las Fuerzas Armadas.
Serenidad
El secretario de Asuntos Militares, Jorge Pereyra de Olazábal (a cargo del Ministerio de Defensa por el viaje del ministro Jorge Domínguez a París), habló ayer con los tres jefes militares.
"Los jefes de Estado Mayor tienen un fuerte respaldo del Presidente. Pese a lo que se dice, hay serenidad en las Fuerzas Armadas", aseguró el funcionario, consultado por La Nación .
Pese al complicado clima que evidenció en los últimos días la relación político-militar, Domínguez decidió viajar a Francia con su familia el último sábado, seguro de que se abriría una impasse en el caso Videla. El ministro asiste a partidos del Mundial de fútbol.
El diagnóstico, finalmente, no fue tan exacto. La irrupción de Massera para referirse a la detención de su ex colega en la Junta Militar, por la apropiación de niños nacidos en cautiverio, encrespó aún más los ánimos de algunos políticos y de sectores militares que aguardan con expectativa las próximas decisiones judiciales.
Menem consideró que los dichos de Massera fueron "fuegos de artificio" que están "fuera de lugar". El ministro del Interior, Carlos Corach, evitó referirse al tema diciendo que las expresiones del ex militar "no tienen entidad".
Uno de los políticos a los que apuntó Massera en sus dichos, el vicepresidente Carlos Ruckauf, destacó ayer que "tener cierto tipo de enemigos a uno lo honra".
Desde el radicalismo, el ex presidente Raúl Alfonsín consideró que tanto Massera como Videla "deberían estar en la cárcel" de la que salieron por el indulto dictado por Menem.
En la mañana de ayer, el abogado Ricardo Monner Sans presentó una denuncia contra el ex almirante por apología del crimen, amenazas contra el orden constitucional y actitudes discriminatorias.




