Menem destituyó a Astiz de la Armada
Se le aplicó la pena máxima prevista por la justicia militar; pierde el grado y el salario
El presidente de la Nación, Carlos Menem, comunicó ayer sorpresivamente en Aeroparque que se había decidido adoptar la pena máxima contemplada en el código de justicia militar contra el capitán de fragata Alfredo Astiz, que implica la destitución de la fuerza, "por provocar con su actitud inconsulta e irresponsable una situación de gravísima repercusión social y política".
Por el mismo decreto se sancionó al capitán de navío (RE) Aurelio Carlos Martínez a 180 días de arresto, en una unidad militar, por "posibilitar con su intervención la generación de una situación gravísima".
Esos fueron los cargos con los cuales la justicia militar instruyó el sumario luego de que Astiz hiciera controvertidas declaraciones al semanario "trespuntos", en el cual se autodefinió como "la persona mejor capacitada para matar a un político o a un periodista".
El pedido de destitución fue formulado por el Presidente al comandante de la fuerza, almirante Carlos Marrón.
De ahora en más, Astiz no cobrará salarios ni indemnizaciones. Se convierte en un ciudadano civil.
Al cierre de esta edición, el ex oficial permanecía detenido en dependencias del Edificio Libertad.
Astiz fue sancionado con la pena de destitución
Lo comunicó ayer el presidente Menem; otras sanciones
A partir de ayer, y por decreto presidencial, Alfredo Astiz se convirtió en un civil más, ya que fue destituido de su cargo, lo que implica haber perdido su rango militar y sus ingresos como retirado de la Armada.
La decisión fue anunciada sorpresivamente en el sector militar del aeroparque metropolitano, instantes antes de que el presidente Carlos Menem viajara a Paraguay para asistir a la inauguración de la nueva sede de la Confederación Sudamericana de Fútbol.
Acompañado por el ministro de Defensa, Jorge Domínguez, y el jefe de la Armada, almirante Carlos Marrón, el presidente Menem confirmó la pena máxima contemplada en el código militar que se le impuso a Astiz y el levantamiento de los 60 días de arresto que, el jueves de la semana última, se le habían aplicado como primer paso para una sanción definitiva.
También informó que el otro marino ya sancionado por las controvertidas declaraciones del otrora "Angel rubio", el capitán de navío (RE) Aurelio Carlos "Za Za" Martínez, que se encontraba bajo arresto domiciliario por 30 días, deberá ser trasladado a un penal militar para cumplir una nueva detención, pero por 180 días (ver comunicado de la Armada en esta misma página).
En un breve contacto con el periodismo, Menem justificó ambas sanciones al indicar que Astiz brindó una entrevista (a la revista "trespuntos") sin autorización de la superioridad, que dio lugar a la publicación de un artículo periodístico que provocó una grave repercusión social y política en el ámbito nacional.
El decreto es más duro sobre Astiz, al justificar la sanción de"destitución por provocar con su actitud inconsulta e irresponsable una situación de gravísima repercusión social y política que afecta seriamente el prestigio de la Armada y otras instituciones".
Seis meses de prisión
La ampliación del plazo de detención de Martínez, ex edecán presidencial en los días de María Estela Martínez de Perón y ex titular de la Dirección Nacional de Migraciones durante el primer gobierno de Menem, se debió a considerarlo un nexo indispensable para la materialización del reportaje, sin poner en conocimiento del mismo a las autoridades militares correspondientes.
La firma del decreto Nº 83/98 fue el final del sumario iniciado por el juez de instrucción militar especial N¼ 1, vicealmirante Carlos Luis Alfonso, hace casi una semana.
El juez militar elevó anteayer su resolución, en la que anticipaba la destitución de Astiz, a la junta de almirantes que sesionó en forma reservada y durante más de cuatro horas en el edificio Libertad, la sede de la Armada.
El almirantazgo no sólo convalidó la propuesta del vicealmirante Alfonso, sino que ratificó "el más enérgico rechazo a toda conducta que convoque a recrear pasadas antinomias y compromete su acción en el presente, como en los casi tres últimos lustros en los que el sistema democrático y el imperio de la Constitución, definitivamente instalados en la sociedad argentina, han encontrado a las conducciones y hombres de la Armada, dando muestras inequívocas de respeto a la ley y lealtad a la Carta Magna".
El pensamiento de la Armada no sólo fue mencionado al presidente Menem, poco antes de que firmara el decreto de destitución de Astiz, sino que formó parte de un comunicado mediante el cual la institución confirmaba la medida procesal.
En la mañana de ayer, el jefe de la Armada transmitió al ministro de Defensa los elementos sustentables para que el Presidente, en su condición de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, pudiera decretar la destitución de Astiz.
La Nación pudo saber anoche que la redacción de la medida fue efectuada en la cartera de Defensa y que la firma presidencial fue estampada por Carlos Menem en el Aeroparque instantes antes de comunicar al periodismo la destitución de Astiz.
Contrariamente a lo que suele suceder en la Casa Rosada ante un decreto presidencial, ayer, apenas Menem anunció la destitución de Astiz y la extensión de prisión de Martínez, la norma fue distribuida rápidamente.
En sus considerandos, la norma presidencial sostiene que tanto Martínez como Astiz "no pudieron razonablemente ignorar las consecuencias que necesariamente se derivarían de las conductas que respectivamente asumieron".
Además, se indica que "los hechos comprobados mediante los elementos reunidos en el sumario militar (la veracidad del contenido del reportaje) configuran graves infracciones disciplinarias".
El fin de la protección, una medida postergada
El presidente Carlos Menem decidió ayer colocar a la cuestionada figura del ahora ex capitán de fragata, Alfredo Astiz, fuera de la Armada, que siempre lo protegió.
Se trata de una decisión que sólo el Poder Ejecutivo podía tomar. Pero, en los hechos, constituyó una medida que emergió desde el interior de una estructura naval, deseosa por desprenderse del antiguo lastre dejado por la oficialidad vinculada con la violenta e ilegal represión ocurrida durante la última dictadura.
Tal como informó La Nación , la conducción de la Armada estaba utilizando este resurgimiento de amenazas contra el sistema democrático, producto de los dichos de Astiz y del aporte del fantasma masserista, para "profundizar la limpieza" y "autodepurarse".
Sólo de esa manera, evitando futuras interferencias de sectores que añoran los tiempos de la ilegalidad, podrá la conducción naval "avanzar democráticamente", como, según dicen los marinos en actividad, intentan hacerlo en los últimos años.
El consejo de almirantes, los 20 jefes navales encabezados por el titular de la Armada, almirante Carlos Marrón, recibió anteayer el informe del juez de instrucción militar, vicealmirante Carlos Alfonso, y lo analizó durante cuatro horas.
Fuentes de la institución, dijeron a La Nación que el sumario producido, tras veinte horas de interrogatorio a Astiz, sirvió para que el magistrado descartara un delito e interpretara que el ex capitán debía ser castigado por dialogar con una periodista, comprometiendo seriamente a la Armada.
El contragolpe
La propuesta de los almirantes a Menem fue la "destitución de Astiz", máxima pena aplicable por una falta disciplinaria.
La aparición pública del "ángel rubio", exaltando sus capacidades para terminar con la vida de políticos o periodistas, significó un duro golpe para el jefe naval y su esfuerzo por mejorar la imagen de la Marina.
El contragolpe de Marrón fue, entonces, quitarle la protección que se le brindaba a Astiz evitando así que fuera perseguido, golpeado en lugares públicos o acorralado en cualquier esquina de la ciudad.
La Armada le dio alojamiento en el Hotel Naval para que se moviera dentro de un entorno de marinos. Y, en algún momento, lo incorporó, secretamente, en el área de inteligencia. Sus pares decían que había que protegerlo porque fue la Armada quien lo puso alguna vez en problemas.
Sin embargo, el vínculo se cortó por la irresponsabilidad del propio Astiz. "Ahora es un hombre común", decían ayer algunos marinos. Pero Astiz, hace veinte años que perdió esa cualidad, cuando comenzó a utilizar el apellido "Niño" para infiltrarse en reuniones de familiares de desaparecidos.
La incorporación de Astiz a la vida civil será como una mancha de aceite flotando sobre el agua. Sin uniforme, sin amparo militar, comenzará a purgar desde hoy la peor de las penas: rechazo perpetuo.